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266 REVISTA EUROPEA,—5 DE ABRIL DE 1880. NÚM. 314.<br />
luego con su esclava por la calle <strong>de</strong> frondosos<br />
limoneros que envolvieron en la sombra <strong>de</strong><br />
sus hojas y el aroma <strong>de</strong> sus frutos á las dos<br />
mujeres.<br />
Entre tanto el sacerdote subió á la estancia<br />
don<strong>de</strong> se hallaba Isis-meri.<br />
—Hactor te guar<strong>de</strong>, hermosa protegida <strong>de</strong><br />
Isis, dijo Haroeris inclinándose ante la hija<br />
<strong>de</strong> Psar.<br />
—Que Osiris nunca abandone á su servidor,<br />
respondió ella.<br />
—A tí he venido para <strong>de</strong>cirte que á la llegada<br />
<strong>de</strong> esta noche mi barca se alejará hacia<br />
mi región. En esta tierra <strong>de</strong> Ap te <strong>de</strong>seo todos,<br />
los favores divinos, y en Mennefer mis<br />
labios ensalzarán tu hermosura y contarán<br />
tus perfecciones ante los <strong>de</strong>positarios <strong>de</strong> la<br />
verdad. Ya me he prosternado ante tu padre<br />
el verídico Pontífice supremo. ¡Que prospere<br />
su nombre!<br />
—Que Ra te guie, sabio enviado, repuso<br />
Isis-Meri.<br />
—Pero antes <strong>de</strong> partir he <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirte que me<br />
hallo en la aflicción, y si tus oidos me son favorables<br />
me oirás.<br />
Isis-meri, comprendiendo que Haroeris<br />
quería revelarla algún secreto, hizo seña á<br />
las esclavas, y estas se retiraron.<br />
Una vez solos, Haroeris habló así:<br />
—Tiempo há conocí en Mennefer á la joven<br />
Ari-ai-ta; á su vista sentí el soplo <strong>de</strong>l amor<br />
misterioso y sagrado, porque Osiris que me<br />
ama, me nutre <strong>de</strong> continuo con las verda<strong>de</strong>s<br />
ocultas. Mas hó aquí que busqué á la<br />
amada y la encontró con el rostro turbado <strong>de</strong><br />
continuo y su corazón siempre triste por la<br />
ignorancia <strong>de</strong> los misterios <strong>de</strong> mi amor. En la<br />
tierra <strong>de</strong> Ap <strong>de</strong> nuevo la halló; ofrecíla mis<br />
tesoros y la habló <strong>de</strong> mi amor, mas no me<br />
atendió. Tú sabes como yo lo que motiva sus<br />
<strong>de</strong>sprecios. Ari-ai-ta se <strong>de</strong>leita en las alabanzas<br />
que escucha al Real hijo Si-Montu. La<br />
ama, y me roba ese amor que ansio como el<br />
sicómoro planta.do junto á la montaña espera<br />
sediento el agua <strong>de</strong> la inundación, y <strong>de</strong> tí<br />
aparta sus miradas, que <strong>de</strong>seas también en<br />
medio <strong>de</strong>l caos <strong>de</strong> tu espíritu.<br />
—¿Quieres <strong>de</strong>cirme que amo á Si-Montu?<br />
repuso la sacerdotisa fingiendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong>n.<br />
—Sí, porque tus palabras en su morada llegaron<br />
á mi y recordó tu tristeza en aquel dia<br />
quie gustó los manjares sagrados al lado <strong>de</strong> tu<br />
sabio padre. Por eso te dije que tu voluntad<br />
era favorable á mis <strong>de</strong>signios, y hé aquí que<br />
ahora también lo es.<br />
Una mirada significativa <strong>de</strong>l sacerdote siguió<br />
á estas palabras. Sonrióse Isis-meri<br />
comprendiendo la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Haroeris, y dijo:<br />
—Conoces mi amor en efecto, mas yo no<br />
entiendo lo que <strong>de</strong>seas.<br />
—Ya te lo he dicho; mi barca partirá hoy<br />
hacia Mennefer. Yo quiero, añadió con energía,<br />
que Ari-ai-ta se embarque conmigo. Yo<br />
le <strong>de</strong>scubriré entonces las ocultas bellezas <strong>de</strong><br />
mi pecho, semejante al naos misterioso <strong>de</strong><br />
Hactor. Que entonces ella me amará.<br />
—¿Se lo dijiste?<br />
—Sí, y se niega á seguirme, pero tú pue<strong>de</strong>s<br />
favorecerme.<br />
—No pue<strong>de</strong> ser; advierte mi rango, sacerdote.<br />
—Pue<strong>de</strong>s auxiliarme, escucha: á la caida <strong>de</strong><br />
la tar<strong>de</strong> envíala con ofrendas al templo <strong>de</strong><br />
Osiris enKarnak. ¡Allí me encontrará, y por<br />
Set te juro que no ha <strong>de</strong> pisar <strong>de</strong> nuevo los<br />
umbrales <strong>de</strong> tu palacio!<br />
—¿Y si sospecha que yo la vendí?<br />
—No temas, que nada se sabrá <strong>de</strong> tí.<br />
—Ves tranquilo.<br />
Cuando el sacerdote hubo salido <strong>de</strong> la estancia,<br />
Isis-meri sacó <strong>de</strong> entre los pliegues<br />
<strong>de</strong> su túnica un botecito y arrojólo por una <strong>de</strong><br />
las ventanas. Cuando vio cómo roto por el<br />
cho que, el líquido en el contenido se exparcia,<br />
díjose:—Ya esto es inútil para mi venganza.<br />
Entre tanto, Ari-ai-ta habíase olvidado<br />
poco á poco <strong>de</strong> sus infortunios, al repasar las<br />
frondosas calles <strong>de</strong> naranjos, granados, sicómoros,<br />
tamarindos, limoneros, azofaifos, que<br />
extendían su follaje salpicados <strong>de</strong> maduros<br />
frutos, cuyo aroma era tan <strong>de</strong>licioso como su<br />
vista. Sobresaliendo entre tan multiplicada<br />
variedad <strong>de</strong> hermosos arbustos, veíanse las<br />
<strong>de</strong>lgadas palmeras, y también algunos per<br />
seas y no pocos olivos, formando reducidos<br />
bosquecillos. Diversidad <strong>de</strong> plantas <strong>de</strong> hojas<br />
anchas y menudas florecillas crecían alre<strong>de</strong>dor<br />
<strong>de</strong> estos árboles, y en los pequeños canales<br />
construidos con ladrillos, medio cubiertos<br />
por la enramada, don<strong>de</strong> serpeaba la cristalina<br />
savia enviada por el eterno vivificador<br />
<strong>de</strong>l Egipto.<br />
—Recojámonos á la sombra bienhechora <strong>de</strong><br />
esa higuera <strong>de</strong> Faraón (219), y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahí veremos<br />
las faenas <strong>de</strong> los esclavos, dijo Ari-aita<br />
á Nasika al terminar una larga calle <strong>de</strong><br />
árboles.<br />
Hiciéronlo, en efecto, como <strong>de</strong>seaba; <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
aquel sitio se distinguía el extenso em-