Junio de 2013 Liahona - The Church of Jesus Christ of Latter-day ...
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él <strong>de</strong>scubriría que el ojo <strong>de</strong> Benjamin<br />
podría curarse y no habría que extirpárselo.<br />
Nuestra familia entera y muchos<br />
miembros <strong>de</strong>l barrio estaban ayunando<br />
y orando por nuestro hijo, y nosotros teníamos<br />
mucha fe en que Benjamin sería<br />
sanado.<br />
Una hora <strong>de</strong>spués, el cirujano regresó<br />
y confirmó que una célula tumoral había<br />
<strong>de</strong>struido el ojo <strong>de</strong> Benjamin y que<br />
el otro ojo también tenía varios tumores<br />
graves que necesitaban tratamiento<br />
inmediato. Me quedé sin palabras. Completamente<br />
abrumado por el dolor y la<br />
incredulidad, salí <strong>de</strong>l hospital a la húmeda<br />
ciudad <strong>de</strong> San Francisco y empecé<br />
a caminar, llorando amargamente.<br />
Había hecho todo lo que me habían<br />
enseñado a hacer. Habíamos orado y recibido<br />
la fuerte impresión <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bíamos<br />
elegir a ese médico. Habíamos ayunado<br />
y orado, y sentíamos la seguridad <strong>de</strong> que<br />
nuestro bebé sería sanado por medio <strong>de</strong><br />
la fe y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l sacerdocio. Aun así,<br />
el Señor no había intervenido. Parecía que<br />
nuestra fe no había sido más que vana<br />
esperanza. Empecé a cuestionar todo lo<br />
que siempre había creído. Mientras caminaba,<br />
me sentía traicionado y enojado;<br />
me sentía abrumado por el dolor.<br />
No me enorgullece la conversación<br />
que tuve con el Padre Celestial mientras<br />
caminaba y lloraba aquella mañana.<br />
Después <strong>de</strong> un tiempo, logré contener<br />
mis emociones. Recuerdo que acudieron<br />
a mi mente las palabras <strong>de</strong> una canción<br />
<strong>de</strong> la Primaria: “Padre Celestial, dime,<br />
¿estás ahí? ¿Y escuchas siempre cada<br />
oración?”; pues evi<strong>de</strong>ntemente Tú no has<br />
escuchado las mías o quizá simplemente<br />
no te preocupas mucho por mí y por mi<br />
hijo. (“Oración <strong>de</strong> un niño”, Canciones<br />
para los niños, pág. 6.)<br />
En ese momento, recibí una tierna<br />
misericordia. En mi mente y mi corazón,<br />
sentí estas palabras: “Kevin, él también<br />
es Mi hijo”. La claridad <strong>de</strong> la impresión<br />
fue inconfundible. En esa ocasión, me<br />
di cuenta <strong>de</strong> que no había entendido<br />
el propósito <strong>de</strong> la oración en absoluto:<br />
había supuesto que el simple hecho <strong>de</strong><br />
que mi causa fuera justa me permitía usar<br />
el sacerdocio, el ayuno y la oración para<br />
cambiar la voluntad <strong>de</strong> Dios.<br />
Por primera vez en mi vida, llegué a<br />
darme cuenta <strong>de</strong> que yo no era el que<br />
estaba al mando. Supe que <strong>de</strong>bía someterme<br />
a la voluntad <strong>de</strong>l Padre. No podía<br />
tener lo que <strong>de</strong>seaba en el momento y<br />
en la forma en que lo <strong>de</strong>seaba sólo porque<br />
estaba guardando los mandamientos.<br />
El propósito <strong>de</strong> la oración no era<br />
<strong>de</strong>cirle al Padre Celestial qué tenía que<br />
hacer, sino <strong>de</strong>scubrir qué <strong>de</strong>seaba Él que<br />
yo hiciera y aprendiera. Debía alinear mi<br />
voluntad con la <strong>de</strong> Él.<br />
Nos esperaban otros seis años <strong>de</strong><br />
graves dificulta<strong>de</strong>s mientras luchábamos<br />
contra la enfermedad <strong>de</strong> nuestro hijito<br />
para salvar su otro ojo y su vida. Pero a<br />
partir <strong>de</strong> aquel momento supe que el Padre<br />
Celestial se preocupaba por nosotros<br />
y estaba al mando. In<strong>de</strong>pendientemente<br />
<strong>de</strong> cómo se resolviera todo al final, Él había<br />
escuchado y contestado mi oración.<br />
Hoy nuestro hijo milagro se encuentra<br />
prestando servicio como misionero <strong>de</strong><br />
tiempo completo en España.<br />
Tengo pruebas irrefutables en mi vida<br />
<strong>de</strong> que Dios es nuestro amoroso Padre<br />
Celestial y que realmente escucha y<br />
contesta nuestras oraciones. En la medida<br />
en que uste<strong>de</strong>s continúen aprendiendo<br />
y comprendiendo el divino principio <strong>de</strong><br />
la oración personal, según lo enseñó el<br />
Salvador, la oración se convertirá en una<br />
fuente <strong>de</strong> gran fortaleza espiritual y revelación<br />
en su vida. ◼<br />
Tomado <strong>de</strong> un discurso pronunciado en la Universidad<br />
Brigham Young–Hawai, el 17 <strong>de</strong> mayo <strong>de</strong> 2011.<br />
Si <strong>de</strong>sea ver el texto completo en inglés, vaya a la<br />
página <strong>de</strong>votional.byuh.edu.<br />
<strong>Junio</strong> <strong>de</strong> <strong>2013</strong> 41<br />
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