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PLAN GUARIMBA: Expresión de odio contra el pueblo
sin la autorización de colectivos como La Piedrita, Montaraz,
Simón Bolívar, Los Tupamaros y Alexis Vive. (…) “Son armas
decomisadas a los presos. Las autoridades entregan aquellas
armas decomisadas que ‘no están cochinas’ [solicitadas por
las autoridades con relación a algún crimen]” (…) “También les
han entregado motocicletas, en al menos un caso utilizando el
argumento de que estaban siendo entregadas a una cooperativa
de mototaxis. Y esa cooperativa terminó convirtiéndose en un
colectivo, armado y con moto”.
Lo curioso de este artículo, es que fue escrito el 1 de enero de 2014,
cuando todavía las guarimbas no habían entrado en rigor, y apenas
se iniciaba el año nuevo. Ya el trabajo mediático sobre los colectivos
estaba en pleno desarrollo, e inquietantemente se abría El Nuevo Herald
el año 2014 con este artículo que luego en su contenido, encontramos
las pistas de las caracterización de ese “otro” violento chavista. Sin
embargo, la realidad sobre los colectivos es absolutamente otra.
Sin negar que existan grupos armados y criminales dentro de
algunos sectores populares de las urbes del país, dentro del concepto
de colectivo, entran un conjunto de movimientos sociales, que han
desatacado por su labor cultural, ambientalista, animalista, musical,
juvenil, formativa, reivindicativa y política en el país. Los colectivos
son en esencia organizaciones de paz, que buscan agrupar en su seno
a diversas agrupaciones sociales que se unen en torno al desarrollo
de acciones colectivas específicas. Actualmente son el centro de una
renovación de los movimientos sociales, y que impulsan una nueva
realidad de la organización popular en el país.
Y es justo, el impacto que ha tenido en el terreno de lo organizativo y
lo político, lo que lo convierte en blanco de ataques y descalificaciones.
Es el desarrollo y el alcance de su acción popular, lo que lo hace ser
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