marzo 2011 - Proyectos Beta

REVIEW # Crítica de videojuegos
“La historia de
“Dead Space 2”
comienza en el
punto exacto en
el que finalizó
“Ignition”: Franco
Delile llega al
hospital del Sprawl,
un gigantesco
asentamiento
humano en una
de las lunas de
Saturno, para
reanimar a
Isaac Clarke y
es asesinado
violentamente por
un Necromorph.”
# 46 / Marzo 11
UN GÉNERO EN AUGE
El “survival horror” es un estilo de
juegos en franco crecimiento. Hace
algunas ediciones atrás les recomendamos
calurosamente “Amnesia:
The Dark Descent”, un juego
altamente original y entretenido, en
este mismo género. “Dead Space
2” es su contracara en todo sentido.
Mientras “Amnesia” se juega desde
la perspectiva de primera persona,
su historia transcurre en el año 1839,
y predomina claramente el uso del
ingenio y el raciocinio por sobre
las (escasas) escenas de acción -de
hecho, no se dispara un solo tiro
en todo el juego-, el título que nos
ocupa en esta ocasión es un shooter
en tercera persona, de frenética
acción y ambientado en el siglo XXVI.
Aunque claramente los dos juegos
están orientados a públicos distintos,
el fanático de los videogames que
disfrute de un título impecablemente
realizado y entretenido pasará gratos
momentos con cualquiera de los dos.
EL REGRESO DE ISAAC
La historia de “Dead Space 2”
comienza en el punto exacto en el
que finalizó “Ignition”: el ingeniero
Franco Delile llega al hospital del
Sprawl, un gigantesco asentamiento
humano en Titán, una de las lunas
de Saturno, para reanimar a Isaac
Clarke, y antes que pueda quitarle a
nuestro protagonista sus ataduras,
es asesinado violentamente por un
Necromorph. Pero vale la pena hacer
un breve “racconto” del nudo argumental
del “Dead Space” original,
ya que los eventos de esta secuela
están directamente relacionados
con su antecesor y es difícil entender
algunos puntos de la trama de
no haberlo jugado. En un futuro no
muy lejano, el planeta Tierra agoniza
ante la falta de recursos necesaria
para sostener a su enorme cantidad
de habitantes. Se construyen gigantescas
naves espaciales, conocidas
como “Planet Crackers”, con el fin
de visitar planetas deshabitados y
obtener los recursos necesarios en
ellos para que la humanidad pueda
subsistir. En el año 2508, una de las
naves “Planet Cracker” más grandes,
el USG Ishimura, recibe una señal de
emergencia desde el distante planeta
Aegis VII. La nave USG Kellion acude
a investigar, y al regresar a hacer
contacto con el “Ishimura”, su tripu-