018_Prado LÃmaco, Gabriel - Revista Peruana
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Poesía y migración: aproximaciones al habla<br />
provinciana en Trilce de César Vallejo<br />
<strong>Gabriel</strong> <strong>Prado</strong> Límaco 1<br />
POESIA Y MIGRACIÓN:<br />
Aproximaciones al habla provinciana en Trilce de César Vallejo<br />
<strong>Gabriel</strong> <strong>Prado</strong> Límaco 1<br />
RESUMEN<br />
En el siguiente artículo, el autor identifica la presencia de elementos sintácticos y morfológicos en cuatro poemas de Trilce,<br />
libro escrito por César Vallejo. Estos elementos buscan recrear el habla provinciana, en el contexto del fenómeno de la<br />
migración interna de las provincias a Lima.<br />
PALABRAS CLAVE<br />
Migración, literatura, poesía, Vallejo, Perú.<br />
ABSTRACT<br />
In this article, the author identifies the presence of syntactic and morphologic elements in four poems of Trilce, book written<br />
by the Peruvian poet César Vallejo. That elements are used to recreate the provincial’s talk, in the context of the internal<br />
migration to Lima.<br />
KEY WORDS<br />
Migration, literature, poetry, Vallejo, Peru.<br />
INTRODUCCIÓN<br />
El siglo XX fue, para la producción literaria peruana,<br />
un siglo de cambios. Diversos factores llevaron a<br />
replantearse nuevas formas de escribir y de pensar<br />
la literatura. Uno de ellos fue el cambio cultural y<br />
demográfico producto de la migración masiva del<br />
campo a las ciudades, que cobró fuerza a partir de<br />
la década de 1950 y nos convirtió en un país<br />
diferente.<br />
Esta migración propició el choque entre la cultura<br />
occidental heredada de los españoles y las diversas<br />
culturas que habían sobrevivido a la conquista<br />
durante siglos. Debido al centralismo, Lima fue la<br />
más afectada con este fenómeno. Las calles del<br />
centro, que alguna vez fueron coloniales y<br />
tradicionales, con el paso de los años se convirtieron<br />
en avenidas atestadas de personas con distintas razas<br />
y credos. Además, el crecimiento poblacional hacia<br />
los conos norte y sur hizo que Lima dejara de ser<br />
una ciudad cuadrada. Las nuevas y crecientes<br />
fronteras de la capital dieron cabida a las barriadas,<br />
hoy llamadas pueblos jóvenes.<br />
Desde la perspectiva cultural limeña, la migración<br />
interna significó la debacle de la ciudad, de la cultura,<br />
de las costumbres y de la manera civilizada de hacer<br />
las cosas. Los ambulantes informales, la<br />
delincuencia, los linchamientos... son imágenes que<br />
ahora se ven más seguido y parecen ir en sentido<br />
contrario de la modernidad. Desde la perspectiva<br />
1<br />
Docente del Programa Académico de Idiomas y Ciencias de la Comunicación de la Universidad Femenina del Sagrado<br />
Corazón - UNIFE.<br />
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CONSENSUS /AÑO 8 Nº 9
<strong>Gabriel</strong> <strong>Prado</strong> Límaco 1<br />
Poesía y migración: aproximaciones al habla<br />
provinciana en Trilce de César Vallejo<br />
de los migrantes, sobre todo de las clases populares,<br />
la capital es un destino impuesto por la corrupción,<br />
desigualdad y burocracia que los mantiene olvidados<br />
si siguen en provincias. Lima al principio representó<br />
la esperanza de una vida mejor, pero en la mayoría<br />
de los casos terminó siendo un desengaño. Muy<br />
pocos pudieron triunfar económicamente, y la<br />
cultura criolla comenzó a corromper a sus hijos,<br />
los hizo olvidar sus raíces ancestrales.<br />
Lo cierto es que este caos y desorden es resultado<br />
del enfrentamiento de dos culturas con distintos<br />
valores, idiomas, religiones y prácticas. La historia<br />
se ha encargado de confirmar varias veces que el<br />
enfrentamiento cultural supone la debacle de las<br />
primeras generaciones, encargadas de soportar el<br />
peso de la adaptación al cambio. No hay que olvidar<br />
que todo cambio cultural lleva implícita una cuota<br />
de violencia, desgraciadamente ineludible. Una<br />
violencia que a veces se manifiesta con acciones<br />
físicas explícitas, como en el caso del terrorismo,<br />
pero en otras con formas más veladas, como en el<br />
caso del lenguaje.<br />
Una parte de los migrantes que comenzaron a llegar<br />
a Lima a inicios del siglo XX no conocían el idioma<br />
castellano. Incluso quienes supuestamente ya lo<br />
conocían, tenían una versión adaptada a lo largo de<br />
generaciones, que difería del castellano hablado en<br />
la capital. La manera más fácil de reconocer la<br />
diferencia estaba en el dejo o entonación de las<br />
palabras, aunque las diferencias iban mucho más<br />
allá. La forma de construir las oraciones, algunos<br />
vocablos importados de otros idiomas como el<br />
quechua o el aymara, traslaciones de sentido, etc.<br />
son diferencias que aparecen aún ahora. En las<br />
provincias del Perú, incluso cuando el castellano es<br />
la lengua materna, pervive con otras lenguas y<br />
dialectos, que muchas veces se entrecruzan<br />
formando nuevas formas de decir (y comprender)<br />
las cosas.<br />
Debido a que la literatura formal en el Perú (aquella<br />
que aparece en los libros de texto y las antologías),<br />
estaba escrita en idioma castellano y producida en<br />
las ciudades bajo los cánones impuestos desde Lima<br />
(y por lo tanto, sobre todo en los primeros años,<br />
impuesta por las modas extranjeras que provenían<br />
básicamente de Europa), estas formas alternativas<br />
de hablar el idioma eran prácticamente ignoradas a<br />
finales del siglo XIX e inicios del XX. Desde la<br />
narrativa, el único que por momentos pareció tener<br />
acercamientos era Ricardo Palma a través de sus<br />
Tradiciones <strong>Peruana</strong>s, aunque sus pretensiones eran<br />
más de tipo costumbrista. Es decir, buscaba en el<br />
habla de sus personajes una forma de dar color local<br />
y reforzar lo pintoresco de las anécdotas contadas.<br />
En poesía, predominaba el Modernismo como<br />
tendencia, que entre otras cosas, propugnaba el<br />
preciosismo de las imágenes, el distanciamiento de<br />
la realidad y la exaltación del poeta como ser por<br />
encima de los demás seres humanos. En este<br />
contexto, la inclusión del habla cotidiana, y aún más,<br />
del habla popular de las provincias del Perú, era<br />
algo que parecía muy lejano.<br />
Sin embargo, poco a poco irían haciendo su<br />
aparición escritores de provincia que, llegando a<br />
Lima, generarían nuevas propuestas estéticas para<br />
darle un nuevo impulso a la producción literaria<br />
peruana. Uno de ellos fue César Vallejo.<br />
CÉSAR VALLEJO<br />
Fundamentalmente poeta, Vallejo nació en Santiago<br />
de Chuco (La Libertad) en 1892. Su familia era de<br />
clase media, lo que le permitió tener acceso a la<br />
educación primaria y secundaria, algo no tan común<br />
en provincias a inicios del siglo XX. Acabando<br />
como uno de los mejores alumnos, en 1910 logra<br />
matricularse en la Facultad de Letras de la<br />
Universidad de Trujillo. En 1913 aparecen por<br />
primera vez dos poemas suyos en una revista. A<br />
partir de entonces participa activamente en la vida<br />
cultural trujillana, y en 1919, ya en Lima, publica<br />
Los Heraldos negros, su primer libro. Este tiene una<br />
fuerte influencia modernista a nivel estético, sin<br />
embargo, como bien señalan Marco Martos y Elsa<br />
Villanueva en el prólogo de una edición reciente<br />
(Vallejo 1998), en cuanto a temática y propuesta<br />
difiere de la poesía escrita entonces en el Perú,<br />
debido a la inserción, en su propuesta, de la manera<br />
indígena de ver el mundo.<br />
Recordemos que los principales representantes del<br />
Modernismo en el Perú de aquellos años eran José<br />
Santos Chocano, José María Eguren y Abraham<br />
Valdelomar. Respecto al primero aparentemente no<br />
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hubo mayor contacto o influencia, sin embargo,<br />
según refiere el libro César Vallejo: itinerario del hombre<br />
(Espejo 1999), con Eguren y Valdelomar sí. En<br />
1917, a raíz de la publicación de La canción de las<br />
figuras, Vallejo envió desde Trujillo una carta a<br />
Eguren felicitándole y enviándole algunos poemas<br />
inéditos. Este le respondería diciendo que sus versos<br />
le parecían originales por la riqueza musical e<br />
imaginativa y por la profundidad dolorosa. Un año<br />
después, ya en Lima, lograría entrevistarse con<br />
Abraham Valdelomar, estableciéndose entre ambos<br />
una gran amistad. Vallejo llegó incluso a solicitarle<br />
el prólogo para la primera edición de Los heraldos<br />
negros, sin embargo, la muerte temprana de<br />
Valdelomar, a los 31 años, le impidió cumplir con<br />
este cometido.<br />
No es extraño que Vallejo lograr un mayor grado<br />
de amistad con Valdelomar. Eguren y Chocano<br />
mantenían una línea modernista mucho más<br />
definida, acorde con los cánones que mencionamos<br />
líneas arriba. Es más, la renovación que estaba<br />
forjando Eguren en las letras peruanas iba hacia la<br />
fantasía, con personajes como la niña de la lámpara<br />
azul o el peregrín cazador de figuras, mientras que<br />
la del poeta trujillano iba por el descubrimiento de<br />
una cultura alternativa, la cultura mestiza de<br />
provincia, que hasta entonces había sido<br />
virtualmente ignorada. Por más admiración que<br />
Eguren profesara a los versos de Vallejo, y viceversa,<br />
sus propuestas iban por rumbos diametralmente<br />
distintos.<br />
Quizá uno de los puntos en común más importantes<br />
entre Valdelomar y Vallejo era que ninguno de los<br />
dos había nacido en Lima, la capital. Valdelomar<br />
era de Ica, y en algunos cuentos suyos como El<br />
caballero Carmelo y El vuelo de los cóndores evoca su<br />
infancia en ese puerto. Dicho sea de paso, estos<br />
son los cuentos más conocidos del autor, por el<br />
estilo sencillo y el aire renovador que representaron<br />
en las letras peruanas. Vallejo, como dijimos,<br />
también tenía como uno de sus temas la infancia.<br />
Al respecto, tomemos como ejemplo el poema que<br />
le dedica a su hermano Miguel:<br />
Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa,<br />
donde nos haces una falta sin fondo!<br />
Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que<br />
mamá<br />
nos acariciaba: “Pero, hijos ...”<br />
Ahora yo me escondo,<br />
como antes, todas estas oraciones<br />
vespertinas, y espero que tú no des conmigo.<br />
Por la sala, el zaguán, los corredores.<br />
Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.<br />
Me acuerdo que nos hacíamos llorar,<br />
hermano, en aquel juego.<br />
Miguel, tú te escondiste<br />
una noche de agosto, al alborear;<br />
pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.<br />
Y tu gemelo corazón de esas tardes<br />
extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya<br />
cae sombra en el alma.<br />
Oye, hermano, no tardes<br />
en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.<br />
En este poema es interesante notar un elemento<br />
que no era muy común en la poesía peruana de<br />
1920: el habla como propuesta formal en el discurso.<br />
No sólo como la voz de la mamá entre comillas en<br />
el cuarto verso, sino también en los dos últimos,<br />
pertenecientes a la voz del autor. La inclusión del<br />
habla cotidiana es un elemento que Vallejo, ya<br />
entonces, estaba madurando como uno de los<br />
distintivos en su futura producción. Más adelante<br />
veremos cuán importantes resultaron estas<br />
inclusiones en su siguiente libro.<br />
Los poemas de Los heraldos negros fueron escritos en<br />
Trujillo, antes que Vallejo llegara a Lima. Esta<br />
migración fue una de las experiencias que le<br />
marcarían personal y literariamente. Como muchos<br />
que llegaron a la capital en esos años, tenía la<br />
esperanza de encontrar una mejor suerte, en su caso<br />
respecto a la producción literaria. Sin embargo,<br />
aparte de algunos tibios elogios, no consiguió el<br />
ansiado reconocimiento. Mientras tanto, había<br />
comenzado a escribir el que sería su segundo libro,<br />
Trilce.<br />
Aunque de temática similar, la propuesta estética<br />
de Trilce es radicalmente diferente no sólo de su<br />
primer libro, sino de toda la literatura escrita hasta<br />
entonces en el Perú. En un artículo de esta<br />
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<strong>Gabriel</strong> <strong>Prado</strong> Límaco 1<br />
Poesía y migración: aproximaciones al habla<br />
provinciana en Trilce de César Vallejo<br />
naturaleza no es posible analizar toda la compleja y<br />
diversa cantidad de significados y rupturas del<br />
lenguaje que presenta. Nuestro objetivo es más bien<br />
demostrar la presencia, en algunos poemas, de<br />
elementos que seguramente Vallejo recogió del<br />
habla de su provincia. Estos, en el momento de su<br />
publicación, pudieron parecer incomprensibles<br />
debido a que era la primera vez que aparecían en<br />
letras de molde. El tiempo y la evolución de la<br />
literatura peruana nos permiten ahora verlos con<br />
distintos ojos y mayor claridad.<br />
De los setenta y siete poemas que componen este<br />
libro, hemos escogido cuatro que a nuestro parecer<br />
nos permitirán encontrar elementos del habla<br />
provinciana producto de los choques culturales y<br />
la migración. A continuación los presentamos.<br />
POEMA II<br />
Tiempo Tiempo.<br />
Mediodía estancado entre relentes.<br />
Bomba aburrida del cuartel achica<br />
tiempo tiempo tiempo tiempo.<br />
Era Era.<br />
Gallos cancionan escarbando en vano.<br />
Boca del claro día que conjuga<br />
era era era era.<br />
Mañana Mañana.<br />
El reposo caliente aún de ser.<br />
Piensa en el presente guárdame para<br />
mañana mañana mañana mañana.<br />
Nombre Nombre.<br />
¿Qué se llama cuanto heriza nos?<br />
Se llama Lomismo que padece<br />
nombre nombre nombre nombrE.<br />
En este poema se habla del tiempo que no pasa, de<br />
la monotonía de las horas, y salvo un cancionan que<br />
aparece por ahí, en casi toda la primera parte no<br />
notamos nada fuera de lo común. Sin embargo, el<br />
final nos sorprende por sus variaciones sintácticas<br />
y morfológicas. En el primer verso de la última<br />
estrofa, encontramos la expresión qué se llama en<br />
reemplazo de cómo se llama. También notamos que<br />
el escribir la palabra heriza en lugar de eriza es quizás<br />
una forma de arrastrar la primera sílaba, al parecer<br />
para que la letra H cumpla una función sonora en<br />
la lectura (es decir, en vez de escuchar eriza<br />
deberíamos escuchar algo así como jeriza) Además,<br />
la unión de dos palabras en Lomismo parece<br />
proponer un ritmo ligeramente acelerado, como si<br />
no respiráramos entre el artículo y el sustantivo.<br />
Finalmente, la utilización de mayúsculas parece<br />
intentar una acentuación diferente a la convencional<br />
en las sílabas respectivas, en este caso de Lomismo y<br />
nombrE.<br />
Quienes hemos escuchado el habla de algunos<br />
migrantes en Lima, provenientes sobre todo de la<br />
sierra norte de nuestro país (a la que pertenece<br />
Trujillo), notaremos más de una coincidencia entre<br />
la propuesta fonética de estos versos y el habla<br />
castellana provinciana. ¿Por qué Vallejo intentaría<br />
reproducir el habla castellana de su tierra en esta<br />
última estrofa del poema, y no antes? Como la<br />
poesía en general es interpretación, y la poesía de<br />
Trilce es plurisignificante, podemos ensayar una<br />
explicación sin que ésta sea excluyente de otras.<br />
Quizá el autor, en medio de su nostalgia, quiso de<br />
alguna manera transportarse a su infancia a través<br />
de las palabras y de cómo las escucharía de sus<br />
parientes y primeros amigos. Aclaremos que, según<br />
muchos de sus biógrafos, este poema fue escrito<br />
en la cárcel y estaría aludiendo a la celda fría, llena<br />
de ecos, donde uno no tiene con quién hablar ni<br />
qué hacer, salvo esperar a que el tiempo pase.<br />
Podemos imaginar que los recuerdos del terruño<br />
inundarían por momentos la mente del autor, y<br />
éste mediante las variaciones sintácticas y<br />
morfológicas que hemos identificado estaría<br />
tratando de reconstruir la sensación de ese<br />
espejismo.<br />
De manera similar, aunque de forma más explícita,<br />
encontramos este tema del recuerdo en el siguiente<br />
texto.<br />
POEMA IV<br />
Rechinan dos carteras contra los martillos<br />
hasta los lagrimales trifulcas,<br />
cuando nunca las hicimos nada.<br />
Aquella otra sí, desamada,<br />
amargurada bajo túnel campero<br />
por lo uno, y sobre duras áljidas<br />
pruebas<br />
espiritivas.<br />
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provinciana en Trilce de César Vallejo<br />
<strong>Gabriel</strong> <strong>Prado</strong> Límaco 1<br />
Tendime en són de tercera parte,<br />
mas la tarde –qué le bamos a hhazerse<br />
anilla en mi cabeza, furiosamente<br />
a no querer dosificarse en madre. Son<br />
los anillos.<br />
Son los nupciales trópicos ya tascados.<br />
El alejarse, mejor que todo,<br />
rompe a Crisol.<br />
Aquel no haber descolorado<br />
por nada. Lado al lado al destino y llora<br />
y llora. Toda la canción<br />
cuadrada en tres silencios.<br />
Calor. Ovario. Casi transparencia.<br />
Hase llorado todo. Hase entero velado<br />
en plena izquierda.<br />
Aquí asistimos a una tarde en que el autor descansa<br />
echado en el campo, mientras ve pasar una carreta<br />
que rechina. Los aparente errores de concordancia<br />
en los artículos los y las que aparecen en el segundo<br />
y tercer verso vuelven a recordarnos la evidencia<br />
del lenguaje castellano andino, así como la<br />
variación morfológica en la palabra amargurada. Sin<br />
embargo, en la segunda estrofa aparece un<br />
elemento del habla que el autor se ha encargado<br />
de señalar de manera evidente como tal a través<br />
de guiones. Estamos hablando de la expresión qué<br />
le bamos a hhazer. La letra B de bamos, la doble H y<br />
la Z en vez de la C en hhazer, nuevamente nos<br />
parecen estar dando pistas fonéticas de cómo debe<br />
ser leído este verso. Este nuevo transporte al<br />
pasado provinciano de Vallejo nos lleva además a<br />
la infancia, en la imagen del ovario cálido y casi<br />
transparente al final, reforzado por las lágrimas<br />
que bien pueden ser de un niño.<br />
En estos dos primeros poemas analizados, la voz<br />
comienza narrando de manera objetiva lo que el<br />
autor nos quiere transmitir, y poco a poco la<br />
intimidad se hace presente a través de huellas como<br />
las que estamos identificando. Pero en este último,<br />
además, podemos reconocer la nostalgia del<br />
recuerdo. Notemos que Vallejo en Trilce es un autor<br />
que muchas veces busca rodear aquello que quiere<br />
transmitir, diciendo las cosas sin decirlas. Pero a<br />
veces también es agresivo, como en el siguiente<br />
poema que hemos elegido.<br />
POEMA IX<br />
Vusco volvvver de golpe el golpe.<br />
Sus dos hojas anchas, su válvula<br />
que se abre en suculenta recepción<br />
de multiplicando a multiplicador,<br />
su condición excelente para el placer,<br />
todo avía verdad.<br />
Busco vol ver de golpe el golpe.<br />
A su halago, enveto bolivarianas fragosidades<br />
a treintidós cables y sus múltiples,<br />
se arrequintan pelo por pelo<br />
soberanos belfos, los dos tomos de la Obra,<br />
y no vivo entonces ausencia,<br />
ni al tacto.<br />
Fallo bolver de golpe el golpe.<br />
No ensillaremos jamás el toroso Vaveo<br />
de egoísmo y de aquel ludir mortal<br />
de sábana,<br />
desque la mujer esta<br />
¡cuánto pesa de general!<br />
Y hembra es el alma de la ausente.<br />
Y hembra es el alma mía.<br />
Podemos reconocer una evolución en las<br />
diferentes versiones de los primeros versos de<br />
las tres primeras estrofas (Vusco volvvver de golpe el<br />
golpe, Busco vol ver de golpe el golpe y Fallo bolver de<br />
golpe el golpe) En ellos, las palabras parecen<br />
entrecortarse y complicarse como movidas por<br />
una inmediatez, un nerviosismo o una rabia<br />
contenida. En expresiones como todo avía verdad<br />
o ¡cuánto pesa de general!, y en palabras como avía,<br />
arrequintan, toroso, Vaveo o desque, encontramos<br />
nuevamente el habla provinciana, esta vez<br />
desperdigada. Como si la voz en el poema soltara<br />
estas expresiones al descuido.<br />
A nuestro parecer, estamos frente al discurso<br />
ebrio de un hombre llorando por una mujer. En<br />
el último verso, el autor declara que su alma es<br />
hembra como la de la ausente, lo cual puede ser<br />
una manera, desde un discurso machista, de decir<br />
que no se pueden contener las lágrimas. Además,<br />
podemos imaginar los golpes que tanto se repiten<br />
a lo largo del poema como los puños contra una<br />
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provinciana en Trilce de César Vallejo<br />
pared, o como la botella en la mesa. Los poemas<br />
de Trilce son muy gráficos en este sentido. Y como<br />
estamos viendo hasta ahora, las imágenes sonoras<br />
del habla están tan presentes como las imágenes<br />
visuales.<br />
Para terminar, hemos escogido un texto en el que<br />
el autor se refiere precisamente al tema de su<br />
migración a Lima.<br />
POEMA XIV<br />
Cual mi explicación.<br />
Esto me lacera de tempranía.<br />
Esa manera de caminar por los trapecios.<br />
Esos corajosos brutos como postizos.<br />
Esa goma que pega el azogue al adentro.<br />
Esas posaderas sentadas para arriba.<br />
Ese no puede ser, sido.<br />
Absurdo.<br />
Demencia.<br />
Pero he venido de Trujillo a Lima.<br />
Pero gano un sueldo de cinco soles.<br />
Además de las ya conocidas variaciones<br />
morfológicas (tempranía, corajosos) y sintácticas (el<br />
azogue al adentro, no puede ser, sido) notamos en este<br />
poema una enumeración de imágenes ambivalentes<br />
que nos llevan finalmente a descubrir la venida de<br />
Trujillo a Lima, acentuada por el magro sueldo que<br />
el autor menciona. En ello es evidente la decepción<br />
que significa la capital para alguien como él, que<br />
cifró sus esperanzas en un viaje hacia supuestamente<br />
una vida sino más digna, o por lo menos más<br />
productiva en el plano artístico. Pero a la vez, parece<br />
ser una sombra precursora del caos y desorden que<br />
significaría la migración interna para el país unos<br />
años después, hacia la década de 1950.<br />
Sabemos que Lima no fue precisamente un buen<br />
lugar para Vallejo, sino más bien un retroceso a nivel<br />
social y cultural. En Trujillo se había ganado de<br />
nombre y respeto, sin embargo en Lima su talento<br />
pasó desapercibido. Es más, Trilce fue incluso<br />
recibido con repudio, pues era un libro muy oscuro<br />
en una época en que la poesía peruana conservaba<br />
la claridad y elegancia de la belle epoque, por el<br />
recuerdo todavía fresco de Abraham Valdelomar,<br />
los exabruptos de Chocano e incluso los poemas<br />
lúdicos de Eguren. Vallejo mismo asistiría a la burla,<br />
la crítica y la indiferencia, siendo conciente de que<br />
había intentado proponer una estética demasiado<br />
diferente a la de sus contemporáneos. En una carta<br />
dirigida a un amigo trujillano, escribiría: “El libro ha<br />
nacido en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda<br />
la responsabilidad de su estética” (Espejo 1989)<br />
Federico García Lorca, en un ensayo sobre la imagen<br />
poética, dice a propósito del autor de Las Soledades:<br />
“A Góngora no hay que leerlo, sino estudiarlo. Góngora no<br />
viene a buscarnos, como otros poetas, para ponernos<br />
melancólicos, sino hay que perseguirlo razonablemente. A<br />
Góngora no se le puede entender de ninguna manera en la<br />
primera lectura” (Lorca 1991) Creemos que estas<br />
mismas palabras podrían aplicarse al Vallejo de Trilce.<br />
He ahí la riqueza de su aporte a la literatura peruana.<br />
CONCLUSIÓN<br />
Dadas las circunstancias anteriormente descritas, no<br />
pasaría mucho tiempo para que Vallejo decidiera<br />
dejar la capital, esta vez en pos de Europa. Una<br />
migración hacia un lugar mucho más lejano,<br />
nuevamente esperanzado en encontrar un espacio<br />
adecuado para continuar con su vocación literaria<br />
y alejarse de la incomprensión de sus<br />
contemporáneos peruanos.<br />
Podemos decir sin temor a equivocarnos que Trilce<br />
sigue siendo un libro complejo y caleidoscópico, un<br />
hito dentro de la literatura peruana. Sabemos, por la<br />
publicación póstuma de sus poemas escritos en<br />
Europa, que Vallejo no intentó seguir esta línea de<br />
poesía difícil y plurivalente a nivel formal. Apostó por<br />
una mayor claridad a nivel sintáctico y morfológico,<br />
abordando nuevos temas producto de nuevas<br />
vivencias. El habla andina que rastreamos en estos<br />
cuatro poemas prácticamente desapareció en la<br />
propuesta estética de sus próximos libros, aunque<br />
continuara en la temática de muchos de ellos.<br />
Mientras tanto, la nueva configuración demográfica<br />
de nuestro país continuaría con su avance<br />
incontenible. Vallejo falleció en 1939, sin haber<br />
podido retornar al Perú. Ya no pudo ser testigo del<br />
desborde popular que invadiría Lima como un<br />
ciclón a partir de la mitad del siglo XX. En términos<br />
literarios, estos cambios bruscos en la cultura<br />
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provinciana en Trilce de César Vallejo<br />
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peruana no fueron entendidos a cabalidad sino<br />
muchos años después. Baste recordar solamente la<br />
polémica desatada entre los poetas puros y los poetas<br />
sociales en la década del 50, que a nuestro parecer<br />
representaba el conflicto entre la lírica tradicional<br />
que se resistía al cambio y la radical y cruda<br />
propuesta que se le enfrentaba. Una polémica que<br />
se resolvería en generaciones posteriores, cuando<br />
el cambio cultural dejó de ser traumático, y las<br />
nuevas formas literarias supieron encontrar<br />
propuestas para retratar la nueva configuración<br />
social.<br />
Algunos años después, una nueva generación de<br />
escritores, muchos de ellos obligados a migrar del<br />
campo a la ciudad cuando eran niños, y otros hijos<br />
de migrantes nacidos en la ciudad pero aún no<br />
integrados del todo a ella, volverían los ojos a la<br />
obra de Vallejo y se reconocerían en ella. Sobre todo<br />
a partir de la década de los 80 con la aparición del<br />
terrorismo, que significó una nueva ola migratoria<br />
y en muchos casos un recrudecimiento del odio<br />
producto de la incomprensión. Para entonces, la<br />
existencia de otros escritores como Arguedas y<br />
Congrains, que tocaron de manera más explícita el<br />
tema de la migración, la aparición de estudios<br />
sociológicos, pedagógicos y lingüísticos que se<br />
preocuparon por entender el habla provinciana, así<br />
como el mayor acceso a la educación básica y<br />
universitaria a las capitales de provincia, permitieron<br />
que la narrativa y sobre todo la poesía se convirtieran<br />
en un mecanismo masivo de expresión de los<br />
sectores populares. Muchos de estos escritores<br />
volverían sobre el tema de la migración e<br />
instaurarían, a finales del siglo XX, nuevas y<br />
originales formas de hacer literatura.<br />
REFERENCIAS<br />
Espejo A. , J. (1989) César Vallejo: itinerario del hombre. Lima: Seglusa Editores.<br />
Golte, J. y Adams, N. (1987) Los caballos de Troya de los invasores. Estrategias campesinas en la conquista de la gran<br />
Lima. Lima: IEP.<br />
Loayza, L. (1974) El sol de Lima. Lima: Mosca Azul Editores.<br />
García Lorca, F. (1991) Obras completas. México: Aguilar.<br />
Matos M., J. (1988) Desborde popular y crisis del Estado. El nuevo rostro del Perú en 1980. Lima: IEP.<br />
Vallejo, C. (1988) Los heraldos negros. Lima: Peisa.<br />
Vallejo, C. (1989) Trilce. Lima: Mosca Azul Editores.<br />
Vallejo, C. (1987) Poemas humanos, poemas en prosa, España, aparta de mí este cáliz. Lima: Editorial Científica.<br />
DIRECCIÓN<br />
1<br />
E – mail: gprado@aloe.ulima.edu.pe<br />
Teléfono: 4364641, anexo 291<br />
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CONSENSUS /AÑO 8 Nº 9