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Canetti. Elias - La Provincia del Hombre

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El poeta es probablemente el hombre que percibe lo que fue para predecir lo que será.<br />

Por esto, en realidad no sufre, sólo recuerda; y no hace nada, porque primero tiene que<br />

predecir.<br />

Tiene siempre algo de mal visto el alistarse en una fe que, antes que uno, han<br />

compartido ya muchísimos. Hay aquí más renuncia de la que es posible expresar con<br />

palabras humanas. <strong>La</strong> fe es una capacidad <strong>del</strong> hombre que puede ampliarse, y todo el<br />

que sea capaz de ello debería colaborar en algo a esta ampliación.<br />

<strong>La</strong>s voces <strong>del</strong> hombre son el pan de Dios.<br />

Es curioso cuando un oriental aparece en un inglés. Una vez que me encontré con uno<br />

de estos asombrosos ingleses, no hace mucho, pensé que era un error y que el oriental se<br />

iba a esfumar otra vez. Pero luego vi que empezaba a crecer y que se iba convirtiendo<br />

en algo casi tan importante como un Buda. A un hombre así no le queda otro remedio<br />

que creer en la trasmigración de las almas, de qué otra manera si no se las arreglaría en<br />

una situación como aquella en la que se encuentra, en Inglaterra.<br />

Como oriental se manifiesta en lo siguiente: está tranquilo en su rincón y no permite<br />

que le digan que esta calma es pereza: a través de ella puede uno llegar a una gran<br />

sabiduría. Le gusta que las mujeres lo adoren; una nueva mujer que se cruce en su<br />

camino le impresiona, aunque conoce ya a muchas otras; una no excluye a otra, y no se<br />

recata en absoluto de mostrar su complacencia. Así que se da cuenta de que con ello no<br />

va a herir a nadie, suelta pensamientos extraños y destructivos sobre Dios, producto de<br />

su sedentarismo, pensamientos que le parecen originales aunque los ha oído en la India;<br />

para Inglaterra siguen siendo originales.<br />

Es impreciso; confunde con facilidad nombres, fechas y lugares. Lo sabe y para él es<br />

indiferente. <strong>La</strong>s relaciones están vacías y no significan nada; lo único importante es<br />

aquello que considera que es el sentido profundo de una frase. En cambio, los ingleses<br />

están enfermos de precisión. <strong>La</strong> falta de puntualidad es el segundo de los pecados y está<br />

inmediatamente después <strong>del</strong> asesinato; al afeitarse no hay que olvidarse de un sólo pelo;<br />

los minutos que debe durar una visita están contados antes de que ésta empiece; la cerca<br />

que rodea una propiedad es sagrada; un libro consta de un número determinado de<br />

letras; nadie miente. Es fácil imaginarse de qué modo este oriental, con su marcada<br />

flema frente a toda exactitud destaca entre sus paisanos ingleses.<br />

También su amabilidad tiene otra coloración. Alaba a todos y a cada uno de los<br />

hombres de los que se habla, sin levantar mucho la voz, pero ciertamente, con la<br />

exaltación con que lo haría un meridional. <strong>La</strong> persona más ridícula es extraordinaria,<br />

ejemplar y sublime. Al dirigirse a la gente emplea los títulos que éstos podrían desear.<br />

Pero, sin que en realidad sea irónico - carece totalmente de incisividad -, deja entrever la<br />

poca importancia que los títulos tienen. Sus ansias de paz eterna están llenas de un<br />

sentimiento de pena por el hecho de que pronto ya no va a estar: padece <strong>del</strong> corazón; y<br />

no se avergüenza de hablar de su enfermedad. <strong>La</strong> manera detallada y exhaustiva de<br />

hacerlo traiciona de un modo especial aquella pena. Le gustaría que la gente admirara su<br />

corazón enfermo, y la verdad es que es pasmoso porque sigue trabajando «de un modo<br />

creativo», escribe. De las actividades humanas, escribir es sin duda la más tranquila, la<br />

más adecuada por tanto al oriental, que, con las piernas cruzadas, en una actitud llena de<br />

dignidad, deja que esta actividad se vaya produciendo sobre una pequeña tabla, con<br />

movimientos pequeños y circulares. Si realmente siguiera estando en Inglaterra, se

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