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TIENE RAZON

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20<br />

EUSEBIO VAL<br />

Desde Washington<br />

critica de la argentina<br />

Sábado 5 de abril de 2008<br />

Chelsea Clinton quiere evitar<br />

a toda costa que la mayor<br />

crisis sufrida por su familia<br />

–el escándalo Lewinsky– retorne<br />

como un fantasma y les dañe de<br />

nuevo. De ahí que, por segunda<br />

vez en pocos días, la hija de la candidata<br />

demócrata haya rechazado<br />

sin contemplaciones, con un tajante:<br />

“¿Y a vos qué te importa?”, una<br />

pregunta sobre aquel affaire de su<br />

padre con la becaria.<br />

Chelsea y su abuela, la octogenaria<br />

Dorothy Rodham, comenzaron<br />

a aparecer en los mitines de Hillary,<br />

en Iowa, como meras acompañantes<br />

mudas. Pero su protagonismo<br />

aumentó al comprobarse que la<br />

candidata flaqueaba ante Barack<br />

Obama. La anciana madre le dedicó<br />

elogios en spots televisivos y<br />

Chelsea inició su propio circuito de<br />

mitines, sobre todo en universidades,<br />

para contrarrestar el apelativo<br />

electoral de Obama entre los jóvenes.<br />

A sus 28 años, diplomada en<br />

Historia en Stanford, Chelsea ha<br />

demostrado una notable capacidad<br />

dialéctica. El maratón de primarias<br />

le ha hecho abandonar temporalmente<br />

su trabajo en una consultoría<br />

empresarial en Manhattan,<br />

donde vive.<br />

El primer encontronazo con el<br />

fantasma de Monica Lewinsky<br />

se produjo ante estudiantes en la<br />

Universidad de Butler, en Indiana,<br />

donde se vota el 6 de mayo. Un asistente<br />

le preguntó si aquel escándalo<br />

dañó la credibilidad de su madre,<br />

pues durante semanas ella insistió<br />

con que todo era una “vasta conspiración<br />

derechista” para hundir a<br />

su marido. “¡Guau, eres la primera<br />

persona que me ha hecho esta pregunta,<br />

y he estado en unos setenta<br />

campus universitarios!”, contestó<br />

una Chelsea sorprendida por el<br />

atrevimiento.<br />

“Pienso que... ¿a vos qué te importa?”,<br />

le contestó. El estudiante<br />

declaró luego que era un simpatizante<br />

de Hillary y que sólo inten-<br />

OPINIÓN<br />

Christopher Hitchens<br />

El vapuleo que le infligieron a la senadora<br />

Hillary Clinton por su flagrante, histérica,<br />

repetitiva, patológica mentira en relación con<br />

su visita a Bosnia debería ser mucho más pesado de lo<br />

que fue. También habría que formular más exigencias,<br />

pues hubo algo más que una simple mentira.<br />

Hay dos clases de engaños deliberados y<br />

premeditados, comúnmente conocidos como<br />

suggestio falsi y suppressio veri. (Ninguno de ellos<br />

está cubierto por la mentirosa afirmación adicional<br />

de haber sido mal pronunciado o mal interpretado).<br />

El primero involucra lo que parece más obvio<br />

en el caso presente: formular un relato de<br />

acontecimientos falso o engañoso. Pero el segundo,<br />

y quizás el más serio, significa que el mentiroso en<br />

cuestión también ha intentado ocultar algo que<br />

realmente es verdad.<br />

Examinemos cómo la senadora Clinton se las ha<br />

arreglado para cometer transgresiones a la verdad<br />

y a la decencia y cómo al hacer eso ha competido, si<br />

no superado, al inhabilitado para el ejercicio de la<br />

abogacía y perjuro, su marido y tutor, Bill Clinton.<br />

Recuerdo haber llegado al aeropuerto de Sarajevo<br />

en el verano de 1992 luego de un vuelo agonizante<br />

en un avión de asistencia de las Naciones Unidas<br />

que tenía que realizar maniobras para evitar el<br />

fuego de la artillería antiaérea serbia. Mientras me<br />

encorvaba para cubrir la distancia hasta el terminal,<br />

cayó cerca de mí un proyectil de mortero.<br />

El terrible sonido que hizo todavía lo recuerdo.<br />

mundo<br />

CHELSEA CLINTON ODIA QUE LE HABLEN DE LA LEWINSKY<br />

“¿A vos qué te importa?”<br />

La hija de Hillary dejó su empleo para dedicarse a la campaña electoral de su madre. En los<br />

actos, todos le preguntan por el sexgate de su padre. Y ella se pelea con los votantes demócratas.<br />

En familia. Para darle una imagen más humana a Hillary, Chelsea salió de gira por las universidades norteamericanas acompañada de su abuela. Buscan frenar a Obama.<br />

tó dar una oportunidad a Chelsea<br />

para que resaltara la fortaleza de<br />

carácter de su madre. El lunes, en<br />

otra universidad, en Carolina del<br />

Norte, se repitió la situación. El<br />

estudiante, ante la reacción hostil<br />

de Chelsea, insistió con que no se<br />

trataba de un asunto privado, sino<br />

público, pues su padre ocupaba la<br />

presidencia del país. La hija de la<br />

candidata reiteró su actitud displicente:<br />

“A vos no te importa. Es algo<br />

privado de mi familia.” Los medios<br />

no la criticaron. La prensa se anda<br />

con cuidado para no cometer un<br />

desliz como el de David Shuster,<br />

presentador de la cadena MSNBC.<br />

En febrero, el periodista hablaba de<br />

la irrupción de Chelsea en la campaña<br />

y, con doble sentido, dijo que<br />

“la sacaron a hacer la calle de una<br />

manera extraña”. La reacción del<br />

equipo de Clinton fue furibunda<br />

y amenazaron con anular su presencia<br />

en un debate. Shuster tuvo<br />

que pedir perdón y fue sancionado<br />

con una suspensión laboral de dos<br />

semanas.<br />

© La Vanguardia, 2008<br />

Desventuras de una dama en un aeropuerto extranjero<br />

Y también el shock que sentí al ver a una civilizada<br />

y multicultural ciudad europea bombardeada de<br />

manera constante por una milicia étnica y religiosa<br />

comandada por bárbaros fascistas. Incluso en<br />

aquel momento a mí no me gustaba la candidatura<br />

de Clinton, pero tengo que informar que muchos<br />

bosnios estaban ilusionados con la promesa de<br />

Bill Clinton, durante aquel horroroso verano, de<br />

abandonar la hipócrita y sórdida neutralidad del<br />

régimen de George H. W. Bush y de James Baker<br />

y de salir en defensa de las víctimas de la limpieza<br />

étnica.<br />

Estoy recordando estas dos cosas por una razón.<br />

Primero, y aun cuando admito que una vez yo<br />

realmente me equivoqué tratando de identificar un<br />

edificio en Sarajevo entre un conjunto de fotografías,<br />

puedo decir con absoluta certeza que sería imposible<br />

imaginar que uno sufrió aquella experiencia en el<br />

aeropuerto si realmente eso no hubiera ocurrido.<br />

Aun así, la senadora Clinton, frente a las repetidas<br />

oportunidades de modificar su absurda declaración<br />

de haber estado actuando bajo fuego enemigo<br />

mientras era acompañada por su hija que entonces<br />

tenía 16 años de edad y por una troupe de artistas<br />

del espectáculo, mantuvo su cara de piedra y su<br />

insistencia de que, sí, se había expuesto al fuego de<br />

francotiradores, con el propósito de ganar crédito<br />

moral y, tal vez, para demostrar su “experiencia” en<br />

materia de seguridad nacional.<br />

Esto debe significar o bien que: a) ella miente<br />

Con una ayudita del Dr. Luther King<br />

No le quedaba otra opción al único candidato<br />

presidencial varón y blanco. El republicano John<br />

McCain tuvo que ir ayer a poner el pecho en el Lorraine<br />

Motel de Memphis, donde una bala mató al líder negro por<br />

los derechos civiles, el pastor Martin Luther King, cuarenta<br />

exactos años atrás. Mujer, pero blanca, la demócrata Hillary<br />

Clinton también hizo el viaje, y dijo en una iglesia negra que,<br />

“gracias a King, hoy es natural para los norteamericanos que<br />

una mujer o un negro puedan ser presidentes”. Con madre<br />

blanca, pero más negro que su rival, Barack Obama se sintió<br />

eximido del peregrinaje.<br />

sin conciencia ni reflexión; b) que ella está sujeta<br />

a fantasías sobre un pasado ilusorio; c) las dos<br />

posibilidades antes mencionadas. Cualquiera de los<br />

puntos anteriores constituiría una descalificación<br />

para la presidencia de Estados Unidos.<br />

Esto es solamente para subrayar la (real) versión<br />

de los eventos de YouTube y los farsescos o estúpidos<br />

intentos del director de comunicaciones de la<br />

campaña de Clinton, Howard Wolfson (elija lo que<br />

prefiera), para cambiar aspectos de la historia.<br />

Pero aquí está el aspecto histórico –más que<br />

personal– al que habría que estar atento. Tomen<br />

nota de la fecha de la visita a Tuzla de la senadora<br />

Clinton: ella fue allí en marzo de 1996. Para esa<br />

época, la fase crítica y trágica de la guerra en Bosnia<br />

estaba efectivamente terminada, como lo estaba la<br />

mayor parte de la primera presidencia de su esposo.<br />

La senadora Clinton tiene ahora el obscuro<br />

impulso de reclamar por la gente violada y degollada<br />

de Bosnia como si ella la hubiera defendido. Las<br />

palabras comienzan a fallarle a uno en este punto.<br />

¿No hay nada parecido a la<br />

vergüenza? ¿No hay decencia<br />

ya? Sería bueno que el recuerdo<br />

de la verdad y la exposición de<br />

la mentira permitan al pueblo<br />

norteamericano decidir que<br />

ningún Clinton vuelva a ver<br />

nuevamente la parte de adentro de<br />

la Casa Blanca.<br />

AFP

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