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Borges & Jurado - ¿Qué es el budismo? - Worcel.com

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En la carne y la sangre no hay permanencia.<br />

Mara, Señor de la Muerte, nunca <strong>es</strong>tá ausente.<br />

El hombre más rico parte solo.<br />

Estamos obligados a perder a aqu<strong>el</strong>los que amamos.<br />

Dondequiera que miréis, nada substancial hay allí.<br />

¿Me <strong>com</strong>prendéis?<br />

También Francisco de Asís predicó a los pájaros, pero se limitó a recordarl<strong>es</strong> la gratitud que debían al Señor, que l<strong>es</strong><br />

había dado «v<strong>es</strong>tido doblado y triplicado y libertad para ir a todas part<strong>es</strong>».<br />

EL BUDISMO EN LA CHINA<br />

La historia d<strong>el</strong> <strong>budismo</strong> en <strong>el</strong> C<strong>el</strong><strong>es</strong>te Imperio <strong>es</strong> harto <strong>com</strong>pleja. Hasta <strong>es</strong> incierta la fecha de su introducción. Una<br />

leyenda la atribuye al primer siglo de la era cristiana: <strong>el</strong> emperador Ming-Ti habría soñado con un luminoso hombre de<br />

oro en quien creyó reconocer al Buddha; envió emisarios a la India para traer monj<strong>es</strong> que predicaran su fe. Según otras<br />

version<strong>es</strong>, la doctrina d<strong>el</strong> Buddha ya era conocida en la China tr<strong>es</strong> siglos ant<strong>es</strong> y había llegado d<strong>el</strong> norte de la India a<br />

través d<strong>el</strong> Asia Central.<br />

En la China, <strong>el</strong> <strong>budismo</strong> tuvo que enfrentarse con una cultura secular firmemente arraigada en los libros canónicos de<br />

Confucio y con <strong>el</strong> taoísmo fundado por su contemporáneo Lao Tse. Ambos corr<strong>es</strong>ponden al siglo VI ant<strong>es</strong> de nu<strong>es</strong>tra<br />

era. El confucianismo <strong>es</strong> menos una r<strong>el</strong>igión que un sistema ético y social; <strong>el</strong> taoísmo enseña, <strong>com</strong>o <strong>el</strong> <strong>budismo</strong>, la<br />

irrealidad d<strong>el</strong> universo. Es famosa la parábola de Chuang-Tzu, otro de sus ma<strong>es</strong>tros: «Chuang Tzu soñó que era una<br />

mariposa y no sabía, al d<strong>es</strong>pertar, si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba<br />

ser un hombre».<br />

P<strong>es</strong>e a tantos obstáculos, la fe d<strong>el</strong> Buddha llegó a su auge en <strong>el</strong> siglo VI de la era cristiana; los textos palis d<strong>el</strong> Tripitaka<br />

fueron traducidos y muchos misioneros llegaron d<strong>el</strong> Indostán. Cuando en <strong>el</strong> año 526 <strong>el</strong> patriarca Bodhidharma arribó a la<br />

China, <strong>el</strong> emperador se jactó de los numerosos monasterios que había fundado y de la cantidad creciente de monj<strong>es</strong>;<br />

Bodhidharma le dijo que tal<strong>es</strong> cosas pertenecían al mundo de las apariencias y que no había ganado ningún mérito.<br />

Luego, se retiró a meditar. Según una leyenda, pasó nueve años en silencio ante un muro donde quedó impr<strong>es</strong>a su<br />

imagen. Fundó la secta de la meditación (Ch'an) que daría origen en <strong>el</strong> Japón al <strong>budismo</strong> Zen.<br />

El <strong>budismo</strong> chino tuvo que cond<strong>es</strong>cender al culto de los antepasados y a la mitología en que había degenerado <strong>el</strong><br />

taoísmo. Los chinos han exaltado siempre <strong>el</strong> concepto de la familia y no podía atraerlos <strong>el</strong> carácter monacal d<strong>el</strong> <strong>budismo</strong>;<br />

para <strong>el</strong> <strong>com</strong>ún de la gente los monj<strong>es</strong> eran «los zánganos de la colmena, menos útil<strong>es</strong> que <strong>el</strong> gusano de seda». Estos<br />

insectos, sin embargo, eran los únicos intermediarios entre <strong>el</strong> vulgo y los temidos dios<strong>es</strong>, y sus buenos oficios no fueron<br />

gratuitos.<br />

Los monj<strong>es</strong> eran, por lo regular, gente ignorante reclutada entre los camp<strong>es</strong>inos y tampoco recibían una instrucción<br />

general en <strong>el</strong> monasterio. A vec<strong>es</strong>, las personas muy pobr<strong>es</strong> vendían a sus hijos de corta edad <strong>com</strong>o futuros novicios. En<br />

un país donde la cultura clásica fue un requisito indispensable para abrirse camino en la vida, <strong>el</strong> <strong>budismo</strong> no pudo gozar<br />

de pr<strong>es</strong>tigio entre las clas<strong>es</strong> ilustradas. Asimismo lo perjudicaron su origen extranjero y la imposibilidad de fundirlo con<br />

la tradición china. Sin embargo, influyó en las costumbr<strong>es</strong>, en la literatura y en las art<strong>es</strong> plásticas.<br />

Hubo sectas que veneraron las diversas formas d<strong>el</strong> Buddha; uno de los hechos más raros <strong>es</strong> la transformación de<br />

Avalokitésvara en la diosa de la misericordia, Kuan Yin, cuya imagen <strong>es</strong> muy frecuente en la iconografía.<br />

En <strong>el</strong> Oriente, una r<strong>el</strong>igión no <strong>es</strong> in<strong>com</strong>patible con otras; algunas de las sectas, según se ha dicho, incorporaron<br />

<strong>el</strong>ementos d<strong>el</strong> taoísmo y d<strong>el</strong> confucianismo. La mente china <strong>es</strong> hospitalaria; se construyeron templos que albergaban<br />

imparcialmente a las tr<strong>es</strong> r<strong>el</strong>igion<strong>es</strong>.<br />

Una de las nov<strong>el</strong>as budistas chinas más popular<strong>es</strong>, llamada Viaje al O<strong>es</strong>te, refiere las fantásticas aventuras de un mono,<br />

de un caballo y de un cerdo que peregrinan a la India en busca de libros sagrados. La fecha de su <strong>com</strong>posición <strong>es</strong> incierta,<br />

pero podemos atribuirla al siglo XVI. El mono simboliza la int<strong>el</strong>igencia; <strong>el</strong> caballo, <strong>el</strong> <strong>es</strong>píritu, y <strong>el</strong> cerdo, lo sensual. A<br />

su vu<strong>el</strong>ta, d<strong>es</strong>cubren que los textos <strong>es</strong>tán en blanco, ya porque l<strong>es</strong> han hecho una trampa, ya porque la Verdad <strong>es</strong><br />

in<strong>com</strong>unicable y no puede ser fijada en palabras.<br />

Abreviamos un episodio de la versión ingl<strong>es</strong>a de Waley, titulada Monkey:<br />

El Buddha le dijo al Mono: «Hagamos una apu<strong>es</strong>ta. Si de un salto pued<strong>es</strong> salir de la palma de mi mano, te daré <strong>el</strong> trono<br />

que ahora ocupa <strong>el</strong> emperador de Jade».<br />

El Mono dio un gran salto y se perdió de vista. Llegó a un lugar en <strong>el</strong> que había cinco pilar<strong>es</strong> rosados y pensó haber<br />

alcanzado <strong>el</strong> confín d<strong>el</strong> mundo. Se arrancó un p<strong>el</strong>o, lo convirtió en un pinc<strong>el</strong> y <strong>es</strong>cribió al pie d<strong>el</strong> pilar central: El gran<br />

Sabio, Aqu<strong>el</strong> cuya sabiduría <strong>es</strong> igual al Ci<strong>el</strong>o, llegó a <strong>es</strong>te sitio.<br />

De otro salto volvió al punto de partida y le dijo al Buddha: «He ido y he vu<strong>el</strong>to; ya pued<strong>es</strong> darme <strong>el</strong> trono».

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