Armando Llanos Ortiz de Landaluze

del museo, que con carácter monográfico, se levantó en el
propio yacimiento.
En 1978 fue la excavación del túmulo-dolmen de
Kurtzebide, en Letona, la que nos llevó a colaborar en los
trabajos que allí se llevaron a cabo, dirigidos por José Ignacio
Vegas.
Ante el peligro de destrucción que presentaba un testigo de
la estratigrafía dejada por D. José Miguel de Barandiarán, en la
cavidad de Solacueva de Lakozmonte, en sus excavaciones de
1961 y 1962, retomamos de nuevo su estudio. Éste tuvo lugar
durante dos campañas, en 1980 y 1981, cuyos resultados,
unidos a los obtenidos en las primeras excavaciones,
ofrecieron una visión de la utilización de esta cueva como lugar
de ritual. Todos estos resultados se publicaron en 1983.
A comienzos de los años 90 junto con Eliseo Gil e Idoya
Filloy, trazamos un plan para la excavación del yacimiento de
Iruña, en Villodas-Trespuentes. Con estas directrices se
pretendía realizar un exhaustivo estudio de este interesante
enclave arqueológico y poder conocer a fondo el largo proceso
de ocupación humana, presente en él. En 1994 se iniciaron
las excavaciones. Formando parte del equipo de
investigadores, me encargué de estudiar la ocupación antigua
del yacimiento hasta la romanización, que de esta forma
completaba el programa que inicié en los años 60, al poder
estudiar la romanización de un asentamiento del Bronce Final y
Edad del Hierro. En el plan trazado inicialmente solamente
pude participar en las dos primeras campañas.
El director de la excavación, sin consultar con nadie,
deshizo el equipo continuando él los trabajos, no pudiendo de
esta manera cerrar el ciclo de mi programa de investigación.
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