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Borges & Jurado - ¿Qué es el budismo? - Worcel.com

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Camino de la Pureza declara: «El hombre de un momento futuro vivirá, pero no ha vivido ni vive. El hombre d<strong>el</strong><br />

momento pr<strong>es</strong>ente vive, pero no ha vivido ni vivirá». Para <strong>el</strong> <strong>budismo</strong>, cada hombre <strong>es</strong> una ilusión, vertiginosamente<br />

producida por una serie de hombr<strong>es</strong> momentáneos y solos. La apariencia de continuidad que una suc<strong>es</strong>ión de imágen<strong>es</strong><br />

produce en la pantalla cinematográfica puede ayudarnos a <strong>com</strong>prender <strong>es</strong>ta idea un tanto d<strong>es</strong>concertante. En la filosofía<br />

moderna, tenemos <strong>el</strong> caso de Hume, para quien <strong>el</strong> individuo <strong>es</strong> un haz de percepcion<strong>es</strong> que se suceden con increíble<br />

rapidez, y <strong>el</strong> de Bertrand Russ<strong>el</strong>l, para quien sólo hay actos impersonal<strong>es</strong>, sin sujeto ni objeto.<br />

La hipót<strong>es</strong>ís de la impermanencia d<strong>el</strong> individuo ha sugerido <strong>com</strong>entarios irónicos. Se cuenta que un brahmán expuso la<br />

doctrina a un soldado de Alejandro de Macedonia; <strong>el</strong> soldado lo dejó hablar y luego lo derribó de un puñetazo. Ante las<br />

prot<strong>es</strong>tas d<strong>el</strong> brahmán, <strong>el</strong> converso le dijo: «Ni fui yo quien golpeó, ni er<strong>es</strong> tú <strong>el</strong> golpeado». De la fugacidad d<strong>el</strong> hombre<br />

de Heráclito se burló <strong>el</strong> pitagórico Epicarmo en una <strong>com</strong>edia. Un deudor moroso alega que ya no <strong>es</strong> <strong>el</strong> contrayente de la<br />

deuda; <strong>el</strong> acreedor acepta la excusa y lo invita a cenar. Cuando <strong>el</strong> deudor llega al banquete, los <strong>es</strong>clavos lo expulsan,<br />

porque <strong>el</strong> acreedor ya no <strong>es</strong> la persona que hizo la invitación.<br />

Una famosa obra apologética d<strong>el</strong> siglo II, Las preguntas d<strong>el</strong> Rey Milinda, refiere un debate cuyos interlocutor<strong>es</strong> son <strong>el</strong><br />

rey de la Bactriana, Milinda (Menandro) y <strong>el</strong> monje Nagasena. Este razona que, así <strong>com</strong>o <strong>el</strong> carro d<strong>el</strong> rey no <strong>es</strong> las ruedas<br />

ni la caja ni <strong>el</strong> eje ni la lanza ni <strong>el</strong> yugo, tampoco <strong>el</strong> hombre <strong>es</strong> la materia, la forma, las impr<strong>es</strong>ion<strong>es</strong>, las ideas, los<br />

instintos o la conciencia. No <strong>es</strong> la <strong>com</strong>binación de <strong>es</strong>tas part<strong>es</strong> ni existe fuera de <strong>el</strong>las. Los cinco <strong>el</strong>ementos (skandhas)<br />

enumerados por <strong>el</strong> monje corr<strong>es</strong>ponden a una noción <strong>com</strong>ún de la psicología hindú; <strong>el</strong> penúltimo ha sido traducido<br />

también <strong>com</strong>o subconsciencia o individualidad. Nagasena pregunta si la llama que arde al principio de la noche <strong>es</strong> la d<strong>el</strong><br />

fin; le r<strong>es</strong>ponden que sí. Nagasena aplica <strong>es</strong>tas analogías de la lámpara y de la llama al caso d<strong>el</strong> hombre que, d<strong>es</strong>de <strong>el</strong><br />

nacimiento hasta la muerte, ni <strong>es</strong> <strong>el</strong> mismo ni <strong>es</strong> otro. Al cabo de varios días de diálogo, <strong>el</strong> rey griego se convierte a la fe<br />

d<strong>el</strong> Buddha.<br />

En <strong>el</strong> <strong>budismo</strong> hay seis condicion<strong>es</strong> para <strong>el</strong> hombre d<strong>es</strong>pués de la muerte. Se las llama los Seis Caminos de la<br />

Transmigración y se las enumera así:<br />

1) La condición de dios (deva). Estos ser<strong>es</strong> han sido heredados de la mitología indostánica y, según ciertas autoridad<strong>es</strong>,<br />

son treinta y tr<strong>es</strong>: once para cada uno de los tr<strong>es</strong> mundos. Deva y Deus proceden de la raíz div, que significa<br />

«r<strong>es</strong>plandecer».<br />

2) La condición de hombre. Esta <strong>es</strong> la más difícil de lograr. Una parábola nos habla de una tortuga que habita en <strong>el</strong><br />

fondo d<strong>el</strong> mar y asoma la cabeza cada cien años y de un anillo que flota en la superficie; tan improbable <strong>es</strong> que la tortuga<br />

ponga la cabeza en <strong>el</strong> anillo <strong>com</strong>o que un ser, d<strong>es</strong>pués de la muerte, encarne en un cuerpo humano. Esta parábola nos<br />

insta a no d<strong>es</strong>aprovechar nu<strong>es</strong>tra humanidad, ya que sólo los hombr<strong>es</strong> pueden alcanzar <strong>el</strong> nirvana.<br />

3) La condición de asura. Los asuras son enemigos de los devas y parcialmente corr<strong>es</strong>ponden a los gigant<strong>es</strong> de la<br />

mitología <strong>es</strong>candinava y a los titan<strong>es</strong> griegos. Una tradición los hace nacer de la ingle de Brahma; se cree que habitan<br />

bajo tierra y que tienen sus rey<strong>es</strong> propios. Afin<strong>es</strong> a los asuras son los nagas, serpient<strong>es</strong> de rostro humano que moran en<br />

palacios subterráneos, donde conservan los libros <strong>es</strong>otéricos d<strong>el</strong> <strong>budismo</strong>.<br />

4) La condición animal. La zoología budista los clasifica en cuatro <strong>es</strong>peci<strong>es</strong>: los que no tienen pi<strong>es</strong>, los que tienen dos<br />

pi<strong>es</strong>, los que tienen cuatro pi<strong>es</strong> y los que tienen muchos pi<strong>es</strong>. Los jatakas 8 refieren vidas anterior<strong>es</strong> d<strong>el</strong> Buddha en<br />

cuerpos de animal<strong>es</strong>.<br />

5) La condición de preta. Son réprobos atormentados por <strong>el</strong> hambre y la sed; su vientre puede ser d<strong>el</strong> tamaño de una<br />

montaña y su boca <strong>com</strong>o <strong>el</strong> ojo de una aguja. Son negros, amarillos o azul<strong>es</strong>, llenos de lepra y sucios. Algunos devoran<br />

chispas, otros quieren devorar su propia carne. Su<strong>el</strong>en animar los cadáver<strong>es</strong> y merodear por los cementerios.<br />

6) La condición de ser infiernal. Sufren en lugar<strong>es</strong> subterráneos, pero también pueden <strong>es</strong>tar confinados en una roca, un<br />

árbol, una casa o una vasija. El juez de las Sombras habita en <strong>el</strong> centro de los infiernos y pregunta a los pecador<strong>es</strong> si no<br />

han visto al primer mensajero de los dios<strong>es</strong> (un niño), al segundo (un anciano), al tercero (un enfermo), al cuarto (un<br />

hombre torturado por la justicia), al quinto (un cadáver ya corrompido). El pecador los ha visto, pero no ha <strong>com</strong>prendido<br />

que eran símbolos y advertencias. El Juez lo condena al Infierno de Bronce, que tiene cuatro ángulos y cuatro puertas; <strong>es</strong><br />

inmenso y <strong>es</strong>tá lleno de fuego. Al fin de muchos siglos una de las puertas se entreabre: <strong>el</strong> pecador logra salir y entra en <strong>el</strong><br />

Infierno de Estiércol. Al fin de muchos siglos puede huir y entra en <strong>el</strong> Infierno de Perros. De éste, al cabo de siglos,<br />

pasará al Infierno de Espinas, d<strong>el</strong> que regr<strong>es</strong>ará al Infierno de Bronce.<br />

DOCTRINAS BUDISTAS<br />

LA RUEDA DE LA LEY<br />

8<br />

Fábulas sobre las reencarnacion<strong>es</strong> d<strong>el</strong> Buddha.

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