La bicicleta de Navidad
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<strong>La</strong> <strong>bicicleta</strong> <strong>de</strong> <strong>Navidad</strong>
Una preciosa mañana <strong>de</strong> invierno, Teddy iba paseando por el bosque<br />
cuando, <strong>de</strong> repente, vio a un pequeño ciervo. Inmediatamente se dio<br />
cuenta <strong>de</strong> que el ciervo estaba triste y necesitaba consuelo.<br />
El osito Teddy no lo dudó ni un instante y le preguntó: “¿qué ocurre,<br />
pequeño cervatillo?”. “Rudolf, el reno <strong>de</strong> Santa Claus, está enfermo<br />
y, por eso, se ha suspendido la <strong>Navidad</strong>”, respondió lloroso Cervatillo.
Teddy <strong>de</strong>cidió ayudar al ciervo y le dijo: “Venga, Cervatillo,<br />
vayamos a ver a Santa Claus y salvemos la <strong>Navidad</strong>”.<br />
Dicho y hecho, los dos se pusieron en marcha y pronto<br />
llegaron a una calle con mucho tráfico. Teddy y Cervatillo<br />
apenas habían comenzado a cruzarla cuando vieron un coche<br />
que se acercaba a toda velocidad y parecía estar a punto <strong>de</strong><br />
atropellarlos. Menos mal que, dando un gran salto,<br />
lograron en el último momento alcanzar el otro<br />
lado <strong>de</strong> la calle.
Teddy y Cervatillo siguieron andando y llegaron a un<br />
camino para <strong>bicicleta</strong>s. Un ciclista que pasaba por allí se<br />
<strong>de</strong>tuvo y, amablemente, les preguntó: “¿Queréis que os<br />
lleve en mi remolque?”.<br />
Teddy y Cervatillo aceptaron agra<strong>de</strong>cidos el<br />
ofrecimiento y se encaramaron al remolque<br />
<strong>de</strong> un brinco.
Al llegar a la casa <strong>de</strong> Santa Claus, enseguida se<br />
dieron cuenta <strong>de</strong> que Rudolf estaba muy enfermo.<br />
Tenía un gran resfriado y Santa Claus realmente<br />
no sabía qué hacer.
A Teddy se le ocurrió algo: ¡podrían repartir los<br />
regalos con un coche! Pero, cuando Teddy intentó<br />
que se <strong>de</strong>tuviera uno, éste simplemente paso <strong>de</strong> largo,<br />
ignorándolo. Lo mismo sucedió con el coche siguiente;<br />
y con el que venía <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> este.
<strong>La</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l coche parecía no funcionar. Pero, entonces, el<br />
hombre que les había llevado en su <strong>bicicleta</strong> dijo a Santa<br />
Claus: “Pue<strong>de</strong>s usar mi bici para repartir los regalos a<br />
todos los niños y niñas”.
Así que, aquella Nochebuena, Santa Claus colocó todos los<br />
regalos en aquel remolque y salió volando en su nueva <strong>bicicleta</strong> <strong>de</strong><br />
<strong>Navidad</strong>. Santa disfrutó muchísimo <strong>de</strong> la fantástica vista y <strong>de</strong><br />
la fresca brisa. Como iba pedaleando, no sintió nada <strong>de</strong> frio.<br />
De repente, cuando aún no llevaba mucho tiempo volando, miró<br />
hacia abajo y vio en una carretera a un hombre al que se le<br />
había estropeado el coche. El hombre intentaba en vano llamar<br />
la atención <strong>de</strong> alguna persona que le acercara hasta un lugar<br />
seguro. Como Santa Claus era tan bondadoso, él mismo se<br />
ofreció a llevarle.
Unos pocos minutos más tar<strong>de</strong>, Santa Claus estaba ya<br />
sobre el tejado <strong>de</strong> una casa empujando los regalos hacia abajo<br />
por la chimenea y <strong>de</strong>jándolos suavemente en el suelo junto al<br />
árbol <strong>de</strong> <strong>Navidad</strong>.
A la mañana siguiente, el niño que vivía en aquella<br />
casa se puso muy, muy contento al ver todos los<br />
regalos. Se fue directamente hacia uno <strong>de</strong> ellos, uno<br />
que era muuuuuy gran<strong>de</strong>, y lo abrió rápidamente.<br />
Y, ¿qué es lo que encontró? ¡Una <strong>bicicleta</strong>!<br />
Mientras tanto, el Sol relucía ya sobre el brillante<br />
tejado y ésta resultó ser probablemente la <strong>Navidad</strong><br />
más maravillosa en muchos años.
www.mobile-bambini.eu<br />
Diseñado para el proyecto Bambini por estudiantes <strong>de</strong> la Escuela<br />
Mo<strong>de</strong>lo Graz.<br />
Traducido al castellano por Jesús Monclús, para su hija Inés y para<br />
todos los niños que esperan en <strong>Navidad</strong> a Santa Claus.<br />
Cualquier posible responsabilidad por el contenido <strong>de</strong> esta publicación, recae sobre los autores. Esta publicación no refleja necesariamente la opinión <strong>de</strong> la Unión Europea. Ni la Agencia Europea para la<br />
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