Mundo Seguro 24

trascendentes. Se podría decir, sin temor a equivocarnos,
que nada les fue regalado. En agosto de 1537, el español
Salazar de Espinoza edificó en una colina junto al río Paraguay,
el fuerte de Nuestra Señora de la Asunción, que se
transformó en centro de irradiación de los conquistadores.
Bajo el gobierno de Martínez de Irala y sus sucesores, partieron
desde Asunción, expediciones que fundaron Santa Fe,
Corrientes, Villarrica y Santa Cruz de la Sierra. La segunda
fundación de Buenos Aires, en 1580, fue llevada a cabo por
diez españoles y cincuenta mestizos paraguayos.
Mientras tanto, los jesuitas continuaban con la intensa labor
de evangelización y colonización. Organizaron un total
de 39 florecientes reducciones que llegaron a contener más
de cien mil indígenas a los que se les enseñaba a leer, cantar
(son famosos aún hoy en día, los coros formados por niños
guaraníes), fabricar instrumentos musicales, construir casas
y templos (citemos la Ciudad de Jesús al sur del Paraguay),
cultivar la tierra, criar ganado, pintar y tallar.
Las reducciones jesuíticas llegaron a ser un verdadero
estado, casi independiente, con fuerzas armadas propias y
autonomía respecto de los gobernadores de Asunción y esta
situación despertó la envidia y la ambición de españoles y
portugueses por igual, que resolvieron en 1750, repartir entre
ambos países el territorio de las reducciones. Los jesuitas
se negaron a ello, pero los ejércitos español y portugués
acabaron de manera brutal con la resistencia. Diez años más
tarde, la Compañía de Jesús fue suprimida de los dominios
de la corona española y en poco tiempo, todo lo que se había
logrado, desapareció junto a los indios que escaparon de
la masacre, en la oscuridad de la selva y del olvido.
La guerra de la Triple Alianza, la del Chaco Paraguayo y las
revoluciones populares, costaron la vida de miles de aguerridos
paraguayos que, sin embargo, a mediados del siglo XX
conocieron un periodo de crecimiento económico basado en
la afluencia de capitales extranjeros y la realización de grandes
obras públicas. Paraguay comienza entonces un camino
de progreso y modernización realmente llamativos.
Es recomendable, para quien pasea por el centro de
Asunción, visitar el Panteón de los Héroes. El visitante no
podrá menos que sentirse conmovido frente al recuerdo del
Soldado Desconocido y de los personajes que conformaron
la identidad nacional del país.
Paraguay significa “río de las coronas de palmas”, por las
palmeras que bordeaban su curso en forma ininterrumpida.
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