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Vulnerabilidad y resiliencia ante las amenazas costeras ... - HOMINES

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ZAIBETTE MALDONADO MUÑOZ<br />

VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA<br />

ANTE LAS AMENAZAS COSTERAS<br />

EN EL MUNICIPIO DE LOÍZA,<br />

PUERTO RICO<br />

Zaibette Maldonado Muñoz*<br />

INTRODUCCIÓN<br />

Este artículo examina, desde una perspectiva de la ecología humana,<br />

<strong>las</strong> respuestas y estrategias para manejar <strong>las</strong> <strong>amenazas</strong> <strong>costeras</strong> que utilizan<br />

los residentes de Miñi-Miñi y Piñones en el Municipio de Loíza, Puerto<br />

Rico. Analiza cómo influyen los factores sociales, económicos, culturales<br />

y políticos en la capacidad de estas poblaciones para responder, manejar<br />

o adaptarse a <strong>las</strong> <strong>amenazas</strong> <strong>costeras</strong> y evitar el desastre. Utiliza el contexto<br />

de <strong>las</strong> experiencias con los huracanes Hugo, Hortensia y Georges,<br />

que azotaron la Isla entre 1989 y 1998. Argumenta que la vulnerabilidad<br />

a desastres es una condición socialmente construida y su perdurabilidad<br />

puede resultar en una reducción de la capacidad o flexibilidad de <strong>las</strong> comunidades<br />

o individuos para responder efectivamente a situaciones críticas<br />

como <strong>las</strong> <strong>amenazas</strong> <strong>costeras</strong>.<br />

En la última década, la comunidad científica en general ha reconocido<br />

la creciente vulnerabilidad biofísica y económica de <strong>las</strong> is<strong>las</strong> caribeñas a<br />

<strong>las</strong> <strong>amenazas</strong> naturales debido a su ubicación geográfica que favorece los<br />

impactos recurrentes de eventos meteorológicos intensos y potencialmente<br />

destructivos (UNDRO 1990, UNEP 1996). Esta vulnerabilidad es más<br />

preocup<strong>ante</strong> si consideramos <strong>las</strong> proyecciones de los efectos del cambio<br />

climático sobre la región.<br />

Estudios realizados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio<br />

Climático de <strong>las</strong> Naciones Unidas indican que para el 2030 se espera un<br />

aumento del nivel del mar de aproximadamente un metro a consecuencia<br />

del calentamiento global. Se estima que el aumento de un metro en el<br />

* Profesora e investigadora, Centro de Investigaciones Sociales, Universidad de<br />

Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, San Juan.<br />

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VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA ANTE LAS AMENAZAS COSTERAS...<br />

nivel del mar representa cerca de una milla de recesión en la línea costera<br />

(Earth Policy Institute 2001). Este aparentemente modesto aumento futuro<br />

tendrá impactos sociales y económicos considerables en <strong>las</strong> zonas <strong>costeras</strong><br />

altamente desarrolladas (IPCC 1990). Algunos efectos del aumento en <strong>las</strong><br />

temperaturas serán el aumento en la frecuencia e intensidad de tormentas<br />

tropicales y tsunamis, recesión de la línea costera, salinización de acuíferos<br />

y pérdida de ecosistemas costeros(Heskra 1990). En el Caribe, varias<br />

playas en Grenada, Antigua, Bequia, Santa Lucia, San Tomas, Dominica<br />

y San Vicente han experimentado algunos de estos cambios debido a la<br />

convergencia entre la intensidad de <strong>las</strong> actividades antropogénicas y los<br />

fenómenos atmosféricos (Cambers 1992, Dubois y Towle 1985).<br />

En Puerto Rico, donde el 85% de la población vive aproximadamente<br />

a siete kilómetros de la costa, el problema pudiera ser muy serio. Existe<br />

evidencia del Concilio Nacional de Investigación que indica que el ritmo<br />

en que aumenta el nivel del mar que circunda la isla está acelerando<br />

(National Research Council 1983). Se han encontrado indicios de que<br />

algunas de sus playas pudieran reducirse o desaparecer en un futuro no<br />

muy lejano (Ibíd).<br />

El indicador más claro de aumento en el nivel del mar es el incremento<br />

en <strong>las</strong> inundaciones de zonas <strong>costeras</strong>, particularmente cuando azotan<br />

<strong>las</strong> marejadas de invierno, <strong>las</strong> tormentas y los huracanes. Entre el 1989<br />

y el 1998 Puerto Rico se vio afectado por tres huracanes: Hugo (1989),<br />

Hortensia (1996) y Georges (1998), que han ocasionado daños por más de<br />

$2 billones y han afectado la vida de miles de habit<strong>ante</strong>s, particularmente<br />

en municipios costeros como Loíza. Unidos ambos factores, el creciente<br />

aumento en el nivel del mar y la recurrencia de fenómenos atmosféricos,<br />

la situación futura para los asentamientos y <strong>las</strong> actividades económicas<br />

<strong>costeras</strong> de la Isla pudiera tornarse catastrófica.<br />

Contrario a <strong>las</strong> áreas continentales, <strong>las</strong> is<strong>las</strong> densamente pobladas<br />

como Puerto Rico no tienen extensión geográfica suficiente para relocalizar<br />

<strong>las</strong> actividades o poblaciones en peligro. Estas is<strong>las</strong> dependen, en gran<br />

medida, de la capacidad de su población y sus instituciones para inventar<br />

estrategias de manejo, ajuste o adaptación. El trabajo que presento a<br />

continuación discute los hallazgos más import<strong>ante</strong>s de una investigación<br />

antropológica realizada en el Municipio de Loíza, tomando esta premisa<br />

como punto de partida. Explora, medi<strong>ante</strong> el estudio de impactos, respuestas<br />

y estrategias de manejo, la capacidad de los residentes de Miñi-Miñi<br />

y Piñones para responder a fenómenos naturales recurrentes. Se analizó<br />

específicamente <strong>las</strong> experiencias con los huracanes Hugo (1989), Hortensia(1996)<br />

y Georges(1998).<br />

2<br />

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ZAIBETTE MALDONADO MUÑOZ<br />

LOÍZA: ÁREA DE ESTUDIO<br />

El Municipio de Loíza está localizado en la zona noreste de Puerto<br />

Rico, rodeado de los municipios de Carolina, Río Grande y Canóvanas.<br />

Comprende un área aproximada de 19.4 mil<strong>las</strong>, catorce de <strong>las</strong> cuales<br />

colindan con el Océano Atlántico. Loíza tiene tres características útiles<br />

para realizar esta investigación: en primer lugar, su localización geográfica;<br />

Loíza es azotada con cierta frecuencia por <strong>amenazas</strong> <strong>costeras</strong> como<br />

huracanes, marejadas, inundaciones y erosión. Sería lógico pensar que<br />

comunidades expuestas recurrentemente, hayan podido desarrollar estrategias<br />

efectivas de manejo, ajuste o adaptación. Una vez identificadas, estas<br />

estrategias pudieran ser utilizadas por otras comunidades en situación<br />

similar.<br />

En segundo lugar, su geografía y geología le ha provisto de una diversidad<br />

ecológica que pudiera proveerle, en escenarios difíciles como los<br />

que se proyectan, alternativas rápidas de subsistencia. Loíza posee cuatro<br />

de los ecosistemas más import<strong>ante</strong>s que tiene la isla, <strong>las</strong> playas arenosas,<br />

los manglares, <strong>las</strong> zonas cársicas y los llanos costeros. Cada uno con una<br />

gran riqueza de flora y fauna.<br />

En tercer lugar, Loíza está localizado en el corazón del área metropolitana<br />

de San Juan, lo que le debe facilitar el acceso a recursos para que<br />

<strong>las</strong> estrategias de adaptación o ajuste sean más efectivas. El cuarto criterio<br />

utilizado, fue la identificación recurrente del Municipio de Loíza como<br />

zona de desastre a pesar de <strong>las</strong> características mencionadas y la eficiencia<br />

de los sistemas de información y otras estrategias de mitigación y prevención.<br />

Las preguntas que surgen de inmediato son: ¿Por qué ocurre el<br />

desastre en Loíza una y otra vez ¿Que implicaciones tiene para escenarios<br />

futuros más complejos<br />

VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA<br />

Este trabajo enfoca en la vulnerabilidad y <strong>resiliencia</strong> como elementos<br />

esenciales en el análisis de <strong>las</strong> capacidades de una población para manejar,<br />

ajustarse o responder a <strong>las</strong> <strong>amenazas</strong> <strong>costeras</strong>. Para Wilches-Chaux la<br />

vulnerabilidad es una condición dinámica, es<br />

la inhabilidad o falta de flexibilidad [<strong>resiliencia</strong>] de una comunidad [hogar<br />

o individuo] para absorber, medi<strong>ante</strong> ajustes, los efectos de un cambio<br />

ambiental particular. (Wilches-Chaux 1993:23)<br />

Cannon relaciona la vulnerabilidad con <strong>las</strong> condiciones de vida de la<br />

sociedad, la estructura económica, el nivel de salud de los individuos o<br />

grupo y el grado de preparación que tenga para responder a la amenaza.<br />

La vulnerabilidad no es distribuida equitativamente en la sociedad. Hay<br />

comunidades, hogares e individuos que son más vulnerables que otros<br />

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VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA ANTE LAS AMENAZAS COSTERAS...<br />

aunque residan en la misma localidad bajo <strong>las</strong> mismas condiciones físicas.<br />

Los procesos que crean <strong>las</strong> diferencias en vulnerabilidad son los mismos<br />

que generan <strong>las</strong> diferencias en riquezas, control de recursos y poder a nivel<br />

local, nacional e internacional (Cannon 1004:1).<br />

La vulnerabilidad está relacionada al acceso y calidad de activos que<br />

posea el individuo o comunidad (Moser 1996). A mayor acceso o mejor<br />

calidad de activos, menos vulnerables son los individuos o comunidades; a<br />

menor acceso o peor calidad, mayor es la vulnerabilidad (Ibíd). El esquema<br />

de Moser pl<strong>ante</strong>a activos tangibles como el trabajo, el capital humano,<br />

la infraestructura, la vivienda y activos intangibles como <strong>las</strong> relaciones<br />

en el hogar y el capital social. La habilidad de los individuos para evitar<br />

o reducir la vulnerabilidad depende no sólo de los activos iniciales que<br />

posea, sino de su flexibilidad o <strong>resiliencia</strong> para transformar los mismos<br />

en oportunidades y herramientas que le permitan responder o ajustarse a<br />

los cambios.<br />

El concepto de <strong>resiliencia</strong> social puede considerarse el antónimo de<br />

vulnerabilidad. Es un concepto tomado de la teoría ecológica, relacionado<br />

al funcionamiento de un ecosistema y no a la estabilidad de su población o<br />

a su habilidad para m<strong>ante</strong>ner un balance o equilibrio (Holling et al. 1995).<br />

Es la capacidad de un ecosistema para absorber perturbaciones, a través<br />

de ajustes y transformaciones, sin cambiar de estructura. Defino <strong>resiliencia</strong><br />

social como la habilidad de <strong>las</strong> comunidades para absorber cambios<br />

externos y tensiones m<strong>ante</strong>niendo la sustentabilidad de su subsistencia.<br />

La <strong>resiliencia</strong>, igual que la vulnerabilidad, está ligada a la dependencia en<br />

activos tangibles y no tangibles claves para la sobrevivencia (Peluso et al.<br />

1994; Bailey and Pomeroy, 1996). La <strong>resiliencia</strong> social puede observarse<br />

en el examen de aspectos positivos y negativos de la exclusión social, la<br />

marginalización y el capital social. En este estudio analizamos la vulnerabilidad<br />

en términos de los impactos que causaron los huracanes en los activos<br />

tangibles y no tangibles identificados por los residentes de Miñi-Miñi<br />

y Piñones como necesarios para la sobrevivencia. Estos fueron: la tierra,<br />

el empleo, la vivienda, la infraestructura física y social, el capital humano<br />

y el capital social. La <strong>resiliencia</strong> se observó en relación a <strong>las</strong> respuestas<br />

generadas por los residentes en ambas comunidades para maximizar y<br />

transformar sus activos y así evitar el desastre después de cada huracán.<br />

Al comparar a largo plazo los impactos de los huracanes y <strong>las</strong> respuestas<br />

a los mismos de <strong>las</strong> poblaciones afectadas, se pudo observar patrones de<br />

vulnerabilidad y <strong>resiliencia</strong> y su relación con factores influyentes, tales<br />

como degradación de la base de recursos naturales, fuente de subsistencia,<br />

crecimiento poblacional, marginalización y debilitamiento del capital<br />

social (Maldonado 2003).<br />

4<br />

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ZAIBETTE MALDONADO MUÑOZ<br />

EVENTOS<br />

El 18 de septiembre de 1989, el Huracán Hugo pasó por <strong>las</strong> is<strong>las</strong> de<br />

Vieques y Culebra y sobre el noreste de Puerto Rico. El ojo del huracán<br />

permaneció sobre el agua. Los vientos sostenidos llegaron a un máximo<br />

de 123 km/hr (77 mph) con ráfagas de 147 km/hr (92 mph) y una presión<br />

marítima mínima de 957 mb (NOAA 1990). Treinta mil personas quedaron<br />

sin hogar y el daño en la propiedad excedió el billón de dólares. El huracán<br />

Hugo infligió severamente la vivienda en Loíza, particularmente en <strong>las</strong><br />

Medianías y Piñones, comunidades con alta densidad poblacional. Más de<br />

4,300 viviendas se afectaron debido a la fragilidad de <strong>las</strong> estructuras (Irizarry<br />

1991). Si asumimos que en cada hogar vivían aproximadamente cuatro<br />

personas, podemos estimar que cerca de 17,200 loiceños, de una población<br />

de 23,792 habit<strong>ante</strong>s, sufrieron el impacto directo del huracán sobre su<br />

albergue (Departamento del Trabajo y Recursos Humanos 1990).<br />

Siete años después, entre el 9 y 10 de septiembre de 1996, el Huracán<br />

Hortensia cubrió la zona noreste de Puerto Rico con 24 pulgadas de lluvia<br />

acumulada cerca de la desembocadura del Río Grande de Loíza. Estas<br />

lluvias copiosas causaron numerosos deslizamientos de terreno e inundaciones<br />

que resultaron en la pérdida de 18 vidas, 3 personas perdidas y<br />

pérdidas económicas millonarias en daños a la propiedad (Bennet 1996).<br />

Gran parte de la zona noreste fue declarada zona de desastre. El huracán<br />

Hortensia fue devastador principalmente para los residentes de Miñi-Miñi.<br />

Muchas familias, como la de Doña Ángela, vieron sus casas inundarse con<br />

4 a 5 pies de agua y lodo. Doña Angela recuerda que:<br />

La experiencia con Hortensia fue verdaderamente mala. Nunca imaginamos<br />

que el agua llegaría hasta <strong>las</strong> ventanas, cuatro y cinco pies de alto.<br />

Mi esposo trabaja en la construcción y hizo esta casa grande y fuerte,<br />

con bloques de cemento, pero el agua como quiera entró a la casa. Nos<br />

rescataron unos vecinos y nos tuvimos que quedar en su casa por varios<br />

días. Otros fueron rescatados con botes y otros con un tractor que encontraron.<br />

Tan pronto pudimos volvimos a la casa. Yo sé que aquí no<br />

estamos seguros pero nos quedaremos porque aquí yo nací y crecí. Toda<br />

mi vida está aquí.<br />

Dos años más tarde, el 22 de septiembre de 1998, el huracán Georges<br />

azotó la Isla. Georges fue una de <strong>las</strong> tormentas más fuertes que ha azotado<br />

a Puerto Rico en décadas. Georges cruzó la Isla de este a oeste con<br />

vientos huracanados de 110 mph. Como en situaciones previas, los ríos<br />

se desbordaron, los árboles cayeron sobre el pavimento y cuatro millones<br />

de personas quedaron sin energía eléctrica. Georges no sólo cobró la vida<br />

de tres personas sino que destruyó aproximadamente 30,000 viviendas e<br />

hizo daño a más de 60,000 de acuerdo a los estimados del Departamento<br />

de la Vivienda. El estimado oficial en pérdidas a la propiedad fue de<br />

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VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA ANTE LAS AMENAZAS COSTERAS...<br />

$2 billones, cantidad que luego se demostró fue subestimada (Departamento<br />

de la Vivienda de Puerto Rico 1998). Más de 700 residentes de<br />

Loíza permanecieron en albergues por semanas después de que el huracán<br />

azotara la zona.<br />

DIFERENCIAS DE IMPACTOS Y RESPUESTAS ENTRE<br />

HURACANES: UNA MIRADA LONGITUDINAL<br />

Con el propósito de explorar si a través del tiempo <strong>las</strong> comunidades<br />

estudiadas han diseñado estrategias que protejan sus activos claves para el<br />

manejo eficiente de la recurrencia de huracanes, se evaluó los cambios en<br />

los impactos sobre los activos y los patrones de respuestas desarrollados<br />

después de los huracanes Hugo, Hortensia y Georges.<br />

En el 1999 se comenzó con una encuesta entre los residentes de Miñi-<br />

Miñi y Piñones para corroborar aspectos relacionados a percepción de<br />

vulnerabilidad a <strong>amenazas</strong> <strong>costeras</strong>, impacto de los huracanes Hugo, Hortensia<br />

y Georges y <strong>las</strong> respuestas de los encuestados <strong>ante</strong>s y después de<br />

cada evento. El factor percepción de vulnerabilidad puede ser determin<strong>ante</strong><br />

en la selección y efectividad de respuestas. En la muestra representativa<br />

de 108 jefes de familia de ambas comunidades, 75% eran mujeres. Este<br />

dato es import<strong>ante</strong> porque los hallazgos apuntan hacia la muy discutida<br />

“feminización del desastre” (Waite 2000). Se preguntó a los encuestados<br />

cómo se sentían respecto a <strong>las</strong> inundaciones y huracanes después de <strong>las</strong><br />

últimas tres experiencias. Noventa y tres por ciento de los particip<strong>ante</strong>s<br />

en Miñi-Miñi y treinta y seis por ciento en Piñones respondieron que se<br />

sentían amenazados. Aún más significativo fue el hallazgo de que 19%<br />

de <strong>las</strong> familias en Miñi-Miñi y 22% en Piñones declararon que sus vidas<br />

estuvieron en peligro dur<strong>ante</strong> el último huracán. Noventa y tres por ciento<br />

del total de encuestados cree que existe una alta probabilidad de que otro<br />

huracán les afecte pronto y con un impacto similar (Tabla 1.1 y Tabla 1.2).<br />

Este hallazgo es similar al obtenido por Palm en su estudio sobre actitudes<br />

y percepción de vulnerabilidad entre los dueños de hogares en el noreste de<br />

la isla (Palm 1996). Existe una conciencia muy clara en estas poblaciones<br />

de su vulnerabilidad a <strong>amenazas</strong> <strong>costeras</strong>.<br />

IMPACTOS<br />

De <strong>las</strong> 58 jefes de familia encuestadas en Miñi-Miñi, 43% sufrieron<br />

daño severo a sus hogares dur<strong>ante</strong> el huracán Hugo, 40% dur<strong>ante</strong> el huracán<br />

Hortensia y 40% dur<strong>ante</strong> el huracán Georges. Piñones exhibe un<br />

patrón diferente, 70% de <strong>las</strong> estructuras fueron severamente afectadas por<br />

el huracán Hugo, 14% por el huracán Hortensia y 34% por el huracán<br />

Georges. Veintidós por ciento de los hogares en Piñones sufrieron daño<br />

6<br />

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ZAIBETTE MALDONADO MUÑOZ<br />

Tabla 1.1: Impacto, preparación y respuesta<br />

de los encuestados en Miñi-Miñi<br />

(total 58) Municipio de Loíza, Puerto Rico 2000)<br />

Por ciento de encuestados en<br />

Variable<br />

Miñi-Miñi que respondieron en<br />

afirmativa<br />

IMPACTO Hugo Hortensia Georges<br />

Daño severo a la vivienda 43 40 40<br />

Daño menor a la vivienda 53 50 48<br />

Daño severo al negocio 0 0 0<br />

Daño menor al negocio 0 0 3<br />

Pérdida de pertenencias 81 78 76<br />

Vida en peligro 24 22 19<br />

Pérdida de la salud 60 55 53<br />

Pérdida de ingreso 59 66 66<br />

Pérdida de empleo 50 48 48<br />

Se afectó acceso a la educación 53 52 52<br />

Se afectó acceso a la electricidad 100 97 100<br />

Se afectó acceso a carreteras y<br />

caminos<br />

97 97 97<br />

Se afectó acceso a transportación 95 91 93<br />

Se afectó el acceso a agua potable 100 98 100<br />

No fue afectado por el huracán 0 0 0<br />

Le tomó un mes o menos en<br />

recuperar<br />

7 14 26<br />

Le tomó de dos a seis meses en<br />

recuperar<br />

67 60 53<br />

Le tomó de siete a doce meses en<br />

recuperar<br />

9 3 2<br />

No se ha recuperado - - 20<br />

PREPARACIÓN/RESPUESTA<br />

Protegió <strong>las</strong> ventanas y puertas 88 86 86<br />

Protegió <strong>las</strong> paredes y el techo 47 45 48<br />

Se movió a un lugar más seguro 2 2 2<br />

Levantó el nivel de su vivienda 2 3 3<br />

Mejoró la estructura de su vivienda 12 9 12<br />

Compró un seguro contra<br />

inundaciones<br />

0 0 0<br />

Compró un seguro contra<br />

huracanes<br />

0 0 0<br />

• <strong>HOMINES</strong> • Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 7<br />

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VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA ANTE LAS AMENAZAS COSTERAS...<br />

Tomó otras medidas de prevención 0 0 0<br />

No se preparó 0 0 0<br />

Se albergó en la casa de un<br />

familiar o amigo<br />

36 33 29<br />

Se albergó en una escuela o<br />

estructura pública<br />

12 7 7<br />

Se mantuvo en su hogar 47 50 53<br />

Solicitó ayuda de familiar o amigo<br />

no vecino<br />

10 10 10<br />

Solicitó ayuda de sus vecinos 5 5 5<br />

Solicitó ayuda al gobierno local 0 0 0<br />

Solicitó ayuda al gobierno estatal 2 3 3<br />

Solicitó ayuda de FEMA 5 5 5<br />

Solicitó ayuda de iglesia /<br />

organización local<br />

7 7 7<br />

Solicitó ayuda de agentes o<br />

agencias financieras<br />

0 0 0<br />

Solicitó un préstamo al banco 2 0 0<br />

Tabla 1.2:<br />

Impacto, preparación y respuesta de los encuestados en Piñones<br />

(total 50) Municipio de Loíza, Puerto Rico 2000)<br />

Por ciento de encuestados en<br />

Variable<br />

Piñones que respondieron en<br />

afirmativa<br />

IMPACTO Hugo Hortensia Georges<br />

Daño severo a la vivienda 70 14 34<br />

Daño menor a la vivienda 22 68 48<br />

Daño severo al negocio 10 8 8<br />

Daño menor al negocio 6 8 6<br />

Pérdida de pertenencias 42 18 22<br />

Vida en peligro 16 27 22<br />

Pérdida de la salud 22 14 20<br />

Pérdida de ingreso 46 24 22<br />

Pérdida de empleo 46 22 36<br />

Se afectó acceso a la educación 44 36 38<br />

Se afectó acceso a la electricidad 90 76 82<br />

Se afectó acceso a carreteras y<br />

caminos<br />

74 56 62<br />

8<br />

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ZAIBETTE MALDONADO MUÑOZ<br />

Se afectó acceso a transportación 64 48 56<br />

Se afectó el acceso a agua potable 62 42 54<br />

No fue afectado por el huracán 0 0 0<br />

Le tomó un mes o menos en<br />

recuperar<br />

16 54 46<br />

Le tomó de dos a seis meses en<br />

recuperar<br />

58 30 36<br />

Le tomó de siete a doce meses en<br />

recuperar<br />

26 2 8<br />

No se ha recuperado - - 2<br />

PREPARACIÓN/RESPUESTA<br />

Protegió <strong>las</strong> ventanas y puertas 82 70 80<br />

Protegió <strong>las</strong> paredes y el techo 44 36 38<br />

Se movió a un lugar más seguro 0 2 2<br />

Levantó el nivel de su vivienda 2 2 2<br />

Mejoró la estructura de su vivienda 4 0 0<br />

Compró un seguro contra<br />

inundaciones<br />

0 0 0<br />

Compró un seguro contra<br />

huracanes<br />

2 2 2<br />

Tomó otras medidas de prevención 0 0 0<br />

No se preparó 4 4 4<br />

Se albergó en la casa de un<br />

familiar o amigo<br />

46 20 32<br />

Se albergó en una escuela o<br />

estructura pública<br />

8 0 4<br />

Se mantuvo en su hogar 40 56 44<br />

Solicitó ayuda de familiar o amigo<br />

no vecino<br />

20 14 16<br />

Solicitó ayuda de sus vecinos 14 18 10<br />

Solicitó ayuda al gobierno local 30 22 24<br />

Solicitó ayuda al gobierno estatal 18 12 20<br />

Solicitó ayuda de FEMA 46 26 36<br />

Solicitó ayuda de iglesia /<br />

organización local<br />

12 10 8<br />

Solicitó ayuda de agentes o<br />

agencias financieras<br />

10 4 6<br />

Solicitó ayuda de agentes o<br />

agencias financieras<br />

10 4 6<br />

Solicitó un préstamo al banco 6 4 4<br />

• <strong>HOMINES</strong> • Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 9<br />

<strong>Vulnerabilidad</strong> y <strong>resiliencia</strong>_ZMM.indd 9<br />

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VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA ANTE LAS AMENAZAS COSTERAS...<br />

leve dur<strong>ante</strong> Hugo, 68% dur<strong>ante</strong> Hortensia y 48% dur<strong>ante</strong> Georges. Es<br />

evidente que el huracán Hugo fue más dañino para <strong>las</strong> viviendas en Piñones<br />

que <strong>las</strong> de Miñi-Miñi y que el huracán Hortensia ocasionó más daño<br />

severo en Miñi-Miñi que en Piñones. El daño fue similar para ambas<br />

comunidades dur<strong>ante</strong> el huracán Georges.<br />

La gráfica 1 demuestra la relación entre la extensión del daño<br />

sufrido dur<strong>ante</strong> el Huracán Georges y la edad de la vivienda, para ambas<br />

comunidades. El histograma representa los datos de una tabla de frecuencia<br />

construida con el insumo de la encuesta que define la ocurrencia de valores<br />

únicos del daño a la vivienda (ninguno, leve o severo) con los valores<br />

únicos de la edad de la vivienda (menos diez años, de 10 a 20 años o 20<br />

años o más). Las estructuras construidas hace diez años o menos tuvieron<br />

una proporción mayor de daño severo que <strong>las</strong> viviendas con más de diez<br />

años de construcción. Estas sufrieron daño leve pero ninguna resultó ilesa.<br />

25%<br />

20<br />

15<br />

Daño a la vivienda<br />

Ninguno<br />

Leve<br />

Severo<br />

Gráfica 1<br />

10<br />

05<br />

00<br />

20<br />

Edad de la vivienda<br />

Estos hallazgos pudieran interpretarse en términos de los cambios en los<br />

patrones de localización de <strong>las</strong> viviendas, la calidad de los materiales y<br />

métodos de construcción. Es probable que <strong>las</strong> viviendas más recientes estén<br />

localizadas en áreas más susceptibles a huracanes e inundaciones dado la<br />

escasez de áreas seguras para establecerse.<br />

No se encontró relación significativa entre el nivel de daño a la vivienda<br />

y otros indicadores de vulnerabilidad tales como el desempleo, el<br />

material de construcción, si recibió ayuda de FEMA <strong>ante</strong>riormente o si<br />

<strong>las</strong> paredes y el techo fueron protegidos preventivamente. Los resultados<br />

referentes a la protección de paredes y techos son sorprendentes. Intuitivamente,<br />

se pensaría que <strong>las</strong> acciones preventivas minimizaría el daño a <strong>las</strong><br />

estructuras. Los resultados indican que no existe diferencia en la incidencia<br />

de daño entre <strong>las</strong> viviendas cuyos techos y paredes fueron protegidos y <strong>las</strong><br />

10<br />

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que no lo fueron. Ya que la casi totalidad de <strong>las</strong> viviendas encuestadas son<br />

de concreto, no se detectó ninguna relación entre calidad de materiales de<br />

construcción y daño a la estructura.<br />

IMPACTO SOBRE BIENES PERSONALES Y DEL HOGAR<br />

Setenta y seis por ciento (76%) de <strong>las</strong> familias encuestadas en Miñi-<br />

Miñi y veintidós por ciento (22%) en Piñones sufrieron pérdida parcial<br />

o total de artículos personales y del hogar dur<strong>ante</strong> el huracán Georges.<br />

Esta cifra se reflejó igual en Mini-Miñi después de los huracanes Hugo y<br />

Hortensia. En Piñones, la cifra fue de un 42% después del huracán Hugo,<br />

mucho menos que en Miñi-Miñi. Una de <strong>las</strong> causas de esta diferencia es<br />

que Miñi-Miñi está localizada en un área más susceptible a inundaciones<br />

que Piñones, aunque podemos notar que el daño a <strong>las</strong> viviendas fue similar<br />

en <strong>las</strong> dos comunidades dur<strong>ante</strong> el huracán Georges, dato que pudiera indicar<br />

un aumento en la vulnerabilidad física de <strong>las</strong> estructuras en Piñones.<br />

IMPACTO SOBRE LA INFRAESTRUCTURA SOCIAL<br />

Y ECONÓMICA<br />

La infraestructura social y económica es crucial para promover el desarrollo<br />

económico y reducir la vulnerabilidad a desastres. La educación,<br />

la salud, el acceso a agua potable limpia, el transporte y la electricidad<br />

son recursos necesarios para que los individuos y <strong>las</strong> comunidades puedan<br />

desarrollar estrategias de manejo efectivas en momentos de crisis. La frágil<br />

infraestructura social y económica de Miñi-Miñi y Piñones fue afectada<br />

severamente por los tres huracanes de acuerdo a los datos recopilados.<br />

Miñi-Miñi fue azotada más que Piñones con un 90% de los entrevistados<br />

con interrupciones de los servicios de electricidad, agua y transportación<br />

después de cada huracán. La cifra equivalente para Piñones es de 65%,<br />

con algunas leves fluctuaciones.<br />

En algunas áreas de <strong>las</strong> comunidades los servicios de electricidad y<br />

agua fueron restaurados semanas o hasta meses más tarde. Explican los<br />

residentes que Loíza depende en gran medida de los recursos de los municipios<br />

vecinos, particularmente Carolina y Canóvanas para la reparación<br />

de su infraestructura eléctrica y de agua. En <strong>las</strong> tres ocasiones proliferó<br />

el uso de linternas, quinqués, plantas eléctricas y ve<strong>las</strong> tanto como el uso<br />

tradicional del carbón y coco para cocinar.<br />

La salud de los entrevistados y sus familiares fue afectada adversamente<br />

por los huracanes. Los problemas de salud informados fueron gastrointestinales<br />

y respiratorios en su mayoría. Numerosos problemas de salud<br />

emergen cuando una población está expuesta por períodos prolongados a<br />

inundaciones y no pueden disponer de agua limpia, electricidad y sistemas<br />

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de limpieza de desperdicios. La basura, los vectores de enfermedades como<br />

ratas e insectos y la pobre calidad de agua coloca la salud de los residentes<br />

en alto riesgo. Los datos revelan que en Miñi-Miñi más de la mitad de<br />

los entrevistados informaron problemas de salud después de los huracanes<br />

mientras que en Piñones, entre 14% y 22% de los entrevistados se<br />

enfermaron. No se encontró relación entre impacto a la salud y variables<br />

como empleo, acceso a seguro médico privado o lugar de refugio. Esto es,<br />

personas con seguro médico, empleo y residencia segura se enfermaron<br />

igual que los que no tenían empleo, refugio seguro o plan médico. Sin<br />

embargo, los datos revelaron una relación dramática entre la salud y <strong>las</strong><br />

personas con pobre acceso a agua limpia.<br />

Los datos demuestran que ninguno de los 23 entrevistados que tuvieron<br />

acceso a agua limpia se enfermaron después del huracán Georges.<br />

En contraste, de <strong>las</strong> 85 personas cuyo servicio de agua fue interrumpido,<br />

aproximadamente la mitad se enfermaron. En Miñi-Miñi, un mayor número<br />

de residentes informaron problemas de acceso a agua limpia y un<br />

mayor número se enfermó. Es import<strong>ante</strong> recordar que la muestra está<br />

compuesta mayormente por mujeres (75%) y que son éstas <strong>las</strong> encargadas<br />

de la preparación de alimentos y el cuido de los niños y ancianos. Esta<br />

labor es crítica, si la mujer es vulnerable hace vulnerable a sus hijos y<br />

ancianos. Los resultados revelan la importancia de otorgarle prioridad al<br />

acceso a agua limpia inmediatamente después de un huracán.<br />

Un 50% de los encuestados de ambas comunidades indicó que no<br />

tuvo acceso a la educación después de los huracanes, siendo la situación<br />

un poco más severa para la población de Miñi-Miñi. Las escue<strong>las</strong> son<br />

utilizadas como refugio y hasta que no se reubican los refugiados éstas no<br />

ofrecen sus servicios con normalidad. Con los niños en la casa, compartir<br />

los escasos recursos, especialmente la comida se torna en una situación<br />

crítica. Muchas familias de <strong>las</strong> comunidades dependen de los desayunos<br />

y almuerzos que provee la escuela para garantizar la nutrición de sus hijos.<br />

Después de un huracán la necesidad de alimentos aumenta. Por esta<br />

razón es import<strong>ante</strong> prepararse con <strong>ante</strong>lación al evento. Sin embargo los<br />

encuestados indicaron (60%) que no compraban alimentos como mínimo<br />

para una semana por razones presupuestarias.<br />

Otro factor que complicó la situación para los residentes de Miñi-Miñi<br />

y Piñones después de los tres huracanes fue que los caminos y carreteras<br />

se inundaron substancialmente y quedaron aislados del resto de la isla por<br />

varios días. Después del huracán Georges, 93% de los residentes de Miñi-<br />

Miñi y 56% de Piñones se afectaron por la falta de transportación. Este<br />

patrón se había repetido en <strong>las</strong> dos ocasiones <strong>ante</strong>riores.<br />

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IMPACTO SOBRE EL EMPLEO<br />

Y LA ACTIVIDAD ECONÓMICA<br />

A pesar de tener una tasa de desempleo muy alta (29%), el empleo es<br />

uno de los activos mas valiosos para la población loiceña. La participación<br />

en el sector informal constituye una fuente import<strong>ante</strong> de ingreso que complementa<br />

la asistencia que provee el Estado. La creciente competencia en<br />

ese sector ha contribuido a la merma en ingresos en el hogar, agudizando<br />

la condiciones inseguras de vida de <strong>las</strong> familias.<br />

Cuando ocurre un desastre en Miñi-Miñi, <strong>las</strong> primeras en afectarse son<br />

<strong>las</strong> mujeres que trabajan de domésticas, cuidadoras de niños o vendedoras<br />

ambul<strong>ante</strong>s. Las mujeres permanecen en la casa a cargo de la reorganización<br />

del hogar y el cuido de niños y ancianos. Los hombres, sin embargo,<br />

pueden encontrar en la actividad de reconstrucción la oportunidad de obtener<br />

un ingreso adicional por semanas. Como expresa Don Jusino, “Dios<br />

quita por una pero da por la otra”.<br />

Los datos obtenidos demuestran que hubo pérdida de empleo y de<br />

ingreso después de cada huracán. El impacto fue mayor en Miñi- Miñi que<br />

en Piñones. En Piñones un 15% de los entrevistados informaron algún tipo<br />

de daño a sus negocios. Los dueños de negocios informaron estos daños y<br />

fueron compensados por FEMA. Después del huracán Georges, la mayoría<br />

de los negocios de comida localizados en Piñones fueron removidos por el<br />

Departamento de Recursos Naturales y el Ambiente para ser relocalizados<br />

en un lugar menos vulnerable.<br />

IMPACTO SOBRE EL CAPITAL HUMANO<br />

Y EL CAPITAL SOCIAL<br />

El capital humano y el capital social son activos muy necesarios y<br />

útiles para toda población en situación de crisis. La encuesta reveló un<br />

incremento en la falta de flexibilidad en <strong>las</strong> redes sociales para asistir a los<br />

individuos y familias después de los huracanes. En Piñones, fue reduciéndose<br />

la solicitud de ayuda a familiares después del huracán Hugo (20%),<br />

huracán Hortensia (14%) y huracán Georges (16%). En Miñi-Miñi, sólo<br />

un 10% solicitó ayuda a los familiares después del huracán Hugo. Esta<br />

cifra se mantuvo const<strong>ante</strong> para <strong>las</strong> experiencias posteriores. Los piñoneros<br />

solicitaron más ayuda al gobierno local (30%) después del primer huracán,<br />

que a sus vecinos (14%), la iglesia u organizaciones locales (12%).<br />

La solicitud de ayuda a los vecinos aumentó para Hortensia (18%) y se<br />

redujo un poco para Georges (10%). La solicitud de ayuda al gobierno<br />

local y el gobierno federal en esta comunidad fue reduciéndose a 22%<br />

y 24% respectivamente después de Hortensia pero aumentó después del<br />

huracán Georges (20% y 36%). La solicitud a la iglesia y organizaciones<br />

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sociales se redujo significativamente a un 8% después del último huracán.<br />

La experiencia organizativa de los residentes de Piñones alrededor de otros<br />

problemas comunitarios les ha provisto de herramientas para maximizar<br />

su capital social identificando ayuda externa. Sin embargo, si no se transforma<br />

la ayuda externa en oportunidades permanentes resultaría en una<br />

mayor dependencia, en debilidad de su capital social. Los datos revelan<br />

que el patrón de vulnerabilidad persiste en ambas comunidades, aunque<br />

en diferentes grados.<br />

Las cifras para Miñi-Miñi son aún más bajas en términos del número<br />

de familias que solicitaron ayuda a familiares, vecinos, autoridades locales<br />

y federales y a organizaciones sociales. Sólo un 10% solicitó ayuda a familiares<br />

en <strong>las</strong> tres ocasiones, 5% a vecinos, menos de 5% a <strong>las</strong> autoridades<br />

locales y federales y 7% a <strong>las</strong> instituciones sociales. El patrón fue const<strong>ante</strong><br />

para <strong>las</strong> tres experiencias con ninguna excepción. Los niveles de impacto<br />

sufridos por Miñi-Miñi después de cada huracán demuestran una debilidad<br />

en su capital social, de sus instituciones sociales para manejar los impactos<br />

de <strong>amenazas</strong> <strong>costeras</strong>.<br />

ESTRATEGIAS DE MANEJO Y RESPUESTAS<br />

Los residentes de Miñi-Miñi y Piñones respondieron a los huracanes<br />

tratando de minimizar sus impactos y maximizando sus activos más import<strong>ante</strong>s.<br />

Cambios estructurales temporeros a la vivienda consistieron,<br />

en ambas comunidades, primordialmente de refuerzos en <strong>las</strong> ventanas y<br />

puertas (80-85% respectivamente), con menos atención a la protección de<br />

paredes y techos (40-45%). Muy pocos consideraron cambios permanentes<br />

tales como mejorar la estructura completa de la vivienda, elevar la vivienda<br />

o mudarse a un lugar menos susceptible.<br />

El modo más efectivo de minimizar los posibles efectos de una amenaza<br />

costera es medi<strong>ante</strong> la obtención de un seguro. En estas comunidades,<br />

sin embargo, los residentes optaron por medidas menos onerosas. Las<br />

razones para esta decisión, de acuerdo a los entrevistados, son el costo de<br />

<strong>las</strong> pólizas de seguro, y consideraban la localización de sus casas bast<strong>ante</strong><br />

segura. Sólo uno de los 108 entrevistados había adquirido una póliza de<br />

seguro contra huracanes y ninguno pólizas contra inundaciones. Después<br />

del huracán Georges, el pago a la prima de seguro contra huracanes se<br />

comenzó a descontar de la asistencia provista por FEMA. Ante esa cobertura<br />

mandataria, los individuos están más reacios a adoptar otras medidas<br />

de mitigación o la adquisición voluntaria de una prima de seguro. Estos<br />

datos apoyan los hallazgos de Palm (1996) que revelan que a pesar de la<br />

frecuencia de huracanes en la isla, los dueños de viviendas en pocas ocasiones<br />

toman medidas de mitigación para proteger sus hogares.<br />

Al responder mínimamente al problema, el residente puede m<strong>ante</strong>ner<br />

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en reserva sus activos para utilizarlos en la solución de otros problemas u<br />

otros aspectos de la situación de crisis. (Morren 1997). Se observó como<br />

horas <strong>ante</strong>s de que azotara el huracán Georges los residentes esperaron<br />

hasta el último minuto para adoptar medidas de mitigación. Al ser interrogados<br />

expresaron dos razones primordiales: no creer que pudieran<br />

ser afectados por el huracán y que el poco presupuesto que tenían para<br />

mitigación o recuperación sería utilizado como última opción. La falta de<br />

inversión en medidas preventivas o de mitigación es entendible en comunidades<br />

como Miñi-Miñi y Piñones donde los eventos naturales no son<br />

los problemas que los residentes consideran más apremi<strong>ante</strong>s. El hecho de<br />

escoger medidas poco onerosas sugiere que <strong>las</strong> limitaciones económicas<br />

reducen <strong>las</strong> opciones y efectividad de <strong>las</strong> respuestas de los afectados.<br />

La selección del lugar de albergue dur<strong>ante</strong> el paso de un huracán puede<br />

ser un indicador de la vulnerabilidad o la <strong>resiliencia</strong> de un individuo frente<br />

al fenómeno natural. La mitad de los residentes de Miñi-Miñi y Piñones<br />

entrevistados se albergaron en su propio hogar, un tercio en el hogar de<br />

un pariente o vecino y menos del diez por ciento en un albergue oficial,<br />

usualmente una escuela. El patrón es similar en ambas comunidades. La<br />

proporción de familias que buscan refugios se mantiene alta en un 40%. El<br />

hecho de que al menos dos quintas partes de <strong>las</strong> familias fueron evacuadas<br />

por un período de tiempo es un dato significativo. Surge la interrog<strong>ante</strong> de<br />

qué factores influyen en la decisión de m<strong>ante</strong>nerse en el hogar o buscar un<br />

albergue alterno. No se encontró correlación alguna entre el tipo de albergue<br />

y variables tales como daño severo al hogar, presencia de hijos adultos<br />

en el hogar, problemas de salud, o falta de acceso a electricidad o agua.<br />

Es posible que el único factor que hace a <strong>las</strong> familias buscar un albergue<br />

alternativo es la localización de la vivienda y la inminente posibilidad de<br />

ser fuertemente inundada. Cabe señalar que en numerosas ocasiones la<br />

evacuación no es voluntaria sino impuesta por <strong>las</strong> autoridades.<br />

PERÍODO DE RECUPERACIÓN TRAS UN HURACÁN<br />

La extensión del período de recuperación es indicativo de la habilidad<br />

o <strong>resiliencia</strong> del individuo o la comunidad para absorber los impactos del<br />

huracán. Los datos revelan que los patrones de recuperación de ambas comunidades<br />

son muy diferentes después del huracán Georges. A los residentes<br />

de Miñi-Miñi les tomó más tiempo en recuperarse que a los residentes<br />

de Piñones. Menos residentes de Miñi-Miñi (26%) recuperaron en menos<br />

de un mes que los de Piñones (46%). Esta diferencia está relacionada a<br />

la ayuda externa que recibió Piñones de <strong>las</strong> agencias locales, estatales y<br />

federales. Un 20% de los residentes de Miñi-Miñi no se habían recuperado<br />

del impacto del huracán Georges al año siguiente en comparación con Piñones<br />

donde sólo un 2% no había recuperado. Las familias que no habían<br />

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recuperado son <strong>las</strong> mismas que sostuvieron pérdidas recurrentes de bienes<br />

personales y del hogar.<br />

Los datos de Miñi-Miñi revelan la prevalencia de un patrón de vulnerabilidad.<br />

Varios factores pueden explicar este patrón. La alta vulnerabilidad<br />

física debido a la localización; la magnitud o intensidad del evento puede<br />

cancelar la efectividad de algunas respuestas. Además, la conciencia de<br />

peligro proveniente de experiencias previas no es un buen indicador de<br />

cambios en comportamiento o cambios en respuestas si otras condiciones<br />

no están presentes tales como el acceso a activos claves y necesarios que<br />

hagan posible una reducción en vulnerabilidad.<br />

En Piñones el impacto de los tres huracanes fue menor que en Miñi-<br />

Miñi. Un factor influyente para un mejor ajuste a estos fenómenos fue la<br />

localización de <strong>las</strong> viviendas en áreas menos susceptibles a inundaciones.<br />

Otro factor que contribuyó fue el acceso a una fuente de ingreso (negocios<br />

de comida) que permitió la reserva de fondos para manejar este tipo de<br />

eventualidad. Una diferencia adicional es la organización social en Piñones<br />

que logró identificar fuentes externas de ayuda como <strong>las</strong> agencias federales<br />

y estatales.<br />

El tiempo promedio de recuperación completa, de acuerdo a los datos<br />

obtenidos, para la comunidad de Miñi-Miñi es de 5 a 7 años. Para la<br />

comunidad de Piñones es de 1 a tres años.<br />

CONCLUSIÓN<br />

Los datos obtenidos en esta investigación revelan varios indicadores de<br />

vulnerabilidad a <strong>amenazas</strong> y desastres en Miñi-Miñi y Piñones. Después<br />

de cada azote de huracán encontramos en ambas comunidades un número<br />

sustancial de familias que sufrieron daño severo a sus viviendas, pérdida<br />

de bienes materiales, vidas en peligro, impacto negativo sobre los activos<br />

claves y necesarios para responder efectivamente tales como son el ingreso,<br />

la salud, la educación, la transportación y la infraestructura. Esto son todos<br />

indicadores de vulnerabilidad. Es aún más preocup<strong>ante</strong> el que, en una<br />

mirada longitudinal, se perciba un patrón de poca <strong>resiliencia</strong> para absorber<br />

o ajustarse a <strong>amenazas</strong> recurrentes. Resiliencia que es necesaria para ajustarse<br />

a escenarios mucho más difíciles como los que se proyectan.<br />

Numerosos factores influyen en la persistencia de patrones de vulnerabilidad<br />

en individuos y comunidades. En Miñi-Miñi y Piñones <strong>las</strong><br />

interacciones entre ambiente y sociedad se han caracterizado desde el<br />

siglo pasado por una degradación de la base natural de subsistencia, un<br />

notable aumento poblacional que contrasta con la reducción de tierra apta<br />

para habitarse y el poco acceso a fuentes de servicios y recursos necesarios<br />

para la sobrevivencia han creado en los residentes una situación crónica<br />

de vulnerabilidad a desastres (Maldonado 2003).<br />

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Al ser Miñi-Miñi y Piñones comunidades que históricamente han estado<br />

expuestas a <strong>las</strong> <strong>amenazas</strong> <strong>costeras</strong> como resultado de su geografía y<br />

geología, se puede presumir que los residentes han desarrollado estrategias<br />

de manejo para minimizar los impactos de estos eventos. Se pudiera<br />

esperar que sus residentes hayan tenido la capacidad y oportunidad de<br />

desarrollar con el tiempo los recursos y <strong>las</strong> estrategias necesarias para<br />

resistir los efectos negativos de <strong>las</strong> <strong>amenazas</strong> <strong>costeras</strong> y recuperarse en un<br />

tiempo razonable. Los hallazgos principales de este estudio revelan que<br />

<strong>las</strong> penurias que sufrieron estas comunidades dur<strong>ante</strong> y después de los<br />

huracanes fueron más difíciles de manejar que lo que se esperaba. Los<br />

datos revelan que la escasez de recursos e ingresos necesarios para la sobrevivencia<br />

básica unida al deterioro progresivo del entorno físico, limitó<br />

<strong>las</strong> capacidades para absorber los cambios provocados por los huracanes<br />

más recientes.<br />

REFERENCIAS<br />

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Islands 1989-1995 COSALC: UNESCO.<br />

Cannon T. (1994). Vulnerability Analysis and the Explanation of “Natural”<br />

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Change, the IPCC Scientific Assessment. Cambridge, Mass.: Cambridge<br />

University Press.<br />

Irizarry R. (1991) An Economic Development Strategy for the Municipality<br />

of Loiza. Puerto Rico Planning Society.<br />

Maldonado Z. (2003) La construcción social de la vulnerabilidad a desastres<br />

en el Municipio de Loíza, Puerto Rico. (en imprenta)<br />

Morren G.E.B. (1997). When the Chips are Down. Rutgers University:<br />

Unpublished.<br />

Moser C.D.N. (1996). Confronting Crisis: A Comparative Study of<br />

Household Responses to Poverty and Vulnerability in Four Poor<br />

Urban Communities. The World Bank. Environmentally Sustainable<br />

Development Studies and Monograph Series No.8.<br />

Palm R. and M.E. Hodgson. (1993). Natural Hazards in Puerto Rico.<br />

Institute of Behavioral Science: University of Colorado.<br />

UNDRO. (1979). Natural Disasters and Vulnerability Analysis: Report<br />

of Experts Group Meeting. Geneva: document United Nations Environment<br />

Program.<br />

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VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA ANTE LAS AMENAZAS COSTERAS...<br />

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Wilches-Chaux G. (1989). La vulnerabilidad global. Whilches-Chaux G.<br />

Desastres, Ecologismo y Formación. Popayán.<br />

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