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816<br />
Rosario <strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong><br />
cuerpo que no sea <strong>para</strong> tu gloria, ¡Oh Salvador mío! Que mi memoria,<br />
mi entendimiento, mi corazón se identifiquen con <strong>la</strong> memoria de Jesús,<br />
con el entendimiento de Jesús, con el corazón de Jesús. Lo que haga,<br />
que lo sienta y haga como Jesús. ¡Oh Padre! Lo que dijiste de Jesús<br />
´Yo hoy te he engendrado´, dígnate también decirlo de mí y añadir lo<br />
que añadiste: “Este es mi Hijo predilecto en quien tengo mi comp<strong>la</strong>cencia”.<br />
Amén”. (San Juan Gabriel Perboyre)<br />
Rosario<br />
<strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong><br />
ORACIÓN PARA EL AÑO JUBILAR<br />
Señor Dios Omnipotente, Padre de los pobres. Tú nos concedes <strong>la</strong> gracia<br />
de conmemorar este año el 350 aniversario de <strong>la</strong> muerte de San Vicente y<br />
de Santa Luisa. Te damos rendidas gracias por este don. Concédenos por<br />
su intercesión, que nos dejemos transformar más plenamente por el Espíritu<br />
que Tú les diste. Que el Espíritu de Caridad inunde nuestro corazón y<br />
nuestra mente <strong>para</strong> que nuestro amor por los marginados y rechazados de<br />
<strong>la</strong> sociedad, sea inventivo hasta el infinito, cariñoso, atento, misericordioso<br />
y previsor.<br />
Haznos descubrir <strong>la</strong> audacia de San Vicente y de Santa Luisa, <strong>la</strong> <strong>la</strong>boriosidad<br />
y <strong>la</strong> fragancia de aquel amor siempre renovado por los pobres, que les<br />
ayude a cambiar de verdad su vida.<br />
Ayúdanos a hacer fuerte y humilde nuestra fe en este mundo nuestro que<br />
parece tan alejado de Ti, pero que tiene una gran sed de Ti.<br />
Haz que podamos ser signo de esperanza <strong>para</strong> muchos, como lo fueron<br />
San Vicente y Santa Luisa, simples compañeros de viaje por el mar de <strong>la</strong><br />
vida. Concédenos que no nos echemos atrás frente a <strong>la</strong>s dificultades y que<br />
nos esforcemos con nuestras manos en favor de los pobres, nuestros maestros.<br />
Haz que en su escue<strong>la</strong> aprendamos a ser verdaderos hijos tuyos, dignos<br />
herederos del carisma que Tú confiaste a San Vicente y a Santa Luisa<br />
<strong>para</strong> bien de <strong>la</strong> Iglesia y de toda <strong>la</strong> humanidad.<br />
Que este año jubi<strong>la</strong>r sea <strong>para</strong> toda <strong>la</strong> Familia Vicenciana, un año de gracia<br />
y de conversión; y <strong>para</strong> los destinatarios de nuestro amor, un año lleno de<br />
bendiciones. Amén.<br />
MAYO:<br />
Mes del<br />
Rosario<br />
Seminario San Vicente de Paúl
2 Rosario <strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong><br />
Mayo: Mes del Rosario 15<br />
LA RIQUEZA DE REZAR<br />
EL SANTO ROSARIO<br />
MOTIVACIÓN<br />
El Rosario es <strong>la</strong> oración del Evangelio. El cuerpo del Rosario<br />
son los Padre Nuestros y Ave Marías, oraciones que vienen de<br />
<strong>la</strong> Biblia. La animación del Rosario son los Misterios que se meditan<br />
en cada decena, los cuales son momentos de <strong>la</strong> vida de<br />
Jesús y de <strong>la</strong> Santísima Virgen María.<br />
Ahora bien, el Evangelio es <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de Dios. Y <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra de<br />
Dios es una Persona: ES JESUCRISTO MISMO.<br />
Así que, al meditar los Misterios del Rosario, repitiendo Padre<br />
Nuestros y Ave Marías, poco a poco vamos siendo transformados<br />
en lo que el Rosario es: JESUCRISTO MISMO. Invocando<br />
al Padre Eterno y acompañados de su Madre, vamos imitando a<br />
Cristo en sus Misterios.<br />
LA ORACION:<br />
Santísima Virgen María: Que al rezar y meditar el Rosario<br />
podamos obtener lo que promete, imitar lo que contiene, y ser<br />
transformados en lo que es: Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor.<br />
Amén.<br />
LA ADORACIÓN:<br />
No debemos de olvidar que <strong>la</strong> ADORACIÓN es a DIOS y es <strong>la</strong><br />
más alta forma de oración. Solo a Dios se le adora a nadie más.<br />
A nuestra Madre, <strong>la</strong> Virgen María, por ser <strong>la</strong> Madre de Dios se le<br />
tiene un lugar privilegiado en nuestra vida cristiana, pero no se le<br />
adora, sino que se le VENERA con especial dedicación.<br />
profundo, moral y religioso, con raíces en el propio ser. El Apóstol se refiere<br />
a <strong>la</strong> transformación total que se origina en el bautismo. De éste nace un<br />
hombre nuevo.<br />
En el mismo sentido usa San Vicente <strong>la</strong> expresión paulina cuando aconseja<br />
a un joven superior que se revista del espíritu de Cristo y nos dice: Debe<br />
vaciarse de sí mismo <strong>para</strong> revestirse del espíritu de Jesucristo. Ya sabe Vd.<br />
que <strong>la</strong>s causas ordinarias engendran los efectos propios de su naturaleza:<br />
los corderos engendran corderos… el hombre engendra otro hombre; del<br />
mismo modo, si el que guía a otros, el que los forma, está animado del espíritu<br />
humano… sólo les inspirará una apariencia de virtud, no el fondo de <strong>la</strong><br />
misma; les comunicará el espíritu del que esté animado… Cuando nuestro<br />
Señor imprime en nosotros su carácter y nos da, por así decirlo, <strong>la</strong> savia de<br />
su espíritu y de su gracia… hacemos lo que él hizo en <strong>la</strong> tierra, esto es, realizamos<br />
obras divinas” (SVP XI 236-237)<br />
MEDITACIÓN<br />
María y José perdieron a Jesús y su corazón se llenó de un grande dolor.<br />
Lo mismo tenemos que sentir nosotros al apartarnos de Jesús a causa del<br />
pecado. Pidamos a <strong>la</strong> Virgen María y a San José que nos ayuden a buscar<br />
continuamente a Jesús, mediante <strong>la</strong> oración, el estudio de <strong>la</strong> Biblia y <strong>la</strong> práctica<br />
de los sacramentos.<br />
San Vicente les exhorta a que lleven y reciten el rosario y el Ángelus.<br />
Recomienda a los misioneros una devoción especial a <strong>la</strong> Virgen Santa: “Un<br />
culto especial a <strong>la</strong> Santísima Virgen María. Nos esforzaremos en hacerlo a<br />
<strong>la</strong> perfección con <strong>la</strong> ayuda de Dios: 1º dando honor cada día con devoción<br />
singu<strong>la</strong>r a esta nobilísima madre de Cristo y madre nuestra; 2º imitando sus<br />
virtudes en <strong>la</strong> medida de nuestras fuerzas, sobre todo <strong>la</strong> humildad y <strong>la</strong> castidad;<br />
3º amando con celo a los demás, siempre que se ofrezca ocasión, a que<br />
también <strong>la</strong> honren constantemente en gran manera y <strong>la</strong> sirvan con dignidad.<br />
(Reg<strong>la</strong>s Comunes de <strong>la</strong> CM X, 4)<br />
Santa Luisa le escribe a San Vicente: “Y viendo cumplidas en <strong>la</strong> Santísima<br />
Virgen <strong>la</strong>s promesas de Dios a los hombres, y en <strong>la</strong> realización del Misterio<br />
de <strong>la</strong> Encarnación cumplido el voto de <strong>la</strong> Santísima Virgen, pedí <strong>para</strong> <strong>la</strong> Compañía<br />
esa fidelidad por los méritos de <strong>la</strong> Sangre del Hijo de Dios y de María<br />
y que Él mismo fuese el <strong>la</strong>zo fuerte y suave de los corazones de todas <strong>la</strong>s<br />
Hermanas, <strong>para</strong> honrar <strong>la</strong> unión de <strong>la</strong>s tres divinas Personas. Y por lo que a<br />
mí personalmente se refiere, puse entre <strong>la</strong>s manos de <strong>la</strong> Santísima Virgen <strong>la</strong><br />
resolución que haya de tomar...” (C. 121)<br />
(Padre Nuestro, diez Ave Marías, un Gloria)<br />
Oración de San Vicente de Paúl<br />
“Oh Dios, haz que con tu poder y misericordia me convierta y transforme<br />
enteramente en Jesús. Que mis manos sean como <strong>la</strong>s de Jesús y mi<br />
lengua como <strong>la</strong> lengua de Jesús. Que nada puedan mis sentidos y mi
14 Rosario <strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong><br />
Mayo: Mes del Rosario 3<br />
Santa Luisa nos invita a: “Debemos celebrar <strong>la</strong>s fiestas que <strong>la</strong> Santa Iglesia<br />
ha establecido en su honor, aplicando nuestro espíritu durante todo ese<br />
día al tema que <strong>la</strong> misma fiesta nos propone, y rogar<strong>la</strong> habitualmente que<br />
nos ayude a ofrecer a Dios el servicio que le hemos prometido y a cumplir su<br />
santa voluntad con <strong>la</strong> misma sumisión que El<strong>la</strong> Bueno será tener escogidas<br />
algunas plegarias u oraciones <strong>para</strong> poder rezárse<strong>la</strong>s sin falta todos los días,<br />
haciendo a veces actos de amor hacia El<strong>la</strong>; otras, regocijándonos en lo íntimo<br />
del corazón por <strong>la</strong> gloria que tiene en el cielo, con el deseo de ir allí un<br />
día <strong>para</strong> tributarle todo el honor que Dios quiera le tributemos.”<br />
(Padre Nuestro, diez Ave Marías, un Gloria)<br />
Oración de San Vicente de Paúl<br />
“¡Oh Salvador de nuestras almas, que has sido Tú mismo tan obediente<br />
que preferiste morir antes que desobedecer! Quiera tu divina bondad,<br />
por <strong>la</strong> obediencia de que nos diste ejemplo en <strong>la</strong> tierra, concédenos <strong>la</strong><br />
que tanto necesitamos <strong>para</strong> no hacer nada contra <strong>la</strong> gloria de Dios”.<br />
Amén. (SVP IX 589)<br />
QUINTO MISTERIO<br />
SIGNIFICADO DEL NOMBRE DE LA VIRGEN MARIA<br />
“El nombre de <strong>la</strong> Virgen era María” (Lucas 1, 27). Según <strong>la</strong> tradición cristiana<br />
a <strong>la</strong> Santísima Virgen le impusieron ese nombre por especial designio<br />
de Dios, significando en arameo Señora, en hebreo Hermosa y en egipcio<br />
Amada de Dios.<br />
RECOMENDACIONES DEL ROSARIO<br />
DE PARTE DE LOS PAPAS<br />
• En 141 6 <strong>la</strong> f<strong>la</strong>mante Cofradía del Rosario (fundada el año anterior, en<br />
Alemania por Jacobo Sprenger (OP) fue confirmada por el legado pontificio y<br />
enriquecido con indulgencias especiales.<br />
• En 1478-79 Sixto IV personalmente recomienda y dota de indulgencias el<br />
rezo del Rosario; aprueba el salterio mariano <strong>para</strong> <strong>la</strong> Iglesia universal.<br />
• En 1486 Inocencio VIII confirma y amplía todas <strong>la</strong>s anteriores indulgencias.<br />
• En 1495 Ale<strong>la</strong>ndro VI hab<strong>la</strong> de Sto Domingo como ¡¡ “eximio predicador<br />
de <strong>la</strong> Cofradia del Rosario”!!, lo cual otros papas repiten, en particu<strong>la</strong>r Pio V,<br />
quien añade sin embargo “ut pie creditur” (como piadosamente se cree).<br />
• En 1569 Pio V, en <strong>la</strong> bu<strong>la</strong> Consueverunt, da una auténtica definición del<br />
rosario y fija su forma; dos años más tarde atribuye <strong>la</strong> victoria de <strong>la</strong>s fuerzas<br />
navales cristianas contra superiores fuerzas invasores musulmanes al rezo<br />
del Rosario en toda cristiandad, e instituye <strong>la</strong> fiesta “Virgen María de <strong>la</strong> Victoria”<br />
(luego N. Sra. del Rosario) <strong>para</strong> conmemorar<strong>la</strong>. Dicha fiesta fue extendida<br />
a toda <strong>la</strong> Iglesia por Clemente XI en 1716, elevada de categoria por León<br />
XIII, y fijada el 7 de octubre por Pio X.<br />
El Niño perdido es hal<strong>la</strong>do en el Templo<br />
“A los tres días lo encontraron en el Templo sentado en medio de los<br />
doctores, oyéndolos y preguntándoles”.<br />
(San Lucas 2, 46)<br />
EL FRUTO DEL MISTERIO: El gozo en hal<strong>la</strong>r a Jesús<br />
Para Pablo revestirse de Cristo no significaba echarse encima una envoltura<br />
exterior que cubre pero no transforma. San Pablo sugiere un cambio<br />
• El Papa del Rosario”, León XIII, escribió durante su <strong>la</strong>rgo pontificado<br />
nada menos que 22 documentos (de entre ellos 10 encíclicas) recomendando<br />
ardientemente el rosario como remedio contra los males modernos.<br />
• El Papa Pio XII lo l<strong>la</strong>mó “Compendio de todo el Evangelio”.<br />
• Juan XXIII lo describió como “Evangelio de los pobres”.<br />
• Pablo VI “Síntesis del Evangelio”; escribió <strong>la</strong> encíclica Marialis Cultus que<br />
contiene una <strong>la</strong>rga explicación y recomendación del rosario (nn. 42-55).<br />
• Juan Pablo lI afirma que es su “oración preferida”.
4 Rosario <strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong><br />
Mayo: Mes del Rosario 13<br />
CÓMO REZAR EL ROSARIO<br />
1. Hacer el signo de <strong>la</strong> cruz<br />
y rezar el símbolo de los<br />
apóstoles o el acto de<br />
contrición<br />
2. Rezar el Padre<br />
Nuestro<br />
3. Rezar 3<br />
avemarías y<br />
Gloria<br />
4. Anunciar<br />
el primer<br />
misterio.<br />
Rezar<br />
el Padre<br />
Nuestro<br />
5. Rezar 10<br />
Avemarías,<br />
Gloria y<br />
Jacu<strong>la</strong>toria.<br />
6. Y así consecutivamente<br />
con cada<br />
misterio.<br />
7. Después<br />
del quinto<br />
misterio se<br />
reza <strong>la</strong> Salve,<br />
3 avemarías por <strong>la</strong>s<br />
intenciones del Santo<br />
Padre y un Padre Nuestro.<br />
LA SECUENCIA DEL ROSARIO:<br />
8. Después se termina con <strong>la</strong>s letanías y <strong>la</strong> oración del jubileo.<br />
“Cuando se cumplieron los días de <strong>la</strong> purificación de ellos, según <strong>la</strong><br />
Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén <strong>para</strong> presentarle al Señor,<br />
como está escrito en <strong>la</strong> Ley del Señor: “Todo varón primogénito, será<br />
consagrado al Señor”. (San Lucas 2, 22-23)<br />
EL FRUTO DEL MISTERIO: La Obediencia<br />
Nos dice el Padre Vicente que “Obedecer es amar” si es una obediencia<br />
obsequiosa y <strong>para</strong> que lo sea necesita fundamentarse en <strong>la</strong> fe. Aceptamos<br />
lo que nos mandan los Superiores porque vemos a Dios en ellos y a ellos en<br />
Dios. (RC V,1)<br />
“Movidos por el Espíritu Santo, se someten en fe a los superiores lugartenientes<br />
de Dios, y por ellos son conducidos al servicio de todos los hermanos<br />
en Cristo, como el mismo Cristo por su sumisión al Padre sirvió a los hermanos<br />
y entregó su vida en <strong>la</strong> redención de muchos”<br />
“Obedezcan con espíritu de fe y de amor <strong>para</strong> con <strong>la</strong> Voluntad del Padre,<br />
humildemente, según <strong>la</strong>s Reg<strong>la</strong>s y constituciones, aportando <strong>la</strong>s fuerzas de<br />
<strong>la</strong> inteligencia y de <strong>la</strong> voluntad y los dones de <strong>la</strong> naturaleza y de <strong>la</strong> gracia<br />
en <strong>la</strong> ejecución de los preceptos y cumplimiento de los oficios que se les ha<br />
encomendado, sabiendo que prestan su co<strong>la</strong>boración a <strong>la</strong> edificación del<br />
Cuerpo de Cristo según el designio de Dios”. (PC 14)<br />
MEDITACIÓN<br />
Jesús, al entrar a este mundo, dijo al Padre celestial: «Tu no quisiste sacrificios,<br />
ni ofrendas, sino que me formaste un cuerpo. Aquí vengo <strong>para</strong> cumplir<br />
tu voluntad» (Heb 10,5.9).<br />
Ahora Jesús viene a ratificar aquel<strong>la</strong> ofrenda, que hizo en el primer instante<br />
de su concepción virginal. Y todo esto lo hace por medio de María.<br />
Que <strong>la</strong> Virgen María se digne presentarnos al Padre celestial como ofrenda<br />
agradable, con nuestros sacrificios diarios, nuestras alegrías, nuestros<br />
trabajos y nuestras angustias.<br />
Nos enseñe a ser siempre fieles en el cumplimiento de nuestros deberes<br />
religiosos, como lo fue el<strong>la</strong> que llevó a Jesús al templo <strong>para</strong> cumplir con <strong>la</strong><br />
Ley de Moisés.<br />
San Vicente ve en el misterio de <strong>la</strong> Inmacu<strong>la</strong>da Concepción a <strong>la</strong> Virgen<br />
humilde y casta, vacía de sí misma, <strong>para</strong> poder acoger a Dios y dejarse llenar<br />
por Él, por eso dice: (Dios) previó, pues, que como era preciso que su Hijo<br />
tomara carne humana de una mujer, era conveniente que le tomase de una<br />
mujer digna de recibirle, una mujer que estuviera llena de gracia, vacía de<br />
pecado, enriquecida de piedad y alejada de todos los malos afectos.” (SV<br />
XIII, 35 / ES X, 43)
12 Rosario <strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong><br />
Mayo: Mes del Rosario 5<br />
San Vicente de Paúl, descubre <strong>la</strong> grandeza de <strong>la</strong> elección de <strong>la</strong> santísima<br />
Virgen, y nos dice: Presentó ya entonces ante su vista a todas <strong>la</strong>s mujeres<br />
que habría en el mundo y no encontró a ninguna tan digna de esta gran obra<br />
como <strong>la</strong> purísima e inmacu<strong>la</strong>da virgen María. Por eso se propuso desde toda<br />
<strong>la</strong> eternidad disponerle esta morada, adornar<strong>la</strong> de los más admirables y dignos<br />
bienes que puede recibir una criatura, a fin de que fuera un templo digno<br />
de <strong>la</strong> divinidad, un pa<strong>la</strong>cio digno de su Hijo. (SV XIII, 35 / ES X, 43)<br />
Santa Luisa de Maril<strong>la</strong>c decía a <strong>la</strong>s Hijas de <strong>la</strong> Caridad: “Al ejecutar nuestras<br />
acciones, pongamos los ojos en <strong>la</strong>s de <strong>la</strong> Santísima Virgen y pensemos<br />
que el mayor honor que podemos tributarle es imitar sus virtudes; en particu<strong>la</strong>r<br />
su pureza, ya que somos esposas de Jesucristo; su humildad, ya que<br />
por esa humildad Dios ha hecho obras grandes en El<strong>la</strong>; su desprendimiento<br />
de todas <strong>la</strong>s cosas de <strong>la</strong> tierra, ya que desde sus primeros años estuvo se<strong>para</strong>da<br />
de sus padres; dedicando así a esas tres virtudes que se dan en El<strong>la</strong><br />
todas <strong>la</strong>s acciones de nuestra vida, suplicándole se <strong>la</strong>s ofrezca a su Hijo.”(E.<br />
N.203)<br />
(Padre Nuestro, diez Ave Marías, un Gloria)<br />
Oración de San Vicente de Paúl<br />
“Dulce Salvador, concédenos el espíritu de pobreza por el que sólo te<br />
busquemos a ti. Ese espíritu viene de ti, depende de ti; dánoslo, pues te<br />
lo suplicamos con toda humildad… Sabemos, Señor, que si lo tenemos,<br />
lo tendremos todo; si morimos en ese espíritu, seremos bienaventurados.<br />
¡Qué honor, qué dicha y qué gloria morir como murió el Hijo de<br />
Dios! Así es como moriremos de tu infinita bondad. Amén.”<br />
(SVP XI 142)<br />
CUARTO MISTERIO<br />
ORACIONES DEL ROSARIO<br />
SEÑAL DE LA CRUZ<br />
+Por <strong>la</strong> señal de <strong>la</strong> Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor,<br />
Dios nuestro.<br />
+En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.<br />
SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES<br />
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de <strong>la</strong> tierra. Creo<br />
en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y<br />
gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder<br />
de Poncio Pi<strong>la</strong>to, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los<br />
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está<br />
sentado a <strong>la</strong> derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a<br />
juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, <strong>la</strong> santa Iglesia católica,<br />
<strong>la</strong> comunión de los santos, el perdón de los pecados, <strong>la</strong> resurrección de <strong>la</strong><br />
carne y <strong>la</strong> vida eterna. Amén.<br />
ACTO DE CONTRICIÓN<br />
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor<br />
mío; por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas<br />
<strong>la</strong>s cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa<br />
porque podéis castigarme con <strong>la</strong>s penas del infierno. Ayudado de vuestra<br />
divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir<br />
<strong>la</strong> penitencia que me fuere impuesta. Amén.<br />
PADRE NUESTRO<br />
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a<br />
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en <strong>la</strong> tierra como en el cielo. Danos<br />
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros<br />
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en <strong>la</strong> tentación<br />
y líbranos del mal. Amén.<br />
AVEMARÍA<br />
Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú<br />
eres entre todas <strong>la</strong>s mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa<br />
María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en <strong>la</strong> hora de<br />
nuestra muerte. Amén.<br />
La Presentación del Niño Jesús<br />
en el Templo de Jerusalén<br />
GLORIA<br />
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.<br />
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.<br />
Amén.
6 Rosario <strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong><br />
Mayo: Mes del Rosario 11<br />
JACULATORIAS<br />
Puede usarse una de estas dos:<br />
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros<br />
enemigos y ampáranos ahora y en <strong>la</strong> hora de nuestra muerte. Amén.<br />
TERCER MISTERIO<br />
Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno<br />
y guía todas <strong>la</strong>s almas al Cielo, especialmente aquel<strong>la</strong>s que necesitan más<br />
de tu misericordia. (Oración de Fátima).<br />
SALVE<br />
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza<br />
nuestra; Dios te salve. A Ti l<strong>la</strong>mamos los desterrados hijos de<br />
Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.<br />
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos;<br />
y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto<br />
bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre<br />
Virgen María!<br />
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, <strong>para</strong> que seamos dignos<br />
de alcanzar <strong>la</strong>s promesas de Nuestro Señor Jesucristo.<br />
ORACIÓN<br />
Omnipotente y sempiterno Dios, que con <strong>la</strong> cooperación del Espíritu<br />
Santo, pre<strong>para</strong>ste el cuerpo y el alma de <strong>la</strong> gloriosa Virgen y Madre<br />
María <strong>para</strong> que fuese merecedora de ser digna morada de tu Hijo; concédenos<br />
que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su<br />
piadosa intercesión seamos liberados de los males presentes y de <strong>la</strong><br />
muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.<br />
PARA UN VICENTINO a <strong>la</strong> hora de hacer el enunciado de cada Misterio<br />
no debe hacerlo por simple hecho de hacer un simple anuncio, sino que<br />
esa escena de <strong>la</strong> vida de Jesús y/o de <strong>la</strong> Sagrada Familia y/o de <strong>la</strong> Virgen,<br />
debe servir <strong>para</strong> meditar sobre ese hecho que nos re<strong>la</strong>ta <strong>la</strong> Biblia, sacando<br />
enseñanzas de cada una de ellos <strong>para</strong> nuestra vida espiritual, a ejemplo de<br />
nuestros santos Fundadores.<br />
Esta meditación <strong>la</strong> podemos hacer:<br />
• En silencio, antes de comenzar <strong>la</strong>s oraciones de cada decena.<br />
• Si se reza el rosario en grupo, puede hacerse en voz alta.<br />
• Meditando mientras se van repitiendo <strong>la</strong>s Ave Marías.<br />
Rezaremos los MISTERIOS GOZOSOS por el simple hecho de que estamos<br />
en el gran jubileo de <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong> de los 350 años de muerte<br />
de Vicente y Luisa y como nos dijo JPII: “El primer ciclo, el de los «misterios<br />
El Nacimiento de Jesús en el Portal de Belén<br />
“Y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo reclinó en<br />
un pesebre, porque no había sitio <strong>para</strong> ellos en <strong>la</strong> posada”.<br />
(San Lucas 2, 7)<br />
EL FRUTO DEL MISTERIO: La Pobreza<br />
Nos dice San Vicente de Paúl: “No hay ningún mal en el mundo que no<br />
provenga de esta maldita pasión de poseer. La ambición, <strong>la</strong> avaricia, el amor<br />
a <strong>la</strong>s riquezas es <strong>la</strong> fuente de toda c<strong>la</strong>se de males. El que está sometido a<br />
esta avaricia tiene en sí el principio, el origen y <strong>la</strong> fuente de todo mal, radix<br />
ómnium malorum. No hay nada de lo que sea capaz el hombre aguijoneado<br />
de este deseo; tiene dentro de sí todo lo que necesita <strong>para</strong> hacer cualquier<br />
cosa descaradamente. No hay crimen… que no sea capaz de cometer el<br />
hombre apegado a sus intereses. Así está <strong>la</strong> raíz, <strong>la</strong> semil<strong>la</strong> de todo. No busquéis<br />
otra cosa: esta es”. (SVP XI 152)<br />
MEDITACIÓN<br />
María camino a Belén…fatigada y esperanzada, pues llevaba en sus entrañas<br />
al Dios que amaba; María en Belén…frío y pobreza <strong>para</strong> cobijar al<br />
Rey, pero El<strong>la</strong> era Pa<strong>la</strong>cio de Pureza y Cristal <strong>para</strong> que se pudiera acurrucar.<br />
María junto a <strong>la</strong> Cruz…, “estaba junto a <strong>la</strong> Cruz de Jesús Su Madre” (Juan<br />
19,25). ¡Cuánta soledad y miseria! Si, <strong>la</strong> miseria de todos los hombres de<br />
todos los siglos. Mis miserias también… María es Madre de pobreza y sacrificio,<br />
debemos imitar<strong>la</strong> si queremos ser sus verdaderos hijos. María, como el<br />
lucero del alba, nos anuncia el Nacimiento de Jesús, Sol de Justicia. El<strong>la</strong>, <strong>la</strong><br />
puerta del Cielo, nos sube peldaño a peldaño hacia su Hijo Amado, pidiéndonos<br />
con amor que tengamos humildad de corazón, viviendo <strong>la</strong>s virtudes<br />
que en El<strong>la</strong> destel<strong>la</strong>n, como verdaderos discípulos y dignos hijos. Seamos<br />
sinceros y de corazón recto <strong>para</strong> subir de su mano al Cielo.
10 Rosario <strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong><br />
Mayo: Mes del Rosario 7<br />
nuestra compasión, de forma que nunca encontremos a un pobre sin conso<strong>la</strong>rlo,<br />
si podemos, ni a un hombre ignorante sin enseñarle en pocas pa<strong>la</strong>bras<br />
<strong>la</strong>s cosas que necesita <strong>para</strong> creer y hacer par su salvación… Pensemos un<br />
poco en <strong>la</strong> necesidad que tenemos de misericordia, nosotros que debemos<br />
ejercitar<strong>la</strong> con los demás y llevar esta misericordia a toda c<strong>la</strong>se de lugares,<br />
sufriéndolo todo por misericordia” (SVP XI 233’234)<br />
MEDITACIÓN<br />
“Cómo se me concede que venga a mí <strong>la</strong> Madre de Mi Señor” (Lucas<br />
1,43). María es diligente y amorosa, consue<strong>la</strong>, ayuda, fortalece, sirve…igual<br />
que su Hijo. “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. A cada uno<br />
pedirá Dios cuenta de nuestros prójimos; nadie está tan ais<strong>la</strong>do que pueda<br />
<strong>la</strong>brarse, abstrayéndose de toda otra alma, su propia salvación. Busquemos<br />
dar amor, conso<strong>la</strong>ndo afligidos, visitando enfermos, corrigiendo con dulzura<br />
a los que se equivocan, siendo a semejanza de María con humildad y amor<br />
testimonios del Amor. “Ora y <strong>la</strong>bora”. “Bendita tú entre <strong>la</strong>s mujeres” (Lucas<br />
1,42). “Mi alma engrandece al Señor” (Lucas 1,46). Cuando cumplimos <strong>la</strong><br />
profecía de l<strong>la</strong>mar<strong>la</strong> Bienaventurada, hab<strong>la</strong>mos de <strong>la</strong>s maravil<strong>la</strong>s que hizo<br />
en El<strong>la</strong> el Todopoderoso. Unimos nuestra voz a <strong>la</strong> suya, a<strong>la</strong>bando perpetuamente<br />
al Señor. Imitemos a María agradecida, a María serena, a María<br />
llena de sacrificio, a María alegre, a María confiada, a María llena de Gracia<br />
y fortaleza <strong>para</strong> cumplir así nuestra misión en <strong>la</strong> tierra.<br />
Vicente descubre en <strong>la</strong> Visitación de María a su prima Isabel este tercer<br />
movimiento del camino espiritual. Y propone <strong>la</strong> prontitud de María en <strong>la</strong> Visitación<br />
como modelo <strong>para</strong> el servicio de los pobres: “Honrarán <strong>la</strong> visita de <strong>la</strong><br />
santísima Virgen cuando fue a visitar a su prima con prontitud y alegría. Os<br />
tiene que servir el ejemplo de <strong>la</strong> Santísima Virgen, porque <strong>la</strong> santísima Virgen,<br />
mejor que ninguna otra persona, penetró en el sentido de <strong>la</strong>s máximas<br />
evangélicas y <strong>la</strong>s practicó.” SV XII, 129 / ES XI, 428.<br />
Santa Luisa nos recuerda: “Cuando nos sintamos llenos de gratitud por<br />
<strong>la</strong>s gracias de Dios que hemos recibido a través de <strong>la</strong> Encarnación y por los<br />
ejemplos de <strong>la</strong> vida de Jesucristo, miremos a <strong>la</strong> Santísima Virgen como el<br />
canal por el que todo ese bien ha llegado hasta nosotros y hagamos con tal<br />
motivo actos de amor hacia El<strong>la</strong>.” E. n. 203<br />
(Padre Nuestro, diez Ave Marías, un Gloria)<br />
Oración de San Vicente<br />
“¡Oh Salvador, no permitas que abusemos de nuestra vocación, ni quites<br />
de esta Compañía el espíritu de misericordia! ¿Qué sería de nosotros<br />
si nos retirases tu misericordia? Así, pues, concédenos ese espíritu,<br />
junto con el espíritu de mansedumbre y humildad. Y pidamos a Dios,<br />
hermanos míos, que nos dé ese espíritu de compasión y misericordia,<br />
que nos llene de él, que nos lo conserve, de forma que quienes vean a<br />
un misionero puedan decir: ´He aquí un hombre lleno de misericordia´”.<br />
(SVP XI 234)<br />
gozosos», se caracteriza efectivamente por el gozo que produce el acontecimiento<br />
de <strong>la</strong> encarnación. (...). Meditar los misterios gozosos significa<br />
adentrarse en los motivos últimos de <strong>la</strong> alegría cristiana y en su sentido más<br />
profundo. Significa fijar <strong>la</strong> mirada sobre lo concreto del misterio de <strong>la</strong> Encarnación<br />
y sobre el sombrío preanuncio del misterio del dolor salvífico”. (Juan<br />
Pablo II. Carta Apost. “Rosarium Virginis Mariae”). El Jubileo nos ha dado a <strong>la</strong><br />
FV <strong>la</strong> oportunidad de profundizar en nuestro carisma motivándonos a servir<br />
mejor a Nuestro Señor Jesucristo en <strong>la</strong>s diferentes obras que tenemos en<br />
servicio del pobre.<br />
MISTERIOS GOZOSOS<br />
¡Oh María, oh dulcísima, oh dueña mía! Vengo a entregarte lo poco<br />
que poseo yo, pues sólo tuyo soy <strong>para</strong> que lo pongas en ob<strong>la</strong>ción<br />
ante el Trono de nuestro Señor. Te doy mi voluntad, <strong>para</strong> que no<br />
exista más y sea siempre <strong>la</strong> Voluntad del Padre Celestial.<br />
PRIMER MISTERIO<br />
La Encarnación del Hijo de Dios en <strong>la</strong>s purísimas<br />
entrañas de <strong>la</strong> Santísima Virgen María<br />
“El Ángel entró en el lugar donde El<strong>la</strong> estaba, y le dijo: “Salve, Llena de<br />
Gracia, el Señor es contigo”. (San Lucas 1, 28)<br />
EL FRUTO DEL MISTERIO: La Humildad<br />
Nos dice San Vicente: “Los apósteles hicieron un símbolo, no solo <strong>para</strong><br />
estar de acuerdo en <strong>la</strong> fe, sino también <strong>para</strong> distinguirse a los cristianos de<br />
los judíos y de los infieles, de forma que, cuando se les preguntaba ¿tú qué<br />
eres?, ellos respondían: Credo in Deum; credo in Jesum Chistum. Hermanos<br />
míos, si nos fuera posible tomar hoy <strong>la</strong> humildad como el sello de un misio-
8 Rosario <strong>para</strong> <strong>la</strong> <strong>familia</strong> <strong>vicentina</strong><br />
Mayo: Mes del Rosario 9<br />
nero, de forma que se distinguiera más por esa virtud que por su nombre<br />
entre los demás cristianos y sacerdotes, ¡qué gracia tan importante nos haría<br />
nuestro Señor <strong>para</strong> nuestro estado! Pidámosle que cuando nos pregunten<br />
sobre nuestra condición, nos permitan decir: Es <strong>la</strong> humildad. Que sea<br />
nuestra virtud. Si se nos dice ¿quién va? La humildad. Que sea ésta nuestra<br />
contraseña.” (SVP XI 491)<br />
MEDITACIÓN<br />
“Hágase en mi según Tu Pa<strong>la</strong>bra”. “El que haga <strong>la</strong> Voluntad de Dios, ése<br />
es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Marcos 3,35). María cumplió como<br />
nadie <strong>la</strong> Voluntad de Dios. Esto vale más que todos los demás dones suyos,<br />
sean cualidades humanas o gracias espirituales. Del mismo modo, por cumplir<br />
<strong>la</strong> Voluntad del Padre, Jesús sufre Su Pasión y Muerte, alcanzándonos<br />
<strong>la</strong> Redención. María “Se turbó, preguntándose qué podría ser éste saludo”<br />
(Lucas 1,29). Prudentísima porque turbada calló, porque obedeció, porque<br />
creyó y supo entregarse como esc<strong>la</strong>va de Dios. ¡Qué modelo <strong>para</strong> nuestra<br />
pa<strong>la</strong>brería, nuestra poca fe y nuestro orgullo!. “Las vírgenes prudentes llenaron<br />
sus lám<strong>para</strong>s de aceite” (Mateo 25,4). María <strong>la</strong> llenó con fe. “Feliz porque<br />
has creído”. La llenó con amor. “Mi Amado es mío y yo soy suya” (Cantar de<br />
los cantares 2,16). La llenó de esperanza. “Guardaba todas <strong>la</strong>s Pa<strong>la</strong>bras de<br />
Jesús en su Corazón” (Lucas 2,51).<br />
Vicente descubre en María, en su Anunciación: Hay que reconocer <strong>la</strong><br />
esencia y <strong>la</strong> existencia de Dios y tener algún conocimiento de sus perfecciones<br />
antes de ofrecerle un sacrificio, esto es natural porque ¿a quién ofrecéis<br />
vuestros presentes?, a los grandes, a los príncipes y a los reyes; a ésos es a<br />
quienes rendís vuestro homenaje. Tan cierto es esto que Dios observó este<br />
mismo orden en <strong>la</strong> encarnación. Cuando el ángel fue a saludar a <strong>la</strong> santísima<br />
Virgen, empezó por reconocer que estaba llena de <strong>la</strong>s gracias del cielo:<br />
Ave, gratia plena: Señora, estás llena y colmada de los favores de Dios; Ave,<br />
gratia plena. Así lo reconoce y <strong>la</strong> a<strong>la</strong>ba como llena de gracia. SV XII, 226-227<br />
/ ES XI, 606.<br />
Santa Luisa de Maril<strong>la</strong>c nos dice: “Todas <strong>la</strong>s almas verdaderamente cristianas<br />
han de profesar un gran amor a <strong>la</strong> Santísima Virgen y honrar<strong>la</strong> profundamente<br />
en su cualidad de Madre de Dios, así como por <strong>la</strong>s virtudes que<br />
Dios le ha otorgado con este fin. Esta cualidad nos obliga a tributarle todos<br />
los días algún honor; y el mayor que podemos ofrecerle es el de unir nuestro<br />
espíritu a <strong>la</strong> intención de <strong>la</strong> Santa Iglesia en <strong>la</strong>s preces con que en cada<br />
tiempo (litúrgico) <strong>la</strong> saluda: regocijándonos y felicitándo<strong>la</strong> por <strong>la</strong> elección que<br />
Dios hizo de El<strong>la</strong> <strong>para</strong> unir en su seno <strong>la</strong> naturaleza humana a su divinidad.”<br />
E. n. 203.<br />
(Padre Nuestro, diez Ave Marías, un Gloria)<br />
Oración de San Vicente sobre <strong>la</strong> Humildad<br />
“Salvador mío, llénanos de los afectos que te han humil<strong>la</strong>do tanto, que<br />
te han llevado a preferir el oprobio a <strong>la</strong> a<strong>la</strong>banza; llénanos del afecto<br />
que te hacía buscar <strong>la</strong> gloria del Padre por medio de tu propia confusión.<br />
Concédenos que empecemos desde ahora a rechazar todo lo que no<br />
será tu honor y nuestro menosprecio, todo lo que pretende <strong>la</strong> vanidad,<br />
<strong>la</strong> ostentación y <strong>la</strong> propia estima; que procuremos realizar desde<br />
ahora actos de verdadera humildad; que renunciemos de una vez <strong>para</strong><br />
siempre al ap<strong>la</strong>uso de los hombres engañados y engañosos, a <strong>la</strong> vana<br />
imaginación del éxito de nuestras obras; y, finalmente, Señor mío, que<br />
aprendamos a ser humildes de corazón, por tu gracia y tu ejemplo.<br />
(SVP XI 495)<br />
SEGUNDO MISTERIO<br />
La Visitación de <strong>la</strong> Virgen María a su prima<br />
Santa Isabel<br />
“Cuando Isabel oyó el saludo de María, el infante saltó en su seno... Y<br />
el<strong>la</strong> dijo a grandes voces: “¡Bendita Tú entre <strong>la</strong>s mujeres, y bendito el<br />
fruto de tu vientre!”. (San Lucas 1, 41-42)<br />
EL FRUTO DEL MISTERIO: El amor hacia el prójimo<br />
Nos dice San Vicente: “Cuando vayamos a los pobres, hemos de entrar<br />
en sus sentimientos <strong>para</strong> sufrir con ellos y ponernos en <strong>la</strong>s disposiciones de<br />
aquel gran Apóstol de decía: “Me he hecho a todos”, de forma que no recaiga<br />
sobre nosotros <strong>la</strong> queja que antaño hizo nuestro Señor `por boca del profeta:<br />
“Esperé a ver si alguien se compadecía de mis sufrimientos y no hubo nadie”.<br />
Pero ello, es preciso que sepamos entender nuestros corazones y hacerlos<br />
capaces de sentir los sufrimientos y <strong>la</strong>s miserias del prójimo, pidiendo a Dios<br />
que nos dé el espíritu de misericordia, que es el espíritu propio de Dios: pues,<br />
como dice <strong>la</strong> Iglesia, es propio de Dios conceder misericordia y dar ese espíritu…<br />
Así, pues, tengamos misericordia, hermanos míos, y ejercitemos todos