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es una), dos frases extraídas de
los “Reglamentos para las Reales
Escuelas de Veterinaria” (publicados
en 1777, dos años antes de
la muerte de Bourgelat), y que
son considerados como su “testamento
filosófico”, bastan para
demostrarlo:
“Las puertas de nuestras Escuelas
están abiertas a todos aquellos
cuya misión es velar por la conservación
de la humanidad y que
han adquirido, por el buen nombre
que han alcanzado, el derecho
de acudir a ellas para estudiar la
naturaleza, buscar analogías y verificar
ideas cuya confirmación
puede ser útil para la especie humana”.
Y esta otra que debería hacer meditar
a más de un colega:
“Hemos comprobado la estrecha relación
que existe entre la máquina
humana y la máquina animal; dicha
relación es tal que la medicina
humana y la medicina animal se
instruirán y perfeccionarán mutuamente
el día que, libres de un
prejuicio ridículo y funesto, dejemos
de pensar que nos rebajamos y envilecemos
estudiando la naturaleza de
los animales, como si esa naturaleza
y la verdad no fuesen en todo momento
y en todo lugar dignas de ser
exploradas por cualquiera que sepa
observar y pensar”.
Ya es hora que un sector de la
medicina humana, de la psicología
antropomórfica e incluso
una parte de la jerarquía de la
Iglesia se desprenda de ciertos
estigmas que los encorsetan y deforman,
y reconozcan de una vez
que la Tierra gira alrededor del
Sol. Esta permanente capacidad
de transformación y adaptación
2011, Año Veterinario Mundial: reflexiones
“ Se cree, unas veces con acierto y
otras no tanto, que la medicina animal
es tributaria y subordinada de la
medicina humana
a los nuevos acontecimientos es
la lección que Galileo dio a los
físicos en su Diálogo de las nuevas
ciencias. La Veterinaria nació
sin ataduras mentales, y por eso
aquí dejo el siguiente mensaje:
aunque me consta que nuestros
representantes profesionales están
realizando enormes esfuerzos
el año 2011 debe ser el año
de la especialización veterinaria
dentro del actual sistema
nacional de salud. Ahora es el
momento para intentar de nuevo
convencer a nuestros políticos
de que el veterinario tiene cabida
y un encaje perfecto para formarse
como “veterinario interno
residente” dentro del sistema nacional
de salud pública. Cuatro
áreas, en una primera fase, le
permiten encajar en este tipo de
formación especializada, y sin
que les repugne la idea a ciertos
puristas. A saber:
a. La ciencia de los animales
de experimentación.
b. La seguridad alimentaria.
c. La reproducción animal
de investigación básica,
aplicada a la reproducción
asistida humana.
d. La salud pública y la
medicina preventiva,
considerando al veterinario
como un experto
preventivista en higiene,
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mesología, metazoonosis,
epidemiología y otros
aspectos de saneamiento
medio ambiental.
En definitiva, algo en lo que ya vienen
trabajando desde hace más de
150 años.
Y ya para terminar, y no cansarles
más, les atraigo la atención sobre el
título del encabezamiento. Fíjense
que en él he escrito “Año veterinario
mundial” y no año mundial
de la veterinaria, o año de la veterinaria
mundial. El matiz no es
baladí. Según mi criterio lo que tenemos
que celebrar es lo que el
veterinario ha aportado al prestigio
de las Ciencias Veterinarias, y no lo
que las Ciencias Veterinarias como
entelequia han hecho por los miembros
que conforman la profesión.
Es el año de cada uno de nosotros.
Tenemos todo un año para estar presentes
en todos los medios sociales,
de comunicación, ateneos, congresos,
sociedades económicas y salas
de espera de nuestras clínicas. Es
nuestro año, el año del veterinario.
Ahora es el momento para que durante
los próximos 365 días cada
uno de nosotros nos dediquemos
con mayor intensidad a estar presentes
en la sociedad, sintiéndonos
orgullosos de pertenecer a una profesión
tan útil a nuestros semejantes.