Importancia del debate como herramienta educativa - HOMINES
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IMPORTANCIA DEL DEBATE COMO HERRAMIENTA EDUCATIVA<br />
EL DEBATE EN CHILE<br />
La experiencia que ha desarrollado la Universidad Diego Portales<br />
desde el año 1994, sobre el tema <strong>del</strong> <strong>debate</strong> permite reflexionar acerca de<br />
esta modalidad de comunicación.<br />
Someramente, la génesis <strong>del</strong> Proyecto Portaliano <strong>del</strong> <strong>debate</strong> <strong>como</strong><br />
expresión <strong>educativa</strong> fue tomada de la experiencia anglosajona. Los objetivos<br />
principales contenidos en el proyecto pretenden desarrollar en los<br />
alumnos sus habilidades de liderazgo y comunicación, a través <strong>del</strong> <strong>debate</strong><br />
y la defensa de ideas, valores y temas de actualidad, <strong>como</strong> asimismo entrenar<br />
a los alumnos en un conjunto de técnicas de retórica y oratoria, a<br />
fin de complementar su formación profesional con la capacidad de dirigir<br />
personas, negociar y resolver conflictos.<br />
Fundamentalmente, en la Sociedad de Debates se enseñan procedimientos,<br />
se ejercitan destrezas hasta que el alumno sea capaz de responder<br />
de forma “automática”, esto es, seguir determinados procedimientos con<br />
precisión y seguridad, dejando la memoria operativa libre para concentrarse<br />
en otros aspectos de la tarea de ejecución. Cuando el alumnado ha<br />
adquirido ciertas habilidades en la práctica de debatir, deja de preocuparse<br />
<strong>del</strong> “cómo” para centrarse en el “qué decir”.<br />
LOS DESAFÍOS DE LA AVENTURA DE DEBATIR<br />
Un primer hito importante en el desarrollo que hemos experimentado<br />
se relaciona con la legitimación <strong>del</strong> proyecto, a partir <strong>del</strong> vínculo con<br />
alguna universidad líder en la materia. Fruto de esta búsqueda surgieron<br />
los contactos formales con la Universidad de Georgetown. Lo anterior<br />
representaba el desafío de adaptar de la mejor manera el mo<strong>del</strong>o a nuestra<br />
idiosincrasia, y un segundo aspecto, y tal vez uno de los más importantes,<br />
fue definir el programa de contenidos y el trabajo práctico a desarrollar con<br />
el estudiante que deseara aprender a debatir, sin alterar su trabajo habitual<br />
de especialidad, sino más bien configurar un programa complementario.<br />
Este último nos permitió avanzar en la discusión acerca de qué se<br />
debía privilegiar ¿Todas y cada una de las formas que abarca la retórica<br />
Es decir trabajar el desarrollo de una habilidad instrumental, o por el<br />
contrario, enseñar a construir metódicamente argumentos sobre la base<br />
de la aplicación de métodos de investigación que permitieran al alumno<br />
elaborar sus propias hipótesis.<br />
Concluimos que la respuesta era más compleja de lo que parecía: abarcar<br />
ambos aspectos. La decisión implicaba poner en marcha un programa<br />
especial que no contaría con igual número de horas que el currículo normal<br />
de un alumno, sino que las clases se llevarían a<strong>del</strong>ante en horarios más<br />
estrechos, al no ser un programa obligatorio, ni tampoco aportar créditos<br />
a su avance curricular. Quizás lo anterior incidió que nuestros primeros<br />
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Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • <strong>HOMINES</strong> •<br />
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