21.07.2013 Views

Agosto de 2012 Liahona - The Church of Jesus Christ of Latter-day ...

Agosto de 2012 Liahona - The Church of Jesus Christ of Latter-day ...

Agosto de 2012 Liahona - The Church of Jesus Christ of Latter-day ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

NO HAS<br />

AYUNADO<br />

En 1998 disfrutaba <strong>de</strong> ser una<br />

madre joven, pero un día, me<br />

entró el pánico cuando me di cuenta<br />

<strong>de</strong> que mi hijo <strong>de</strong> seis meses silbaba<br />

al respirar y no podía tragar nada. El<br />

doctor inmediatamente le diagnosticó<br />

bronquiolitis, que es una inflamación<br />

<strong>de</strong> las vías respiratorias pequeñas <strong>de</strong><br />

los pulmones, generalmente causada<br />

por una infección viral; le recetó medicamentos<br />

y fisioterapia.<br />

Las visitas al fisioterapeuta fueron<br />

una prueba para mi hijo y para mí.<br />

A mi hijo le incomodaba que lo movieran<br />

en toda dirección y a mí me<br />

preocupaba que la terapia le estuviera<br />

causando dolor. Sin embargo, me<br />

armé <strong>de</strong> valor cuando el terapeuta me<br />

explicó los beneficios <strong>de</strong> la terapia.<br />

A pesar <strong>de</strong>l tratamiento médico y<br />

<strong>de</strong> la terapia, la condición <strong>de</strong> mi hijo<br />

no mejoraba. Comía poco y no <strong>de</strong>jaba<br />

<strong>de</strong> silbar. El médico recetó cinco<br />

sesiones más con el fisioterapeuta<br />

a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las diez a las que ya había<br />

asistido.<br />

Mientras esperaba durante la<br />

sesión número trece, leí un artículo<br />

que estaba en la cartelera <strong>de</strong> la <strong>of</strong>icina<br />

<strong>de</strong>l médico, cuyo título era “La<br />

bronquiolitis mata”. Al leerlo, me di<br />

cuenta <strong>de</strong> que mi hijo podía morir.<br />

Sentí como si mi corazón estuviera<br />

en una prensa. Al final <strong>de</strong> la sesión,<br />

el terapeuta me dijo que la condición<br />

<strong>de</strong> mi hijo no estaba mejorando. No<br />

sé cómo llegué a casa a salvo, porque<br />

las lágrimas me empañaban la visión.<br />

Llamé a mi esposo y comencé a<br />

orar. Le dije a mi Padre Celestial que<br />

si era Su voluntad llevarse a mi hijo,<br />

tendría que darme la fuerza para<br />

resistirlo.<br />

Tras haber orado me pregunté<br />

qué podíamos hacer a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> las<br />

oraciones que habíamos hecho y<br />

las bendiciones <strong>de</strong>l sacerdocio que<br />

había recibido nuestro hijo. Dirigí la<br />

vista hacia el estante y vi un ejemplar<br />

<strong>de</strong> la revista <strong>Liahona</strong> (que en ese entonces<br />

se llamaba L‘Étoile ). Lo abrí al<br />

azar, en busca <strong>de</strong> ayuda, y encontré<br />

un artículo intitulado “Ayuné por mi<br />

bebé”. Entonces escuché claramente<br />

una voz que me dijo: “No has ayunado<br />

por tu hijo”.<br />

Realmente no lo había hecho,<br />

así que inmediatamente comencé<br />

a ayunar por él. Durante la sesión<br />

<strong>de</strong> terapia al día siguiente, yo todavía<br />

estaba en ayunas. Tras examinar<br />

a mi hijo, el terapeuta quedó<br />

sorprendido.<br />

A pesar <strong>de</strong>l tratamiento<br />

médico y<br />

<strong>de</strong> la terapia, la<br />

condición <strong>de</strong> mi<br />

hijo no mejoraba.<br />

“Señora”, me dijo, “su hijo está<br />

bien. No lo entiendo, pero ya no<br />

necesita más sesiones”.<br />

No pu<strong>de</strong> contener las lágrimas<br />

<strong>de</strong> gozo. Cuando llegué a casa, me<br />

arrodillé para darle gracias a Dios por<br />

Su misericordia y Su amor. Llamé a<br />

mi esposo para darle la buena noticia<br />

y entonces terminé el ayuno llena<br />

<strong>de</strong> paz, sin dudar <strong>de</strong> la intervención<br />

<strong>de</strong>l Señor.<br />

Mi hijo fue sanado gracias a la fe,<br />

la oración, las bendiciones <strong>de</strong>l sacerdocio<br />

y el ayuno. No tengo duda<br />

<strong>de</strong> que mi Padre Celestial me ama y<br />

<strong>de</strong> que también ama a mi hijo. Estoy<br />

segura <strong>de</strong> que seguirá ayudándonos<br />

a superar las dificulta<strong>de</strong>s que se nos<br />

presenten. ◼<br />

Ketty Constant, Guadalupe<br />

<strong>Agosto</strong> <strong>de</strong> <strong>2012</strong> 41

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!