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Punto<br />
final<br />
Espionaje<br />
telefónico<br />
POR RICARDO TROTTI<br />
Varios casos de espionaje<br />
telefónico contra jueces,<br />
políticos yperiodistas alcanzaron<br />
el nivel de escándalo<br />
recientemente en<br />
América Latina, y su publicación en la<br />
<strong>Prensa</strong> hizo que los gobiernos tomaran<br />
medidas correctivas contra sus<br />
servicios de inteligencia.<br />
En Colombia fue despedido el jefe<br />
de inteligencia junto con sus subalternos;<br />
en México, el ministro de<br />
Comunicaciones debió renunciar; en<br />
Argentina, la justicia trató de cortar el<br />
abuso del Estado al declarar inconstitucional<br />
una ley que permitía espiar;<br />
y en Perú, un atentado contra la fiscal<br />
nacional recordó que el año pasado el<br />
gobierno reemplazó avarios ministros<br />
en medio de una extensa investigación<br />
por sobornos por parte de<br />
una petrolera extranjera.<br />
Como suele suceder, el que lleva<br />
los casos de corrupción a la atención<br />
pública termina acusado yen<br />
el centro de la polémica. Varios<br />
funcionarios afectados reclamaron<br />
que los medios de comunicación no<br />
deberían divulgar el contenido de<br />
las escuchas telefónicas ilícitas, ya<br />
que si bien espiar quebranta la ley,<br />
su reproducción aumenta y propaga<br />
el delito. De acusaciones similares<br />
tuvo que defenderse la revista Semana,<br />
de Colombia, que denunció<br />
al Departamento Administrativo de<br />
Seguridad de espionaje telefónico<br />
selectivo ysistemático contra magistrados,<br />
políticos ydirectores de<br />
medios.<br />
Existen grandes<br />
diferencias entre<br />
espionaje e<br />
interferencia<br />
telefónica.<br />
En estas controversias, es necesario<br />
comprender la diferencia entre<br />
espionaje e interferencia telefónica.<br />
Mientras en la primera práctica el<br />
Estado abusa al violar los derechos de<br />
privacidad, libre asociación y expresión,<br />
que debe proteger; en la segunda<br />
suele estar amparado por leyes que le<br />
permiten, bajo orden judicial, interferir<br />
llamadas entre personas que estarían<br />
en evidencia de cometer delitos,<br />
como en casos de narcotráfico o<br />
terrorismo.<br />
En México, la reproducción en el<br />
programa de Carmen Arizmendi, de<br />
un mensaje dejado en un celular donde<br />
se señala como ladrón a un ex<br />
mandatario, precipitó la salida del<br />
ministro de Comunicaciones del gobierno<br />
del presidente Felipe Calderón.<br />
Sucedió algo parecido en Perú. No<br />
fueron las grabaciones clandestinas,<br />
conocidas como el caso de los petrocasetes,<br />
por las que Alan García<br />
tuvo que purgar su Gabinete, sino el<br />
hecho de que fueran divulgadas por el<br />
programa televisivo Cuarto Poder,<br />
después de que llegaran en forma<br />
anónima alos medios. Este caso recordó<br />
aquellos infames videos de<br />
Montesinos, que precipitaron la caída<br />
de un régimen, gracias a que también<br />
fueron divulgados por los medios,<br />
comprendiéndose así el alcance del<br />
abuso gubernamental para extorsionar<br />
y corromper.<br />
En Brasil, la revista Veja publicó el<br />
año pasado grabaciones ilícitas entre<br />
políticos y miembros del Supremo<br />
Tribunal Federal, que le habría proporcionado<br />
la Agencia Brasileña de<br />
Inteligencia, y hace unos años, la Red<br />
Globo, tras reproducir escuchas clandestinas,<br />
logró que se desbarate el<br />
espionaje estatal contra asociaciones<br />
del Movimiento de los Sin Tierra.<br />
El ajuste de cuentas no se hizo<br />
esperar. En castigo, los políticos brasileños,<br />
al no saber cómo manejar el<br />
escándalo, prefirieron atacar a los<br />
mensajeros, por lo que promovieron<br />
en el 2008 promovieron una ley que<br />
castiga con cárcel alos responsables<br />
de medios y periodistas por divulgar<br />
información obtenida en forma ilícita<br />
sin la autorización de un juez.<br />
Leyes así desnaturalizan el derecho<br />
asaber y la misión de la <strong>Prensa</strong>,<br />
cuyo principio básico es difundir<br />
asuntos —aun si provienen de fuentes<br />
no identificadas— que estén justificados<br />
por el interés público, el bien<br />
común y la máxima rigurosidad por la<br />
verdad. Distinto sería si fueran los<br />
medios los que utilizaran métodos<br />
ilegales o en disputa con su ética,<br />
como el uso de cámaras ocultas o<br />
pagar para obtener información. Pero<br />
divulgar hechos corruptos es la savia<br />
y la obligación del periodismo, por lo<br />
que a veces hasta se deben desafiar las<br />
leyes para cumplir con lamisión. El<br />
New York Times, en la década de 1970,<br />
divulgó los documentos secretos del<br />
Pentágono, para argumentar su obligación<br />
y derecho a publicar, a pesar de<br />
que estaba prohibido por ley.<br />
La libertad de divulgar hechos corruptos<br />
acarrea por lo general el pataleo<br />
inicial de los afectados y la<br />
desconfianza sobre los medios y periodistas.<br />
Sin embargo, cuando las<br />
aguas se calman, esa libertad origina<br />
la posibilidad de que se corrijan conductas<br />
corruptas, por lo que preservarla<br />
es esencial al derecho a saber de<br />
la sociedad y saludable para la democracia.<br />
Info@ricardotrotti.com<br />
D-34 :15de marzo del 2009