Adiós César - Centro de Datos del Cabildo de Lanzarote

unsarote ha m~~erfci
Carta abierta a César Xkrrsiqu,~
Querido Césx:
Hace ya diez dños que
nc sc rak nada de tí y quisie:d
m e cilenta de los úii~rnoi
Calos de tu Lanzmte qurndo.
y- tan reptntinamecte dqacte
Como hí ya Le temías,
ahora Lanzarote es una rnacro
c udad de doscientos m:l habi-
!arites En Papagzyo, donde pr CILL~~T) slglie gobernando nuectro
inefable Honoriu, se ha
hecho una i1in:eiisa urbanizaión
con :dscacielos casi a ia
odia de las playas. Ahora tdüj las piayas de I,arizarort se pwecen
a Benidcrm y Playa de! Icglés.
En Arrecife, x ha ~Ueriado ct C:i;ir;.i: de Sm Cines, y se ha
cazrinijdo un centro coinercial muy biiiro: fie;l.tts, ~>;scinos, jxdincltns,
ron unrs calles estrechas 2 donde no Iiega la luz debido a 1q ;dilira de las
idficaciones.
Ce tu querida piaya de kniari, ya oo cjscli: nada q-r si Farezca
a io antiguo. Aiiora hay una graa Averida (Av~nida César Marhique,
pxü mas inri) iiena de bares, restaurar~tes y tilgurios con música
esíidzn!e nasta las tantas de 13 m':d~jka,ls. b'c. hay ni Un 1ncrti.o donde
se >umplan las nornias crbanis:;::, claro yiie ios principales
accioristas de casi tdcs los iugurios son los Dimzs, Iionorios. etc.
Pnr cierto que todos los años scn éstos quienes ci?tregan los premios
"Cé?,tr Manrique" a la Defens* del Medio Anbizn!e, con decirt: que
has:a derrarnan sus lagimitas ti9 lo? diccursris ~corciándose de tí.
Lcr certtrss tuiis~ic::~ del Cabildo 5at.e ya niernpo que se
arrerlduron a iiiios particulares (dice11 que. !estaferros de quienes te he
noriibrad~). Ahora hay máqiijnas t:s?:lpm-~.i: tocadiscos, y creo que
este no i.d pr no sé cuántos n:i!iijii~,s Gr: disilantes. Han rellciiado
I '
( 3 pis:iilts ~ y j$mc.c?s pa:;i cola:,: más mesas de restaurantt. Ya no
van los tiyica coz0 antes, ~ li~ra hay tinas orqüestitas de alemanes y
z veces h2s:a hacen bailes rJsos
Las Mcntaiias de¡ Fuego eztári iienac de caminos por donde
circulan miles de coches a diario. A ii;s camellos les han puesto ropajes
de colonnes y los camelleros vsn :ni; ciuisbas y r1:rbantes para darle
Tias 4p:;riencia al ~rnbier,re. I!asis jd hcri :nrintado una montaña msr?
y tuciii~hel; PZ:~ jit:llei car;?!n:.ai y !S:j!Les japar-ses.
Eri la Lueva d,: los Verde; iaí: nrcho varias cclraaus con
ascensores y montacargas. y a ia cu~:va ;~?i:l:i:: ir han puesto 21 nombre
de Teatro Natural César Mlin:ii;l,~ ;&n 21 que se celebra cada año el
Festival de. Música H»rt,-ra dri i.ii:.í!l:i~:n Oíi:.!iral.
3e1 Cas:illc ck San Jod h a ~:,I!LJO tus obras y en su lup han
montado las cticinas del Plan Insulix con fcl!os y planos de lo que quieren
que ea Lanzarote. Más ríScaciel~s, más tugurim. más bares.
Bueiio, César, creo con esti; itndrás bastante por hoy. Como
verás Lanzarotc ha muerto, muriu hvy hace ya i!kz años y tantos que
hemos llorado esa inuerte.
Hlsia sienipre César, hasta sic!npre. Lrinzarote.
Aun cuando h:ty tierras
que nunca han tenido putemidad
recoiiocida, eso no rids sirve
ahora de consuelo, Laiizarote,
tristemente dice ajiás a su padre.
El hombre, el artista iiuminado,
que con su palabra y su creación
trazó, como buen padrt, el cornportamiento
a seguir pur sus
hijos, los habitantes de esta isla.
El veinticinco de septiembre de
(992 César Manrique acabó, por
la crueldad del destino, su onen-
[ación como padre. La muerte lo
separó de nosotros. Todo su
intenso quehacer realizado hasta
la fecha nos queda conio guía para
seguir hacia delante.
César estuvo casado con la
naturaleza, nuestra querida rna-
&e, la cual, enfcnna, si-,~!e viva.
Del amor profi~ndo CIN el que
Cesar amó a nuestra madre nació
nuestra conciencia de h:icer la isla
de la magnífica manen que nuestro
padre la concibió.
César ya no está hl~, ncs
abandonemos en la pena y el dolor
y unámonos. cuidemos lo que
siempre nos dijo que cuidhms y
que es lo que ahord nos queda, la
naturaleza, nuesba madre. Que no
muere en un accidente de absurda
especulación urbaiústicii, el peligro
más acusado para nuestra nadre. La
nahvaleza viaja en un coche muy
veloz conducido por nuestros politicos
y en ci que nosotros. los
ciudadanos de a pie estamos a bordo
pza iiiisistir en la pnickncid y evitar
una colisión con los robustos automóviles
que conducen 111s amenazas
que acechan nuestra isla.
Lloramos la pérdida de
nuestro padre, el que nos despertó
ante la belleza de nuestra isla, con
la tristeza que produce un incendio
en ias cinco islas verdes de
nuestro archipielago y la desaparición
de la arena blanca y dorada
de las grandes ploya: de
Fuerteventura.
JJ. Romero Cruz