You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
CMYK<br />
La Plata, lunes 2 junio de 2014 3<br />
En foco<br />
Cristina:<br />
mentiras y<br />
más mentiras<br />
Cristina Fernández, viuda de<br />
Kirchner, tuvo razón cuando afirmó<br />
durante el fin de semana: “Es<br />
lindo sonreír siempre y decir a todo<br />
que sí. Pero cuando decís a todo que<br />
sí, llega un momento en que tenés que decir a todo<br />
que no porque te quedás sin nada para hacer frente<br />
a las obligaciones que tenés".<br />
Ahora bien, el problema no está en lo que se<br />
afirmó, sino en quién lo dijo. Las palabras de la<br />
presidenta demuestran una hipocresía absoluta,<br />
que es propia de una persona que no se ruboriza<br />
al mentirle al soberano.<br />
Es cierto que a un verdadero estadista, cuando<br />
está en juego el destino de un país, no le debe<br />
temblar la mano a la hora de tomar decisiones<br />
que puedan resultar antipáticas o impopulares.<br />
Ello, siempre y cuando, existan programas y planes<br />
estratégicos que delimiten un rumbo claro, y<br />
que aporten soluciones a problemas estructurales.<br />
Este no es el caso del kirchnerismo. Por el<br />
contrario, si hay un gobierno que ha dicho todo<br />
que “sí”, que ha hecho de la permisividad un<br />
culto, fue precisa la administración K.<br />
Por ejemplo, el kirchnerismo incluyó en su<br />
seno a agrupaciones piqueteras que tuvieron libertad<br />
absoluta, durante años, para cortar rutas<br />
y hacer escraches contra empresas, empresarios,<br />
ruralistas o dirigentes políticos que, eventualmente,<br />
estaban en la vereda de enfrente del gobierno<br />
nacional. Con la venia y recursos aportado<br />
por el poder político, se convirtieron en una<br />
suerte de fuerza de choque y en reclutadores de<br />
lo que nuestro diario viene denominando “el voto<br />
fácil”, es decir, el sufragio obtenido a partir de la<br />
extorsión y del miedo de los sectores socialmente<br />
más postergados a perder lo poco que tienen.<br />
En esa dirección, para poner en marcha este<br />
proyecto de poder, se institucionalizó el clientelismo<br />
político como nunca antes en nuestra historia,<br />
condenando así a los beneficiarios de los<br />
planes sociales a seguir siendo pobres o indigentes.<br />
En definitiva, para los K, que los<br />
excluidos puedan acceder a un trabajo<br />
digno y genuino les resulta<br />
contraproducente. Y esto tiene una<br />
razón de ser: un trabajador que<br />
gana el sustento de su familia con<br />
el sudor de su frente adquiere un<br />
espíritu crítico y no admite extorsión<br />
alguna al saber que su supervivencia<br />
no depende de su asistencia<br />
o no un acto político, o de entregarle<br />
su documento a un puntero<br />
los días de elecciones.<br />
La cultura del trabajo está en las antípodas del<br />
gobierno K, cuyo modelo de país va en sintonía<br />
con las políticas implementadas por Martínez de<br />
Hoz durante la dictadura y por el menemismo en<br />
lo ´90. La dictadura, Menem y los K son los eslabones<br />
de una misma cadena que convirtió a la<br />
Argentina en un país donde el valor agregado, y<br />
la generación de trabajo genuino, brillan por su<br />
ausencia.<br />
Lo que sucede con la industria automotriz es<br />
una muestra palpable de la mentira del relato. En<br />
realidad, este sector de industria no tiene casi<br />
nada. Lo que existe en la Argentina son meras ensambladoras<br />
de partes que se fabrican en distintas<br />
partes del mundo.<br />
Se calcula que aproximadamente el 70% del<br />
valor total de las autopartes es importado, lo que<br />
agudiza el déficit comercial en un país como la<br />
Argentina cuya industria nacional ha quedado<br />
reducida a su mínima expresión. De hecho, todas<br />
las terminales automotrices instaladas en nuestro<br />
territorio son filiales de empresas multinacionales.<br />
Otro camino<br />
Es mentira que otro camino no es posible.<br />
Con sólo mirar lo que sucedía hace algunas<br />
décadas, especialmente durante los<br />
gobiernos de Juan Domingo<br />
Perón y de Arturo Frondizi, nos<br />
damos cuenta que nuestro<br />
país estaba a la<br />
vanguardia de la industria<br />
automotriz.<br />
Había importantes empresas de capitales íntegramente<br />
nacionales -como la Siam Di Tellaque<br />
desarrollaban sus propios modelos de automóviles.<br />
Incluso, hasta el Estado lograba importantes<br />
desarrollos. Tal es caso, por ejemplo, de la<br />
pick up Rastrojero, que comenzó a fabricarse a<br />
partir de un proyecto impulsado por la empresa<br />
pública IME (Industrias Mecánicas del Estado),<br />
ldurante la segunda presidencia de Perón.<br />
El nerviosismo del gobierno K por el conflicto<br />
en la planta autopartista Gestamp, que ayer<br />
llevó a que la ministra Débora Giorgi criticara<br />
la conciliación obligatoria, se debe a que pone<br />
blanco sobre negro la realidad de nuestra industria.<br />
El kirchnerismo busca invisibilizar el conflicto,<br />
quitarle entidad a los manifestantes, para<br />
no quedar desnudo.<br />
La realidad es que un conflicto laboral absolutamente<br />
menor, que involucra a sólo 67 trabajadores,<br />
puso en jaque a las principales plantas<br />
automotrices, que ya estaban resentidas por la<br />
recesión que existe en la Argentina y las medidas<br />
proteccionistas dispuestas por Brasil. Y esto<br />
ocurrió, sencillamente, porque lo poco que queda<br />
en pie del sistema productivo está atado con alambre.<br />
La Argentina, hoy por hoy, ni siquiera es<br />
capaz de producir internamente la caja de cambio<br />
de un automóvil.<br />
El 70% del valor total<br />
de las autopartes es<br />
importado, lo que<br />
agudiza el déficit<br />
comercial del país<br />
Este modelo se repite en materia ferroviaria.<br />
Los talleres distribuidos a lo largo y ancho del<br />
país, que durante años fueron un modelo a seguir<br />
a nivel mundial, se encuentran abandonados.<br />
Todas las promesas de reactivación, anunciadas<br />
una y otras vez tanto por Néstor como por Cristina,<br />
quedaron en la nada. A las palabras se las<br />
llevó el viento, y se terminaron importando trenes<br />
desde China.<br />
El gobierno K, desde que Néstor Kirchner se<br />
instaló en la Casa Rosada, ha dicho todo que sí a<br />
un modelo de país basado en los servicios, y en<br />
la especulación. No es casualidad que, en<br />
los últimos años, los que más ganaron<br />
hayan sido los bancos y el puñado de empresarios<br />
que regentean las tragamonedas,<br />
a los que ni siquiera se les puede hacer cumplir<br />
un límite horario (los bingos funcionan<br />
las 24 horas) y la ley antitabaco.<br />
Los K le dijeron sí a la timba y a la usura. Y<br />
seguramente lo seguirán haciendo, hasta que<br />
dejen el poder. Faltan 16 meses: esperemos que,<br />
partir de diciembre de 2015, comience a escribirse<br />
otra historia.<br />
La cultura del trabajo<br />
está en las antípodas<br />
del gobierno nacional