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INTERNACIONAL : Actualidad
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Persecución de narcos contra cantantes mexicanos
Notas de la muerte
PRENSA LIBRE : Guatemala, 27 de junio de 2010
POR BRENDA MARTÍNEZ
Los artistas mexicanos
también pasan aformar
parte de las estadísticas
de muertos que deja la
violencia del narcotráfico
en todo ese
país, que, según datos del Gobierno
revelados la semana última, en
lo que va del 2010 rebasa ya los
cinco mil en total.
El asesinato del hijo del cantautor
Joan Sebastian, Juan Sebastian Figueroa,
ocurrido el 12 de junio último,
es la última nota del incremento
de los crímenes dirigidos contra
músicos y cantantes en México, vinculados
con el crimen organizado.
Las autoridades confirmaron la
versión del cartel del Pacíficodivulgada
en mantas en las que asegurabaque
Juan Sebastian Figueroa fue asesinado
por Guillermo Vargas Rivera, hijo de
un ex comandante policial de Morelos,
por “la disputa de una mujer por
problemas pasados”.
Juan Sebastian, de 32 años, fue
acribillado en un restaurante de Cuernavaca
y dos días después Vargas fue
asesinado por presuntos sicarios del
cartel del Pacífico.
Al menos una docena de cantantes
y músicos han perdido la vida en circunstancias
relacionadas con la narcoviolencia
en los últimos cuatro años.
La ola de asesinatoscontra artistas
de la llamada “onda grupera” se remonta
a 1992, cuando fue acribillado
Rosalino Chalino Sánchez, el supuesto
creador del narcocorrido, género popular,amenudo
ligadoensus letras al
narcotráfico y al crimen organizado.
Desde entonces, otros cantantes
se han sumado aesta listanegra. Entreellos,
haycasos que conmocionaron
ala sociedad mexicana, como el
de Valentín Elizalde, el Gallo de Oro,
acribillado después de un concierto
en Reynosa, en el 2006, yeldeSergio
Gómez, vocalista del grupo K-Paz de
la Sierra, que desapareció luego de
una presentación en Michoacán en el
2007. Su cuerpo torturado fue hallado
al día siguiente.
También ese año, Zayda Peña —líder
de ZaydayLos Culpables— sufrió
una herida de bala en el 2007 durante
un ataque en Tamaulipas. Al día siguiente
varios atacantes llegaron al
hospital donde estaba internada y le
dispararon a quemarropa.
Otras víctimas mortales supuestamente
asociadas con elnarcotráfico
fueron los cuatro miembros de Los
Herederos de Sinaloa, en el 2008; Trigo
Figueroa, el otrohijo de Joan Sebastian,
en el 2006, yel trompetista dela
banda Los Conde,José Luis Aquino,en
el 2007.
Los asesinatos entre los carteles se
han extendido a bares, fiestas yconciertos,
donde los sicarios han agredido
y asesinado amúsicos que se cree
Los artistas de música popular que le cantan a los capos de la droga se
convierten en blancos inocentes de las disputas entre criminales.
Sergio
Gómez,
vocalista de
K-Paz de la
Sierra, fue
torturado y
asesinado en
el 2007.
tomaron partido de bandas rivales con
las letras de sus narcocorridos. “Cantarlos
narcocorridos ya es demasiado
peligroso”, dijo un representante de
cinco grupos en la fronteriza ciudad de
Tijuana.
Las pesquisas demuestran que la
mayoría de estos cantantes arriesgaban
su vida al componer canciones para
exaltar las fechorías de los grandes
capos del narcotráfico y al servir incluso
de “correos cantados”, pues se asegura
que los líderes de los carteles pagan
cuantiosas sumas para que los
artistas de este género les escriban
narcocorridos a la medida.
Actuación en narcofiestas
Zayda Peña,
vocalista de
Zayda y Los
culpables, fue
acribillada en
un hospital tras
resultar herida
en un atentado,
en el 2007.
Valentín
Elizalde, el
Gallo de Oro,
fue muerto a
tiros tras un
concierto en
Reynosa, en el
2006.
En los últimos años, varios artistas
“gruperos” han sido señalados por trabajarenlas
llamadas narcofiestas. Yes
que las rancheras, las baladas y la música
de banda están entre los ritmos favoritos
de los delincuentes.
Ramón Ayala, conocido como el Rey
del Acordeón ycon más de 40 años de
trayectoria artística, fue detenido como
sospechoso en Morelos en el 2009,por
tener supuestos vínculos con el crimen
organizado durante una narcofiesta a la
que había sido invitado a cantar.
Juan
Sebastian
Figueroa
—inserto—,
hijo del
cantautor
Joan
Sebastian,
fue
asesinado
el 12 de
junio
último.
Fotos Prensa Libre: ARCHIVO
Pero hay intérpretes que
se enfrentan al dilema de actuar
o no en estos eventos. Los artistas alegan
que no es fácil saber para quiénes
cantan, ya que los contratos los firman
los agentes. “Si te niegas, te los echas
encima y pueden matarte. Tienes que
trabajar contodo el mundo; si les dices
que no, es peor (...)”,explica Luis Vidales,
tecladista de AK-7.
Decenas de pequeñas bandas musicales
están dejando el negocio por temor
a trabajar en esas suntuosas narcofiestas.
El desasosiego es grande yla
situación, lamentable.
Las autoridades barajan diversashipótesis
sobre estos crímenes: los cantantes
eran una clase de sicarios musicales
al servicio de narcotraficantes al
agredir consus mensajes acapos rivales,
estaban involucrados directamente
con el narcotráfico o lavado de dinero
otenían líos pasionales con mujeres
relacionadas a delincuentes.
Un factor común en la mayoría
de estos ajusticiamientos es que
no han llegado aesclarecerse
y, por tanto, siguen en la
impunidad.
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