San Pío de Pietrelcina estigmatizado del Siglo XXI - Autores Catolicos
San Pío de Pietrelcina estigmatizado del Siglo XXI - Autores Catolicos
San Pío de Pietrelcina estigmatizado del Siglo XXI - Autores Catolicos
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
La <strong>San</strong>ta Se<strong>de</strong> se preocupó y trató <strong>de</strong> impedir su publicación. El padre <strong>Pío</strong><br />
le escribió dos cartas, llenas <strong>de</strong> amor paternal, para que no publicara el libro en el<br />
que quedarían mal parados algunos miembros <strong>de</strong> la Iglesia. Igualmente, el padre<br />
<strong>Pío</strong> tuvo que luchar mucho para que otro <strong>de</strong> sus convertidos, el alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> san<br />
Giovanni Rotondo, Francesco Morcaldi, no publicara otro libro escrito por él:<br />
Lettera alla Chiesa.<br />
Cuando más tar<strong>de</strong>, en 1960, el padre <strong>Pío</strong> recibió algunas restricciones,<br />
Brunatto organizó una Asociación internacional <strong>de</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong>l<br />
padre <strong>Pío</strong>. Tenía listo un Libro blanco para ser entregado a la ONU y a la opinión<br />
pública mundial sobre los atentados a los <strong>de</strong>rechos humanos en la persona <strong>de</strong>l<br />
padre <strong>Pío</strong>. Todo esto le hacía sufrir mucho a nuestro santo, que quería que nadie<br />
lo <strong>de</strong>fendiera, pues quería ser hijo <strong>de</strong> la Iglesia hasta las últimas consecuencias.<br />
Por eso, les <strong>de</strong>cía: No arrojen basura contra su propia Madre la Iglesia.<br />
VISITA DE MONSEÑOR MACCARI<br />
El año 1960 las cosas empeoraron para el padre <strong>Pío</strong> <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> varios<br />
años <strong>de</strong> relativa calma y en los que pudo hacer mucho bien por medio <strong>de</strong> la misa<br />
y <strong>de</strong> las confesiones, a las que <strong>de</strong>dicaba muchas horas al día.<br />
Ese año se recibieron varias cartas contra el padre <strong>Pío</strong> y su Obra <strong>de</strong> la<br />
Casa Sollievo <strong>de</strong> la Sofferenza, para la que recibía millones <strong>de</strong> liras. La peor<br />
acusación la recibió <strong>de</strong> Elvira Serritelli, una señorita sicológicamente enferma,<br />
que ya había calumniado al padre Rafael, Superior <strong>de</strong>l convento, y a otro joven<br />
que vivió un tiempo en su casa y <strong>de</strong>spués llegó a ser fraile capuchino con el<br />
nombre <strong>de</strong> Damiano Fucci. Según los que la conocían, era una maniática sexual.<br />
Tenía celos <strong>de</strong> las tres beatas ya mencionadas y <strong>de</strong> no ser la preferida <strong>de</strong>l padre<br />
<strong>Pío</strong> como hubiera <strong>de</strong>seado. Cuando llegó a su casa monseñor Terenzi, párroco<br />
<strong>de</strong>l Divino Amore <strong>de</strong> Roma, le hizo grabar la historia <strong>de</strong> su vida con el padre <strong>Pío</strong>,<br />
en la que contaba que durante casi diez años (1921-1930) había tenido relaciones<br />
íntimas con él y que <strong>de</strong>spués él las tenía con Cleonice Morcaldi.<br />
El padre Justino, <strong>de</strong>l convento <strong>de</strong>l padre <strong>Pío</strong>, le creyó y la apoyó. El 9 <strong>de</strong><br />
mayo instaló dos equipos <strong>de</strong> grabación, en la celda <strong>de</strong>l padre <strong>Pío</strong> y en la<br />
hospe<strong>de</strong>ría, a ver si podía <strong>de</strong>scubrir alguna prueba contun<strong>de</strong>nte contra el padre<br />
<strong>Pío</strong>. Lo apoyaba el religioso, no sacerdote, fray Masseo. La primera grabación<br />
estaba tan mal hecha que casi no se oía, pero creyeron que corroboraba su i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />
la inmoralidad <strong>de</strong>l padre <strong>Pío</strong>, pues <strong>de</strong>cían que se escuchaba el ruido <strong>de</strong> un beso<br />
en la conversación <strong>de</strong>l padre <strong>Pío</strong> con la señorita Cleonice Morcaldi. Monseñor<br />
40