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oct. 1942 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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REVISTA NACIONAL<br />

las conmociones populares que un siglo después decapitarían a Car·<br />

los I de Inglaterra y al fin <strong>del</strong> otro siglo al eunucoide Luis XVI.<br />

Decíamos que el volumen de su obra escrita se explica por su<br />

capacidad de trabajo: sus libros, editados en conjunto una primera<br />

vez en 1589 • 91 y finalmente por Bernardo Ascher, en 1926 • 32, com·<br />

prenden tal suma de asuntos que no es posible hacer una completa<br />

enumeración, que sería además larga y aburrida.<br />

En sus dos «Paramirum» estudia el origen y las causas de las<br />

enfermedades, en sus dos «Paragranum» los elementos <strong>del</strong> Arte de<br />

curar, entre los que cita la Filosofía, la Astronomía, la Alquimia y,<br />

lo que no es de desdeñar ... , la honestidad <strong>del</strong> médico. En sus ((Defensiones»<br />

expone los alegatos en favor de sus d<strong>oct</strong>rinas: dedica nu·<br />

merosos volúmenes al estudio particular de infinidad de sindromes;<br />

en tres libros se ocupa de las enfermedades que aquejan a los mi·<br />

neros, en cuyas descripciones es fácil descubrir la tuberculosis, las<br />

intoxicaciones arsenical, mercurial, cúprica, gaseosa; allí propone la<br />

terapéutica y, lo que es más interesante, su profilaxis. Comenta en<br />

muchos otros, las d<strong>oct</strong>rinas médicas aceptadas en su tiempo, a las<br />

que refuta con energía rayana en la violencia; estudia las aguas ter·<br />

males y los meteoros, el Ocultismo, ·la Magia y, finalmente, hace sus<br />

«Profecías», muchas de las cuales fueron. publicadas después de su<br />

muerte y en parte realizadas en los siglos siguientes.<br />

Una personalidad tan extraordinaria, tan recia, tan original, no<br />

podía dejar verdaderos discípulos; su d<strong>oct</strong>rina, sintética y coherente<br />

mientras él la expuso y la defendió, se desmenuzó con el tiempo y<br />

cada cual hizo suya la parte que más convenía a la propia.<br />

Pero quedaron ciertos principios que él expuso y defendió mien·<br />

tras tuvo un instante de aliento.<br />

«Las Ciencias -dice- no están encerradas en una patria, sino<br />

« distrihuídas por el Mundo entero; no se encuentran ni en un hom·<br />

~ bre único, ni en único sitio; hay que recogerlas en todas partes e<br />

« ir a buscarlas doquiera que estén.» ·<br />

Los medios de que se sirve Paracelso para captar el mundo vi·<br />

viente son, para su época, originales, aunque puede encontrarse su<br />

traza en su gran precursor Rogelio Bacon. Corresponde a Paracelso<br />

haberles dado existencia y jerarquía.<br />

Gundolph, que ha estudiado su· vida en un libro lleno de docu·<br />

mentación inédita, dice: «Búsqueda, investigación, experimentación,<br />

« triade inconmovible en la que se funda la Ciencia moderna y no<br />

« lecturas ni abstracciones de quintaesencia fueron las bases de su<br />

«obra».<br />

En sus obras hay un concepto vago pero evidente de una teoría<br />

energética de la Materia. Su concepto de la enfermedad como per·<br />

turbación de las funciones naturales, es un regreso al hipocratismo<br />

naturista y como tal debe ser saludado por nosotros como una nueva<br />

fuente de Juvencia para la Medicina actual. Exponente de su libertad<br />

de espíritu y de su potencia de observación es que se atrevió en<br />

época de peligrosidad a denunciar la superstición contenida en el

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