Aldaba_30_agosto_2011
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CÁNDIDO VILLAR CASTRO<br />
Siguiendo mi artículo anterior en <strong>Aldaba</strong>, titulado<br />
Martos, reyes y dioses, termino con el último rey de Andalucía,<br />
el rey visigodo Hermenegildo, hijo de Leovigildo,<br />
que reinó durante menos de cinco años en la región.<br />
Su madre, Teodosia, era una hispano-romana católica,<br />
hija del gobernador bizantino de la antigua cartaginensis<br />
de los romanos, territorio cedido a Bizancio años antes,<br />
durante el enfrentamiento entre Agila y Atanagildo. Según<br />
algunos autores, era hermana de San<br />
Leandro y San Isidoro de Sevilla, aunque no<br />
está confirmado históricamente. Lo único<br />
cierto es que procedían del mismo lugar, de<br />
Cartago Nova. Fue educado, al igual que su<br />
hermano Recaredo, en la religión oficial, el<br />
arrianismo, y bien pronto es asociado al trono,<br />
junto a su hermano Recaredo.<br />
Tras la muerte de su primera esposa,<br />
se casa con Gosvinta, la poderosa viuda de<br />
Atanagildo, arriana acérrima.<br />
En el año 579, a los quince años, quizás<br />
bajo los auspicios de Leandro, contrae matrimonio<br />
con la princesa católica merovingia<br />
Ingunda, hermana del rey de Austrasia (Francia),<br />
Sigeberto I y Brunegilda.<br />
Ante la manifiesta enemistad de<br />
Gosvinta hacia su nuera, que a su vez era su<br />
nieta, nuestro personaje es enviado a la Bética<br />
con el fin de apaciguar y dominar la región,<br />
en continua rebeldía. En realidad, su poder<br />
sólo se extendía a Sevilla y parte de Córdoba.<br />
El resto estaba dominado por los católicos<br />
bizantinos de Niebla y la antigua clase aristocrática<br />
senatorial hispana, que no aceptaba el<br />
arrianismo.<br />
En Sevilla, donde había vivido su padre,<br />
comienza por admirar el comportamiento<br />
humano y religioso de sus gentes y sobre<br />
todo la ingente cultura que se respiraba, muy<br />
por encima de bagaje cultural del resto de la<br />
península, incluida su capital, Toledo.<br />
Entre la influencia de su esposa y del<br />
obispo metropolitano de Sevilla, Leandro, que<br />
siglos más tarde sería elevado a los altares<br />
junto con sus hermanos Isidoro, Florentina<br />
y Fulgencio, conocidos como “los cuatro santos<br />
de Cartagena”, se convierte al catolicismo.<br />
Tras abjurar del arrianismo, toma el nombre<br />
de Juan. Si su madrastra, la intransigente e influyente<br />
Gosvinta, no ve con buenos ojos la conversión, menos<br />
aún ve el régimen visigodo sus sospechosas relaciones diplomáticas<br />
con los bizantinos. Ante esta situación,<br />
Leovigildo, en el año 580, convoca un sínodo en Toledo,<br />
probablemente para suavizar posiciones, al cual no asiste<br />
Hermenegildo. Esta ausencia debió ser determinante.<br />
Por otro lado, Hermenegildo, animado por muchos,<br />
sobre todo los hispano-romanos, se hizo nombrar rey de<br />
la Bética en el 581, e incluso emitió monedas con su efigie.<br />
Inmediatamente se le unió y apoyó la importante región<br />
de Mérida, aunque su obispo Masonna se mantuvo<br />
neutral en todo momento. La lucha se inicia ese mismo<br />
año, durante la cual se neutraliza la ayuda bizantina, prometida<br />
por el emperador Mauricio al obispo<br />
Leandro, con el aporte de treinta mil solidi de<br />
oro, una cifra respetable. Por otra parte, los<br />
católicos suevos de Miró tampoco le prestan<br />
la ayuda que esperaba. En el 583 es sitiada<br />
Sevilla, que tras un año de asedio es tomada<br />
por los visigodos de Leovigildo.<br />
Hermenegildo huye a Córdoba, donde<br />
es apresado, bajo la promesa de su hermano<br />
Recaredo, que su padre le perdonaría<br />
la vida. Fue enviado a Valencia, desde donde<br />
escapó con la intención de pedir ayuda a los<br />
francos de Austrasia, pero nuevamente es hecho<br />
cautivo y conducido a Tarraco por el<br />
conde Sisberto, donde fue asesinado por sus<br />
captores, en la propia celda, después de negarse<br />
a recibir la comunión de un obispo<br />
arriano. No sabemos si con la autorización<br />
real. Era el trece de abril del año 585.<br />
Bien es verdad que su comportamiento<br />
fue tachado de sedicioso por una parte de<br />
la población, incluida la católica, como por<br />
ejemplo el cronista hispano-visigodo, obispo<br />
Juan Biclara (Santarén 540-Gerona 621)<br />
o el francés Gregorio de Tours (obispo de<br />
Tours, en Austrasia). Sus defensores fueron<br />
el papa Gregorio Magno y San Leandro, los<br />
cuales se habían conocido durante su permanencia<br />
en Constantinopla.<br />
Podemos decir que fue un rey de la<br />
Bética, enamorado de su región y de la gran<br />
cultura existente en aquellos momentos, aunque<br />
la independencia sólo durara menos de<br />
cinco años, tras su asesinato en Tarragona.<br />
Quisiera destacar el gran acervo cultural<br />
que siempre ha tenido Andalucía y que<br />
todos deberíamos contribuir a recuperarlo.<br />
Es llamativo que desde el asesinato de<br />
Hermenegildo hay un silencio absoluto ha-<br />
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