Armando Llanos Ortiz de Landaluze

P roteger el patrimonio
U
n patrimonio arqueológico que se venía conservando
prácticamente intacto, salvo casos muy concretos y
puntuales donde había sido alterado ligeramente, desde la
segunda mitad del siglo XX comenzó a verse amenazado de
manera ostensible y de forma acelerada. Nuevas vías de
comunicación, trabajos de Concentración Parcelaria,
plantaciones forestales y de viñedo, regadíos, etc. Intentar
salvar este patrimonio amenazado nos llevó a dedicarle una
especial atención a lo largo de estos 30 últimos años.
El primer toque de atención lo recibimos cuando
encontramos, en 1973, una pala excavadora delante del
dolmen de El Sotillo, en la Rioja Alavesa, con intenciones de
eliminarlo, ya que por allí se había proyectado un camino de
Concentración Parcelaria. Un inmediato contacto personal, con
los responsables de este servicio permitió, en este caso y en
el futuro, contar con su apoyo para proteger todos los
yacimientos que se encontraban situados en las zonas
agrícolas a concentrar. Gracias a la colaboración con esta y
otras entidades, que por su propios fines, intervienen en la
modificación de estructuras en el medio rural, hoy se han
salvado de su destrucción un buen número de yacimientos.
La existencia de un número importante de lápidas
romanas, que forman parte de la construcción de edificios
religiosos, generalmente no presentan peligro de conservación
salvo el que puede derivarse de su degradación por agentes
medioambientales. Sin embargo, en algunos casos, el derribo
de algunos de estos edificios, puso en peligro su integridad.
Esto ocurrió con las lápidas que formaban parte de los muros
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