3 - ENVEJECIMIENTO Y VEJEZ EN COLOMBIA
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<strong><strong>EN</strong>VEJECIMI<strong>EN</strong>TO</strong> Y <strong>VEJEZ</strong> <strong>EN</strong> <strong>COLOMBIA</strong><br />
GRÁFICO 8.<br />
NIÑOS <strong>EN</strong> 1985, JÓV<strong>EN</strong>ES <strong>EN</strong> 2003, VIEJOS <strong>EN</strong> 2050<br />
80 y más<br />
70 a 74<br />
60 a 64<br />
50 a 54<br />
40 a 44<br />
30 a 34<br />
20 a 24<br />
10 a 14<br />
0 a 4<br />
80 y más<br />
70 a 74<br />
60 a 64<br />
50 a 54<br />
40 a 44<br />
30 a 34<br />
20 a 24<br />
10 a 14<br />
10,00%<br />
0 a 4<br />
10,00%<br />
5,00%<br />
1985<br />
0,00%<br />
2003<br />
5,00% 0,00%<br />
5,00%<br />
10,00%<br />
5,00% 10,00%<br />
80 y más<br />
80 y más<br />
Fuente: DANE (2003). Los jóvenes: una visión sociodemográfica.<br />
2.1.7. Calidad de vida en presente y en<br />
perspectiva<br />
Uno de los propósitos fundamentales de los gobiernos<br />
democráticos y de las políticas públicas es promover la<br />
calidad de vida. Si bien no pueden hacer que las personas<br />
sean felices, o más comprometidas con la vida, sí pueden<br />
facilitar condiciones que permitan vivir con calidad y<br />
contribuir a conformar la cultura y la sociedad en la cual se<br />
vive (Shah y Marks, 2004; Tonon, 2010).<br />
Al referirse a calidad de vida, Martha Nussbaum y Amartya<br />
Sen (1993;1998) diferencian entre Bienestar (con be<br />
mayúscula) en sentido amplio y con el significado de estar<br />
bien (well-being), y bienestar (con b minúscula) como<br />
equivalente a beneficencia (welfare). Es el bienestar, en<br />
sentido amplio, el estar bien, el que aquí se relaciona con<br />
calidad de vida, que debería ser la razón fundamental de<br />
las políticas públicas desde la perspectiva de los Derechos<br />
Humanos.<br />
Lo anterior, teniendo en cuenta la necesidad de considerar<br />
a "las personas como sujetos de derechos, no como<br />
objetos de beneficencia" (Huenchuan, 1999). A propósito,<br />
habría diferentes maneras de considerar la vejez y a las<br />
personas viejas: equiparando vejez con pobreza y<br />
70 a 74<br />
60 a 64<br />
50 a 54<br />
40 a 44<br />
30 a 34<br />
20 a 24<br />
10 a 14<br />
0 a 4<br />
70 a 74<br />
60 a 64<br />
50 a 54<br />
40 a 44<br />
30 a 34<br />
20 a 24<br />
10 a 14<br />
10,00%<br />
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10,00%<br />
5,00% 0,00%<br />
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2003<br />
2050<br />
0,00%<br />
5,00% 10,00%<br />
5,00%<br />
10,00%<br />
necesidad de asistencialismo; o considerando a las<br />
personas mayores de 60 o 65 años como parte integrante<br />
de la sociedad y como sujetos de derechos. Al respecto,<br />
Sandra Huenchuan subraya la importancia de la<br />
perspectiva de derechos en contraposición a la<br />
asistencialista y alude a "efectos deseados", como también<br />
a "efectos perversos" de acciones y políticas. Entre los<br />
efectos perversos del asistencialismo incluye: la<br />
dependencia, la discriminación y la manipulación.<br />
Una observación adicional importante es tener en cuenta<br />
la diferencia entre el asistencialismo y la asistencia digna.<br />
El primero, originado en la caridad pública, tiende a<br />
considerar a quienes se les ofrece apoyo, como<br />
beneficiarios y dependientes; la segunda los considera<br />
como personas y ciudadanos con igualdad de derechos y<br />
dignidad.<br />
Obviamente, mientras no haya garantía de derechos<br />
humanos para toda la población, es necesaria la<br />
asistencia digna, que en estricto sentido exige no generar<br />
dependencia ni mayores vulnerabilidades, no discriminar,<br />
no menospreciar, ni poner a quien la recibe en posición<br />
inferior o de desventaja social. Por ello, la asistencia digna<br />
se entrega y recibe teniendo presente la dignidad<br />
irrenunciable de todas las personas como tales y como<br />
sujetos de derechos.<br />
En resumen y de acuerdo con el tema de la calidad de vida<br />
y el Bienestar, se trata de tener en cuenta que cuanto se<br />
dice y hace en este caso con la pretensión de beneficiar a<br />
alguien tiene profunda relación con la manera de concebir<br />
a las personas receptoras del apoyo, de hablar y<br />
comunicarse con ellas, así como del lugar desde donde se<br />
cree estar cuando se habla y actúa (Riaño, 2012).<br />
Por otra parte y en lo que se refiere también a la calidad de<br />
vida y el Bienestar, en la perspectiva de derechos, es<br />
posible encontrar múltiples y disímiles acepciones. Por<br />
ejemplo, afirma Brock (1993/1998, p. 136) que "ningún<br />
concepto es del todo amplio o ampliamente aceptado para<br />
cumplir el papel de determinar o definir qué es lo que hace<br />
que una vida sea mejor". Y, desde otra perspectiva Oblitas<br />
(2003, p. 233) considera que "la evidencia empírica<br />
demuestra que ciertas formas de hacer, decir y pensar<br />
parecen ser mejores que otras para el Bienestar".<br />
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