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ecetas de éxito
Récord
PIZZA
Con el fin de apadrinar
a 2.500 niños de barrios
marginados de Bogotá e
ingresar al Libro Guiness,
un colombiano y un
grupo de patrocinadores
unieron fuerzas para
preparar la pizza más
grande del mundo.
CATERING estuvo
durante todo el proceso.
Por Evelyn Aguia. Fotos: Andrés Valbuena.
Locación: Parque Salitre Mágico (Bogotá).
Arcelio
A
pesar de ser las 4:30 a.m.,
del domingo 15 de abril
de 2007, el equipo de la
revista CATERING debía
apresurarse para llegar al
Parque Salitre Mágico de
Bogotá antes del amanecer. La razón: otro
grupo había arribado a sus instalaciones
dos horas antes, logrando una importante
ventaja sobre nosotros. Y no se trataba
de un medio de comunicación que iba en
busca de la ‘chiva’, sino de 30 panaderos,
que se le habían medido a preparar la
pizza más grande del mundo.
Cuando llegamos, notamos que los
rostros soñolientos eran sólo los nuestros,
pues estos profesionales –de Levapán, el
Sena, Archie’s y CDA (Corporación Dios
es Amor)– tenían toda su energía puesta
en la labor de amasado y horneo. Don
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Arcelio Cuervo, jefe de la brigada, nos
dio una cálida bienvenida. Sus 35 años
como panadero y 25 como Jefe del Departamento
Técnico de Levapán Internacional
lo convertían en el más indicado
para hacerse cargo de este reto.
Claro está que, con el paso del tiempo,
los nervios fueron aflorando en él. Unos
cuantos cigarrillos y muchos tintos se
transformaron en sus compañeros incondicionales.
Y no era para menos, pues,
con el frío de la madrugada, sólo cinco de
los diez hornos encendieron motores. La
tan conocida ‘Ley de Murphy’ no podía
ausentarse de un evento de tal magnitud,
con el que se pretendía ingresar al Libro
de los Guiness Récords, además de apadrinar
a 2.500 niños de escasos recursos
de Bogotá, objetivos que, al final, fueron
más fuertes que cualquier obstáculo.
Hacía las 10:00 a.m. fueron llegando
los protagonistas de esta actividad. Ellos
integran los diferentes hogares de los que
se hace cargo el Instituto Distrital para la
Protección de la Niñez y la Juventud en
Bogotá. Gracias al esfuerzo de Jhon Ramírez,
organizador de este evento y quien
logró convocar a importantes empresas
–que aportaron el transporte, la recreación
y los insumos–, estos pequeños pasaron
uno de los días más felices de sus vidas.
Como patrocinador oficial estuvo
Archie’s Pizza, empresa a la que se sumaron
Rica Rondo, Haz de Oros, Levapán,
Salitre Mágico, Coca-Cola y el Sena. “Era
importante que este encuentro estuviera
respaldado por una marca grande como
la nuestra, por eso más de 10 personas de
nuestra cadena asistieron al Sena durante
varias semanas para brindar asesoría en
la selección de ingredientes, la preparación
de la masa y el manejo de la temperatura”,
afirma Marta Moreno, gerente de
mercadeo y ventas de Archie’s.
A la 1:00 p.m. estuvo lista la pizza
hawaiana y bastó probarla para decir:
valió la pena la espera y, por supuesto,
la madrugada de los panaderos.
JHON
Amasador de grandes ideas
A Jhon Ramírez, administrador hotelero
de la CUN, parecen gustarle los retos de
dimensiones gigantes. Primero se le midió
a preparar, durante tres días, una arepa de
12 metros de diámetro en Pereira, para lo
que contó con 50 colaboradores.
Recientemente, volvió a repetir la hazaña,
pero ahora con esta pizza, con la que espera
llegar a los Guiness Récords. “Le apuntamos
a 240 metros cuadrados, pero creo que
alcanzamos entre 195 y 210”, dice. Lo que le da
un respiro de tranquilidad es que aún no hay
registrada una pizza de estas características.
La más cercana fue hecha en Sudáfrica en
1990, pero se evaluó no por su tamaño, sino
por su peso, que alcanzó las 12 toneladas. La
buena noticia es que la colombiana podría
superarla en 8 toneladas, lo que la haría
puntera en ambas categorías.
Para que esta receta sea tenida en cuenta
en la premiación, Jhon tuvo, primero, que
inscribirse por internet y aguardar a que
le dieran la respuesta con un número de
membresía, que le permitió acceder a
información relacionada con récords
anteriores y el proceso para ser avalado. El
paso siguiente fue grabar un video de toda
la actividad, que, a su vez, debía certificar
un notario, así como el Sena, institución
que estableció unos parámetros ligados
a la elaboración del producto. Después
de enviar todo este material, sólo queda
esperar unos meses y, de ser aceptado, el
diploma le será otorgado en 2008, fecha
en la que el hecho también aparecería en
el libro de premios. “Aunque nos habría
encantado que un representante de los
Guiness hubiera estado en el evento, la sede
más cercana de esta empresa está en Chile
y traerlo se nos salía de la inversión, que fue
de 45 millones de pesos”, afirma Ramírez.
Y si se tiene en cuenta que Jhon se
ha desempeñado en Bogotá como
administrador de una discoteca, de Archie’s
y del restaurante El Salón, en el Parque de
la 93, era imposible no preguntarle por qué
decidió dejar de lado su carrera laboral para
medírsele a este desafío desde hace un año.
Su respuesta fue una sola: pasión.
Por esto, al indagarlo sobre los aciertos y
desaciertos de este ejercicio, responde con
la mano en el corazón. “Prefiero empezar
por los segundos, que se resumen en no
haber probado los hornos antes de usarlos
para verificar su correcto funcionamiento;
no haber montado la estructura donde se
ubicaría la pizza desde el día anterior, debido
a que se estaba llevando a cabo un concierto
que nos lo impidió; habernos quedado cortos
de guantes de manipulación. En cuanto a
los primeros, debo decir que contar con el
gratinador, el cual agilizó mucho el proceso,
y, por supuesto, habérmela jugado en este
proyecto”, concluye este colombiano.
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ecetas de éxito
En cifras
De 30 personas
que trabajaron en
la elaboración de
la pizza, 11 eran
mujeres.
GUIDO
Las bandejas
o latas que se
emplearon
para el horneo
fueron 120.
Vista panorámica
Y quien pudo apreciar, desde una ubicación privilegiada,
la preparación de principio a fin fue Guido, como lo
conocen en Archie’s, empresa donde trabaja desde
hace siete años y hoy se desempeña como supervisor
de producto nacional. Él fue el encargado de unificar
la superficie de la pizza, para lo que gastó dos bolsas
de cada producto por cada seis piezas. De hecho, se
calcula que, para toda la receta, se emplearon 500 kilos
de queso y 200 kilogramos de salsa.
Para la
preparación
de la receta se
utilizaron 600
kilos de harina.
Pero la labor que le fue asignada a Guido, además de
obligarlo a estar en contacto con montones de materia
prima, le permitió convertirse en el aliado de una de
las grandes revelaciones de este evento: el gratinador,
donde permaneció sentado cerca de cuatro horas.
Este equipo fue diseñado por el ingeniero Duván
Montoya, de la empresa Indumetálicos Montoya
(ubicada en el barrio Ricaurte, en Bogotá), a la medida
de las necesidades de esta actividad, lo que explica
que haya tardado un mes y medio en su construcción.
Las funciones que lo hacen tan especial son que opera
con infrarrojo, alcanza una temperatura de 500 °C y
basta dejarlo dos minutos sobre cada sección del
producto para que éste quede en su punto.
Las amasadoras que
se usaron tenían
una capacidad de 1
arroba y tardaban 7
minutos mezclando
cada tanda.
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Los hornos que
se emplearon
fueron 5, de 4
bandejas cada
uno.
El ensamble de la
mesa donde se ubicó
la pizza se inició a
las 6:00 a.m. del
mismo día del evento.
Tan sólo se dispuso
de 6 rodillos para
amasar, lo que no
significó un obstáculo
para los panaderos,
quienes hallaron
aliados en los palos de
escoba.
La preparación de
la pizza tardó 10
horas; de las 3:00 a.m.
a la 1:00 p.m.