“De encajes, sedas y moños: una historia del performance burgués ...
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A pesar que en épocas anteriores existían espacios donde se representaban las<br />
finas artes, es importante anotar que es en este momento donde empieza a configurarse el<br />
proceso histórico de la distinción social de la burguesía bogotana: es entre 1886 y 1899 que se<br />
eliminan los vestigios coloniales y se erigen los monumentos de la ciudad cosmopolita y<br />
moderna. Para Germán Mejía el ocio de la élite fue el motor que ayudó a transformar a<br />
Bogotá de <strong>una</strong> ciudad colonial a <strong>una</strong> ciudad burguesa: “[…] si se construyeron teatros y en ellos<br />
se disfrutaron programas operísticos y representaciones dramáticas; si en las calles centrales<br />
comenzaron a lucir los avisos que invitaban a […] a degustar exquisitos platos franceses<br />
[…] a contemplar los maravillosos objetos y prendas importadas de otros continentes […]<br />
en fin, si los placeres de ornamentación pompeyana comenzaron a aparecer en diferentes<br />
puntos de la urbe, fue porque la diversión, el solaz de los burgueses capitalinos <strong>del</strong><br />
momento, requería lugares propicios” (Mejía, 2011:20-21). La Atenas de Suramérica<br />
empezó a cambiar notablemente su fisionomía para poder responder adecuadamente a los<br />
gustos que tenía la élite burguesa. Estos cambios, son los que ayuda a responder por qué se<br />
empieza a genera <strong>una</strong> pugna entre el ideal <strong>del</strong> bello sexo y el <strong>performance</strong> <strong>burgués</strong>. Como se<br />
recordará, el romanticismo, el catolicismo y el patriarcado abogaba por <strong>una</strong> feminidad en<br />
donde la mujer era un cuerpo lánguido y enfermizo, pero la aparición de diferentes<br />
actividades ofrecidas en los nuevos espacios de ocio, como por ejemplo, la esgrima o el<br />
patinaje en el Bolívar Skating-Rink, cambió la manera en que el cuerpo femenino era<br />
concebido. Por otro lado, el aumento en el consumo de los objetos <strong>del</strong> mercado de las<br />
apariencias, reprodujo <strong>una</strong> moral en donde el disfrute de las prendas vencía la normativa que<br />
se oponía al lujo y a la sencillez.<br />
Nuevo mo<strong>del</strong>o de feminidad de 1886-1899: el <strong>performance</strong> <strong>burgués</strong><br />
La educación de los manuales de urbanidad fue fundamental en la transmisión <strong>del</strong><br />
ideal <strong>del</strong> bello sexo basado en la metáfora <strong>del</strong> doble corsé que regía los cuerpos y los<br />
comportamientos femeninos. Sin embargo, el poder de estos discursos nunca es absoluto.<br />
Como propone Butler: “[…] la formación de <strong>una</strong> femineidad interpretada corporalmente<br />
[…] nunca se asemeja por completo a la norma” (Butler, 2002: 326). Entonces, debemos<br />
preguntarnos ¿qué tanto cumplían las mujeres los consejos y expectativas impuestas por<br />
medio de los mecanismos señalados?, ¿qué tanto se asemejaban al ideal <strong>del</strong> bello sexo? A<br />
partir de las normativas de los manuales de urbanidad, construiré las características <strong>del</strong><br />
<strong>performance</strong> <strong>burgués</strong> que las esposas o hijas de la élite desempeñaban en espacios de<br />
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