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Boletín N°. 39 - Dirección General de Vinculación Cultural - Consejo ...

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Alfonso Orejel: “…para que mis<br />

hijos me quisieran más”<br />

-Ante una realidad que nos dice que se lee poco,<br />

usted qué opina ¿Se lee o no se lee?<br />

-Se lee parcialmente, por islas, <strong>de</strong> modo <strong>de</strong>sigual.<br />

El comportamiento <strong>de</strong>l lector varía conforme el lugar, la<br />

región cultural, la exigencia, la capacidad <strong>de</strong> persuasión<br />

<strong>de</strong> las escuelas, las familias, los organismos culturales.<br />

Hay magníficos planes <strong>de</strong> manera general, pero que<br />

no aterrizan en la realidad concreta <strong>de</strong> los pueblos, las<br />

ciuda<strong>de</strong>s, los centros escolares, las aulas. Es necesario,<br />

es fundamental el acompañamiento durante los primeros<br />

años. Enseñarles a leer, a disfrutar los textos, cómo<br />

<strong>de</strong>gustarlos, cómo enriquecerse a través <strong>de</strong> ellos. En<br />

ese sentido, hay severas, profundas <strong>de</strong>ficiencias, vicios,<br />

omisiones en las escuelas, pero también en las casas y<br />

en las instituciones <strong>de</strong>l Estado. Hay mucha simulación.<br />

En un libro <strong>de</strong> Beatriz Rodríguez<br />

Guillermo, un niño reprueba el<br />

año<br />

El escritor sinaloense Alfonso Orejel, quien ha<br />

concebido ya nueve libros para el público infantil,<br />

expone cuál fue su motivación principal: “Escribí cuentos<br />

para que mis hijos me quisieran un poco más”. Luego,<br />

comenta, “suena cursi, pero tengo que admitir que ese<br />

fue mi impulso secreto.”<br />

En 1996 el autor fundó el taller ¿Quieres que te lo<br />

cuente otra vez? en el Museo <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Los Mochis,<br />

don<strong>de</strong> nació y don<strong>de</strong> vive. Después explica:“Lo hice para<br />

contagiar el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> leer a mis hijos y, algunos años<br />

<strong>de</strong>spués, en el 2000 escribí mi primer cuento llamado El<br />

sombrero <strong>de</strong>l mago.”<br />

El libro que le impactó <strong>de</strong> niño fue uno que su papá<br />

le compró por correo. “Era <strong>de</strong> monstruos y caricaturas<br />

sobrenaturales. Me fascinaba conocer <strong>de</strong> cerca su<br />

naturaleza, su po<strong>de</strong>r, su <strong>de</strong>spiadado comportamiento.<br />

Era meter la cabeza en un mundo fabuloso que prodigaba<br />

emociones terribles.”<br />

Los fantasmas, la aventura, una mano amarilla que<br />

cobra vida y la violencia intrafamiliar, son algunos <strong>de</strong><br />

los temas que aparecen en las obras <strong>de</strong> este autor, que<br />

en su infancia leía cuentos clásicos, fábulas y crónicas,<br />

contenidos en el libro <strong>de</strong> Español. Pero también<br />

historietas <strong>de</strong> Kalimán, Memín Pingüín, Supermán,<br />

El conejo Bugs, El Llanero Solitario, La pequeña Lulú.<br />

“Éramos más lectores <strong>de</strong> historietas. Y yo, un fanático<br />

<strong>de</strong>l cine”, confiesa.<br />

Orejel, quien asegura haber tenido otras dos<br />

vocaciones tentativas, pues quiso ser director <strong>de</strong><br />

cine o re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong>l planeta Tierra ante una invasión<br />

alienígena, supone algunas razones por las cuales sus<br />

libros gustan a los lectores: “Consi<strong>de</strong>ro que es por el<br />

humor negro, porque incorporo niños reales (no niños<br />

i<strong>de</strong>alizados), porque reproduzco el lenguaje propio <strong>de</strong><br />

ellos, sin maquillarlo, por el ritmo casi frenético que trato<br />

<strong>de</strong> imprimirle a la narración, por el riesgo <strong>de</strong> los temas<br />

elegidos.”<br />

Los libros que Alfonso Orejel ha escrito para niños<br />

son Las bellas bestias, Caldo <strong>de</strong> perico, El cucaracho,<br />

Matangaguangalachanga, El sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> los gatos<br />

apachurrados, La venganza <strong>de</strong> la mano amarilla, La<br />

sombra, El árbol <strong>de</strong> las muñecas tristes y La niña <strong>de</strong>l<br />

vestido antiguo, y han sido publicados en la Editorial<br />

CIDCLI, Ediciones SM, Andraval y Quinqué Ediciones.<br />

El cucaracho, El sen<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> los gatos apachurrados y La<br />

sombra son parte <strong>de</strong>l Programa Bibliotecas <strong>de</strong> Aula, <strong>de</strong><br />

la Secretaría <strong>de</strong> Educación Pública.<br />

En su momento, ¿le gustó Caperucita roja? O le<br />

aburrió.<br />

Siempre me gustó por la exquisita crueldad <strong>de</strong>l lobo,<br />

por la tentación <strong>de</strong> la oscuridad, por la aparente candi<strong>de</strong>z<br />

<strong>de</strong> Caperucita, por ese bosque maravilloso y siniestro.<br />

Le hice su homenaje en El árbol <strong>de</strong> las muñecas tristes.<br />

Una posibilidad real para que los niños se conviertan<br />

en lectores, consi<strong>de</strong>ra la escritora Beatriz Rodríguez<br />

Guillermo, es el acceso libre a los libros, sin la frase<br />

utilitaria <strong>de</strong> “el mundo va a ser mejor si todos leemos”.<br />

Asegura que es verdad que el mundo podría ser mejor<br />

si todos, <strong>de</strong> manera justa, tuviéramos aproximaciones y<br />

cercanía con los libros, pero lo que recomienda es “nunca<br />

imponer interpretaciones, ni tampoco querer obligar a los<br />

chicos a aceptar el mensaje que está escondido <strong>de</strong>trás<br />

<strong>de</strong> esas bonitas palabras.”<br />

Sencillo es el término con el que, esta doctora en<br />

Literatura y Comunicación por la Universidad <strong>de</strong> Sevilla,<br />

<strong>de</strong>scribe su tarea <strong>de</strong> acercar al público infantil a la<br />

lectura. Asegura que existe el cliché, por parte <strong>de</strong> algunas<br />

personas adultas, en el sentido <strong>de</strong> que los cuentos ya no<br />

son <strong>de</strong>l gusto <strong>de</strong> los niños. Su experiencia, dice, va en<br />

sentido totalmente contrario, y atribuye esta ten<strong>de</strong>ncia al<br />

hecho <strong>de</strong> que personalmente no se empeña en utilizarlos<br />

como instrumentos didácticos, sino “como la posibilidad<br />

<strong>de</strong> un espacio que tiene la gratuidad <strong>de</strong> la aceptación<br />

incondicional. Sí, <strong>de</strong> dar acceso al niño al libro, con la<br />

i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que no tiene la obligación <strong>de</strong> aceptarlo y, si no<br />

<strong>de</strong>sea acercarse, no pasa nada.<br />

Con un gusto especial por unas máquinas<br />

expen<strong>de</strong>doras <strong>de</strong> libros que se mantienen en lugares<br />

públicos, y que son coordinadas por la Secretaría <strong>de</strong><br />

la Cultura y las Artes <strong>de</strong> Yucatán, en las que sus libros<br />

se agotan con facilidad, Beatriz Rodríguez Guillermo<br />

escribió el libro El sol alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l parque, el cual trata<br />

el tema <strong>de</strong> un niño que reprueba el año, en el ciclo<br />

escolar <strong>de</strong> la primaria. Se trata <strong>de</strong> un chico a quien le<br />

cuesta trabajo levantarse por las mañanas, tiene una<br />

abuelita que le cuenta historias y él mismo gusta <strong>de</strong><br />

armar algunos relatos, pero ni eso lo salva <strong>de</strong> la dura<br />

con<strong>de</strong>na <strong>de</strong> per<strong>de</strong>rse las vacaciones en la playa.<br />

46 Octubre <strong>de</strong> 2012 • No.38 • Boletín<br />

Octubre <strong>de</strong> 2012 • No.38 • Boletín<br />

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