Humanizando expectativas religiosas - Iglesia Presbiteriana de ...

3. Influenciando como
minoría desde la vocación y la
ética
El pensamiento reformado se distancia del pensamiento
evangélico que nos dice que el cristianismo se vuelve exitoso
cuando todo el mundo se convierte. Para el pensamiento
reformado en realidad, el éxito del Reino es cuando su
influencia es evidente en el arte, la ciencia, la literatura, el
negocio, la industria, el comercio, el gobierno. Cuando todos
los demás espacios del pensamiento y del esfuerzo humano
comienzan a ser bendecidos por la actividad de este hombre
transformado por la gracia de Cristo.
De nada serviría tener un presidente, senador, diputado
o alcalde tan sólo por el hecho de ser “evangélico”, mas bien
debemos anhelar tener cristianos que tengan una verdadera
vocación política y que lo demuestren en el campo político de
cada país.
Cuando el texto me dice que “todo fue leudado”, me
habla de un futuro silencioso pero poderoso a la vez. Donde
aprenderemos a vivir la fe de manera humilde, sin hacer
mucho ruido ni dar grandes espectáculos. Ya no cultivaremos
tantos deseos de poder ni de prestigio. No gastaremos
nuestras fuerzas en grandes operaciones de imagen.
Buscaremos lo esencial. Caminaremos en la verdad de Jesús.
Debemos comenzar un tiempo nuevo para la Iglesia. El
futuro del cristianismo dependerá en buena parte del
nacimiento de pequeños grupos de creyentes, atraídos por el
evangelio y reunidos en torno a Jesús.
La levadura está obrando, pero no lo midamos por
nuestros grandes templos, ni por nuestros espectaculares
ministerios. Los cristianos vamos a tener que aprender a vivir
en minoría, dentro de una sociedad secularizada y plural,
influenciando la sociedad desde la vocación y la ética.
viii