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entender, la recepción masiva del grafiti hip hop en la ciudad de México ha sido efectuada con muy
poco cuidado crítico. Esta praxis no proviene inicialmente de los conflictos transculturales entre nacionalidade
y etnias diferentes, tan diferentes como las que viven en forma cosmopolítica dentro de
la ciudad de Nueva York.
En lo icónico narrativo, de forma muy inocente en apariencia constantemente se emplean figuras y
símbolos precortesianos; pero la idea en sí vino más bien de Los Ángeles y Chicago. De todas maneras,
con esto queremos decir que se siente orgullo en la marca de tradición mexicana dentro de la
construcción de grafiti hip hop, ya la sustancia de esta tradición provenga de Aztlán o de Tlatelolco-
Tenochtitlan. Este recurso constante a las figuras y símbolos del pasado indígena manifiesta, más que
nada, una interesante ingenuidad histórica, una rara fuga del tiempo presente y de nuestra verdadera
historia. Porque la conciencia indígena de México sólo la podemos accesar recorriendo los cinco
siglos que nos separan de su contrucción real, cosa que nadie puede puede realizar, personalmente,
por completo en esta vida, y que, por tanto, siempre tiene que ser interpretada mediante un profundo
grado de subjetividad.
Hay muchos nombres legendarios en la construcción práctica del grafiti hip hop como fenómeno de
masas en la ciudad de México. Destacan El Fly, Ben Frank, igual que el Humo y el Joker. Pero lo mejor
ha sido más que nada anónimo y muy efímero. A nuestro gusto rascuache y experiencia feminista,
quizá la única grafitera que efectivamente ha desarrollado un estilo muy personal es “La Duende”;
aunque la etapa creativa de de esta artista como auténtica grafitera hip hop fue muy breve y ahora se
encuentra dedicada a cuestiones de arte conceptual más bien de élite: pintura, instalación y performance.
Tampoco parece que ella haya recurrido alguna vez a la expresión ilegal. Por otro lado, una
diferencia chilanga indirecta se encuentra en el empleo de figuras icónicas propias de nuestra cultura
inmediata, tales como: Ricardo Flores Magón, Emiliano Zapata, Carlos Salinas de Gortari, el subcomandante
Marcos, el ex-rector Barnés de la UNAM, Vicente Fox y otros personajes de tal tipo cívico.
3.7. ¿Cuál es la historia del grafiti hip hop
Todavía no hay ni puede haber una historia oficial del grafiti hip hop. Tal vez jamás la haya. El relato
de su construcción es más que nada mitológico, casi todo es pura leyenda popular. Las fechas son
oscuras, lo mismo ocurre con los nombres y las obras, y la evolución del fenómeno también ha sido
muy subterránea y clandestina. Después de todo, es un fenómeno de masas.
Sus comienzos indirectos implican tres centros urbanos de los Estados Unidos de América: las megalópolis
de Los Ángeles, Chicago y Nueva York. La forma y contenido definitivos del grafiti hip hop
se cocinaron durante los años sesenta del siglo XX, cosa que ocurrió más que nada entre Nueva York,
Pennsylvania y Philadelphia, al noreste de los Estados Unidos; aunque el origen del modelo básico o
máquina textual de este grafiti parece haber sido cocinado en la ciudad de Los Ángeles, pues, según
parece, esta forma de hacer firmas públicas de muchos colores proviene de la subcultura de los “braceros”
mexicanos de los años treinta, igual que de los “pachucos” de los cuarenta. De todas maneras,
aunque creado dentro de los Estados Unidos, el grafiti hip hop no pertenece a la cultura canónica norteamericana.
Más bien, es un producto híbrido de los grupos minoritarios de ese país, muy en especial
de la gente de raza negra y la de cultura mexicano-latina. Una trabajo de resistencia civil.
Hay muchos nombres en juego dentro de esta historia legendaria. Uno de los más renombrados es el
del pintor Jean-Michel Basquiat; aunque en realidad sea imposible declarar a Basquiat como mero
grafitero. En cambio, su amigo Keith Haring sí lo fué; pero los personajes más interesantes en la
invención, construcción y difusión del grafiti hip hop no son tan familiares y conocidos como estos,
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