Playa del Carmen - Punto de Lectura

la carretera federal. Ahí se encuentra el depósito
de la cerveza Superior.
Imaginas lo ventajoso que hubiera sido
avenirse al rito feliz de compartir unas cervezas
con los amigos. Ahora, en cambio, eres
rehén de las drogas.
Por la noche había repetido una y otra
vez el protocolo disoluto: sobre la cuchara
ya bien tatemada vacía la cocaína y luego
una pizca de bicarbonato y agua. El fuego
del encendedor cocina la mezcla, hasta formar
la pelotita de goma. La pipa de papel
aluminio, o la antena de la televisión, sirven
para fumarla.
Nacho sabe que entre los tres han fumado
una onza de cocaína colombiana. Veintiocho
gramos de veneno para el cerebro en
apenas 12 horas.
Está totalmente parabólico.
Tiene cautela al cruzar la carretera
donde pasan los autos a gran velocidad. Ya
del otro lado, pisa la superficie desigual de
la colonia popular en que vive desde hace
dos meses.
Tina lo espera.
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