jun.-jul. 1966 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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mera y definitiva vez, y es desde ella que<br />
el hombre realmente actúa, como si el niño<br />
y la realidad mítica experimentada y<br />
grabada, no muriera jamás en el hombre.<br />
Su existencia, por el contrario, es la constante<br />
y repetida actualización de aquellos<br />
mitos, en una forma inconscientemente<br />
ritual pero efectivament mítica. Wordsworth<br />
había dicho casi lo mismo con una<br />
precisa imagen: "The Child is the Father",<br />
que Pavese apenas modifica en un diálogo<br />
de "La luna y las fogatas": "-Acaso<br />
ahora -dije- hasta sabré quién era mi<br />
padre. -Tu padre -me dijo- eres tú".<br />
De todo esto pueden deducirse por lo<br />
menos dos consecuencias importantes: por<br />
un lado, que la libertad no existe; por<br />
otro, que el caos se ordena en un "destino".<br />
Que la libertad no existe: "Mira que<br />
caras. Parecen jugadores de profesión. Lo<br />
que aterra en esta gente es que, no siendo<br />
responsables, se comporten como si lo<br />
fuesen... No es sólo imitación. Tienen otros<br />
motivos, que ni ellas conocen. Y cuando<br />
sean grandes se comportarán en consecuencia".<br />
"Por ejemplo ante un peligro<br />
uno llora, el otro escapa, el otro se echa<br />
al suelo, el otro silba; y ellos no lo saben,<br />
pero cuando hombres, harán lo mismo"<br />
("La libertad''''). y que el caos se ordena,<br />
por que la concepción <strong>del</strong> destino da sentido<br />
a la aparentemente caótica realidad<br />
nuestra. Dicho de otro modo: el hombre<br />
actúa sin tener conciencia de lo que 10 lleva<br />
a hacer determinados actos, no otros.<br />
Ve, en vez de orden, de causalidad, una<br />
realidad caótica. Por ello descubrir el mito,<br />
el destino o la causalidad, es descubrirse<br />
a sí mismo y es descubrir el sentido de<br />
la propia vida.<br />
Lo que da al mito ese valor fijo y determinado<br />
es la ocasión única en que fue<br />
experimentado. Unica en cuanto sagrada,<br />
en cuanto reveladora de la realidad (de<br />
esa realidad que cuando niños se hizo carne<br />
a través de la fantasía, ya que "ningún<br />
niño tiene conciencia de vivir en un mundo<br />
mitico" y en ese período de su vida<br />
"la fantasía le llega como una realidad,<br />
como conocimiento objetivo y no como invención").<br />
Por eso las colinas, las viñas,<br />
representan o reviven aquella primera y<br />
única vez que "se nos revelaron en su absolutoy<br />
dieron forma a nuestra imaginación".<br />
La consagración de la colina como<br />
símbolo mítico es consagración al lugar<br />
único, y como tal, sagrado. Las coIinas o<br />
las viñas, cuando la infancia ya ha desaparecido,<br />
traen nuevamente aquella colina<br />
aquella viña, <strong>del</strong> pasado. Algo muy similar<br />
ocurre en Proust. También Pavese<br />
lo identifica a "L'extase" bau<strong>del</strong>ariano.<br />
El mito (o la realidad simbólica) es la<br />
fuente de la poesía, existe antes que ella,<br />
pero el acto de la poesía -el poetizares<br />
un acto guiado por la inteligencia y se<br />
dirige a la clarificación de esa fuente mítica,<br />
oscura, originaria. El papel de la inteligencia<br />
en la poesía (reminiscencias de<br />
Poe y Bau<strong>del</strong>aíre) ya está expresado antes,<br />
como la "fantasía inteligente". Pero<br />
aún puede incluirse lo que Pavese agregaba<br />
a su voluntad de describir "una rea<br />
Iidad no naturalista sino simbólica": "En<br />
esta poesía los hechos ocurrirán -si ocurren-<br />
no porque así lo quiere la realidad,<br />
sino por que así lo decide la inteligencia".<br />
De modo que el poeta, al hacer poesía sondea<br />
la realidad para llegar a entenderla y<br />
dominarla; amasa, trabaja, ilumina ese<br />
"caos mítico de lo amorfo y de lo incierto"<br />
que es la realidad.<br />
y ya no es imposible entenderla, en<br />
cuanto se ha descubierto la ley de la dependencia<br />
al niño, llamada también destino,<br />
y la estructura mítica de la vida, llamada<br />
asimismo realidad simbólica. La labor<br />
<strong>del</strong> poeta radica en rendir a claridad<br />
lo mítico de la infancia, pero a una claridad<br />
meramente poética, sin salir <strong>del</strong> ámbito<br />
de la poesía, sin ir más allá, hacia<br />
el conocimiento sistematizado en la ciencia<br />
o la filosofía. Arte es tomar los mitos<br />
y presentarlos al hombre de modo que éste<br />
comprenda que su confusa realidad<br />
puede. devenir un orden, un lenguaje ac<br />
.cedble. El poeta busca "claridad y espera<br />
exorcisar sus mitos al transformarlos<br />
en figuras". Con toda evidencia, su tarea,<br />
aunque subjetiva, no es egoísta. Reduce<br />
sus mitos a figura, por un lado, como ejemplo<br />
<strong>del</strong> proceso <strong>del</strong> conocimiento poético;<br />
y por otro, porque su mitología personal<br />
no es muy ajena a las mitologías personales<br />
de los demás. La historia <strong>del</strong> pensamiento<br />
prefilosófico, por otra parte, demt;.estra<br />
que los mitos, en primera instan-