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Aldaba_30_agosto_2011

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La Virgen de la Villa<br />

FOTOGRAFÍA CEDIDA POR ANTONIO PULIDO DE LA ROSA<br />

San Juan de Dios.<br />

La “otra” patrona, la Virgen de la Villa, siempre ha<br />

tenido gran predicamento y devoción entre la población<br />

marteña e igualmente, sin duda alguna, entre todas las clases<br />

sociales. Si midiésemos la popularidad, la fe, la pasión…<br />

que despierta, seguramente comprobaríamos que<br />

es incluso superior a la de los otros, ahora y antes, por lo<br />

que su fiesta tenía, como mínimo, la misma brillantez que<br />

las otras. El ritual era sensiblemente parecido, por no decir<br />

igual; se iniciaba, como las anteriores aunque no lo<br />

hemos referido, en la víspera con una vistosa quema de<br />

fuegos artificiales que harían las delicias de jóvenes y mayores,<br />

y continuaba el día de la festividad con una solemne<br />

función religiosa, como ya hemos contado anteriormente,<br />

y la posterior procesión de la imagen por las calles de la<br />

localidad, siendo acompañada por las autoridades civiles y<br />

religiosas, amén de por una nutrida concurrencia de vecinos<br />

de todas las capas sociales. No obstante, sabido es<br />

que la fiesta es en primavera y que ésta es una estación<br />

cambiante, que puede igual acoger un tiempo magnífico<br />

al igual que otros no tan benignos, que estropean y afean<br />

este tipo de actos, y así vemos cómo en el año 1893, en la<br />

sesión del 29 de marzo, se leyó la invitación que cursaba la<br />

“hermandad de la Virgen de la Villa para que la Corporación<br />

asistiese a la fiesta religiosa y a<br />

la posterior procesión”. Cuando<br />

terminó la lectura, tuvo lugar un<br />

breve debate entre los ediles que<br />

formaban la Corporación, llegándose<br />

a la conclusión de que asistiría<br />

la Corporación en pleno, pero<br />

se le hacía al párroco y a la hermandad<br />

una petición, que tenía mucho<br />

de condición para confirmar la asistencia,<br />

y era ésta la siguiente: “que<br />

la procesión salga a una hora prudente<br />

para evitar tener que retirarse<br />

en mitad de la procesión, como<br />

ocurrió en el año anterior, para no<br />

coger los señores concejales una<br />

pulmonía por el frío que hacía”.<br />

Visto esto se nos plantea una duda:<br />

o bien los concejales eran demasiado<br />

precavidos o es que realmente<br />

el frío sería inaguantable. El caso<br />

es que la cuestión debió tener feliz<br />

arreglo porque en años sucesivos<br />

ya no volvió a plantearse. Al año<br />

siguiente volvió a repetirse la invitación<br />

y, además, se añadía una petición,<br />

que era que “para la quema<br />

de los fuegos artificiales, en la noche<br />

de la víspera, se pedía la presencia de la fuerza pública<br />

en evitación de posibles desórdenes y abusos que venían<br />

ocurriendo en las quemas de años anteriores”. Ni que decir<br />

tiene que la petición fue debidamente atendida.<br />

Costumbre es, y establecido estaba y está, que estas<br />

cofradías o hermandades tengan su correspondiente “hermano<br />

mayor”, que suele ser elegido anualmente y que,<br />

por tanto, tiene un año de “mandato” o “reinado”. Secular<br />

es también la costumbre de “pedirlo”, es decir, que el<br />

que desea serlo lo solicitaba ante la hermandad y corría<br />

con parte o con todos los gastos de las celebraciones, según<br />

las posibilidades económicas de cada uno. En estas<br />

costumbres también se incluían, y se incluyen todavía, el<br />

que el nominado “invite a un refresco” en su domicilio a<br />

todos los hermanos que deseasen asistir o a sus amistades<br />

más próximas, dependiendo esta proximidad del talante y<br />

del bolsillo del nominado. Pero, claro, ocurría y ocurre,<br />

que todos los años no aparecía ese “mirlo blanco” y entonces<br />

la tradición mandaba que se celebrase un sorteo<br />

entre los hermanos para designar al “hermano mayor” sin<br />

tener en cuenta su poder económico, llegando, en estos<br />

casos, la hermandad a correr con los gastos. Y eso parece<br />

ser que ocurrió en el año 1900 cuando la Junta Directiva<br />

“de la Confraternidad de Nuestra Señora de la Villa” solicitó<br />

al Ayuntamiento “la cesión del salón de sesiones para<br />

recibir a dicha hermandad el día de<br />

la fiesta pues no había ningún hermano<br />

mayor que la recibiese en su<br />

casa por no disponer de espacios<br />

adecuados”. Su solicitud fue atendida<br />

y confirmada la cesión 4 .<br />

OTRAS COFRADÍAS Y HER-<br />

MANDADES<br />

San Juan de Dios<br />

Otra cofradía que gozaba de<br />

gran aceptación en Martos era la<br />

de San Juan de Dios. Buscar las<br />

razones que explicasen este hecho<br />

no sería muy complicado; la existencia<br />

del Hospital, desde muchos<br />

años atrás, en nuestra localidad<br />

(aunque en estos tiempos ya no estaba<br />

atendido por hermanos de la<br />

Orden sino por monjas), las abundantes<br />

obras de caridad que practicaba<br />

la Orden homónima y que<br />

tenían resonancia entre la población…<br />

y algunas otras razones explicaban<br />

que muchos marteños<br />

fuesen hermanos de esta cofradía<br />

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