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Hackstory - Merce Molist Ferrer

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Los hackers han usado un viejo truco: un programa del sistema operativo Unix,<br />

llamado PHF[2], tenía un agujero que muchos administradores no habían parcheado.<br />

Si alguien aprovechaba este fallo, podía descargar cualquier fichero del ordenador<br />

atacado, incluida la lista de usuarios y contraseñas. Sólo con que hubiese una<br />

contraseña débil -y había muchas, incluso usuarios sin contraseña- el hacker estaba<br />

dentro.<br />

Según “ABC”, después de la demostración las contraseñas se pusieron a disposición<br />

de un notario y los hackers no hicieron nada malo en los sitios atacados, excepto<br />

demostrar que podían atacarlos. Pero, según el diario, se podían haber realizado un<br />

montón de inquietantes hazañas: robar información, sacarse un título en la UNED,<br />

cambiar leyes en el BOE, cambiar la agenda del presidente del gobierno...<br />

El reportaje acaba con una frase lapidaria:<br />

Hoy por hoy, la seguridad informática en España es poco más que una quimera.[3]<br />

Tienen razón. A mediados de los 90, en la mayoría de ordenadores conectados a las<br />

redes no hay barreras que paren los pies a los curiosos. Ni cortafuegos, ni<br />

contraseñas fuertes. Hay servidores en las universidades que llevan años en marcha<br />

sin que nadie los administre. Las redes han crecido en un ambiente de confianza y<br />

de buena fe. No es que los administradores de sistemas sean negligentes: es que no<br />

forma parte de su cultura securizar la red.<br />

De hecho, instalar medidas de seguridad está mal visto por la élite de las<br />

universidades, la primera generación, que las ve como un constreñimiento, un<br />

engorro y un freno a la libertad de la información. No tienen en cuenta que crecen<br />

exponencialmente las hordas de jóvenes que van a robar y mentir por tener acceso<br />

vitalicio y gratuito a Internet. A toda Internet. Incluidos ordenadores “interesantes”<br />

como los de grandes empresas, universidades y militares.<br />

Y así, nunca hacer hacking fue tan fácil, con todo abierto. Internet se convierte en<br />

una ciudad sin ley donde campan a sus anchas personajes de todas las calañas que<br />

entran y salen de donde les da la gana. Por no hablar de los contenidos que ofrecen<br />

algunos de los primeros sitios web: informaciones inmorales, ilegales y<br />

políticamente incorrectas. Desde toneladas de páginas pornográficas hasta warez,<br />

todo un mundo bizarro, como puede verse en el veterano sitio Paranoia.com, en pie<br />

desde junio de 1994 en la World Wide Web.<br />

Paranoia.com afirma alojar a amigos y conocidos “a cambio de la voluntad”, en su<br />

interior hay webs de pedofilia, drogas, prostitución, eutanasia, cracking de<br />

televisión, teorías conspirativas y control mental. Lo fuerte es que Paranoia.com no<br />

es la excepción sino una más de las muchas páginas y foros de este estilo, fácilmente<br />

accesibles a cualquiera que entre en Internet.

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