ACABADOS SUPERFICIALES - OCW UPM
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Este procedimiento no es aplicable a grandes cantidades de contaminación ya que en este caso<br />
la pieza al estar totalmente recubierta de una capa de aceite o grasa, esta eléctricamente aislada, por no<br />
ser los aceites o grasas conductores, por lo que el proceso no es realizable.<br />
En estos casos lo que se hace es efectuar primero un desengrase químico, por disolventes<br />
emulsionables, detergentes o por desengrase alcalino. A continuación se completa el proceso<br />
efectuando un desengrase completo por medios electroquímicos.<br />
El desengrase electroquímico es el proceso de desengrase más perfecto existente, pero dado su<br />
costo en instalaciones y energía debe limitarse sólo a los procesos que realmente lo requieran como son<br />
los procesos galvánicos, anodizados o fosfatados, donde una preparación previa lo más perfecta posible<br />
de la superficie garantizará una transformación química o una deposición correcta de la capa metálica<br />
en cuestión<br />
El desengrase electroquímico no puede aplicarse a superficies o piezas pintadas, o recubiertas<br />
de capas no conductoras de la corriente eléctrica.<br />
El desengrase alcalino debe efectuarse en caliente, para que la reacción de saponificación o<br />
formación de jabón tenga lugar de forma efectiva. Esto representa uno de los mayores inconvenientes<br />
del proceso ya que requiere equipos e instalaciones con calentamiento y un gasto de energía<br />
importante, lo que hace que no sea un proceso de los considerados económicos.<br />
3.2.5- Técnicas de lavado<br />
Es de particular importancia el efectuar correctamente el lavado de las piezas tratadas con<br />
productos químicos, para conseguir, por un lado, la máxima eficacia en cuanto al proceso de<br />
tratamiento y, por otro, el ahorrar producto, recuperando el máximo posible y evitando que la mayor<br />
cantidad posible de éste pase a las aguas de lavado, lo que abaratará el proceso de eliminación de<br />
residuos y mejorará sustancialmente el área medioambiental.<br />
Por ello este procedimiento es de la máxima importancia y se aplica a todos los procesos que se<br />
utilizan en el tratamiento superficial.<br />
Si los productos se han dado por aplicación, el lavado se efectuará normalmente por<br />
pulverización a alta presión. No debemos olvidar que la presión «arranca» la suciedad, que este<br />
incrustada, o fuertemente adherida en la superficie, por ejemplo en los decapados de pintura, pero que<br />
no disuelve mejor que el agua aplicada por un sistema de pulverización a baja presión ya que lo que<br />
disuelve es el agua y no el sistema de aplicación o la presión.<br />
Normalmente pues es más eficaz el aplicar caudales elevados de agua que altas presiones, a la<br />
hora de eliminar los contaminantes (producto más suciedad de la superficie), además de esta forma, los<br />
contaminantes llegan altamente diluidos a los sistemas de recogida de aguas de lavado, por lo que será<br />
más fácil su tratamiento como residuos y su posible depuración al requerir menor DBO (Demanda<br />
Biológica de Oxígeno).<br />
El inconveniente que presenta éste sistema proviene de que el agua empieza a ser un bien<br />
escaso y por lo tanto, caro, por lo que debe de utilizarse la menor cantidad posible, lo que<br />
indefectiblemente nos lleva a utilizar un sistema combinado, que consiste en efectuar un primer lavado<br />
con agua a alta presión, que consume menor cantidad y seguidamente y a modo de aclarado un lavado<br />
por pulverización con un volumen de agua adecuado que haga que se efectúe una buena disolución de<br />
los contaminantes existentes en la superficie que se esté tratando.<br />
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