TOMO IV - BiblioDrogas
TOMO IV - BiblioDrogas
TOMO IV - BiblioDrogas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
2. PREVENCIÓN SELECT<strong>IV</strong>A en población penal<br />
La prevención indicada, es aquella que va dirigida a un subgrupo concreto de la comunidad, que<br />
suelen ser consumidores o que tienen problemas de comportamiento. Se dirige, por tanto, a individuos de<br />
alto riesgo y muchas veces las acciones de prevención selectiva incluyen la detección precoz de casos en<br />
los que se deben aplicar estrategias de prevención indicada 8 . Este tipo de prevención es más intensiva y<br />
costosa que la prevención universal.<br />
Tanto las estrategias de prevención universal como las de prevención selectiva e indicada<br />
resultan necesarias y se complementan entre sí: la primera resulta necesaria para reducir en la población en<br />
general, los riesgos genéricos de iniciación y experimentación con las drogas (por medio de la promoción de<br />
la capacidad de resistencia a la presión y de habilidades sociales básicas para la vida cotidiana); la segunda<br />
parece especialmente indicada para intervenir de forma específica sobre aquellos grupos a los que no llegan<br />
las intervenciones genéricas, o sobre las personas que, a causa de una mayor vulnerabilidad y/o exclusión<br />
social, necesitan enfoques complementarios o alternativos y de carácter más intensivo; la tercera da una<br />
respuesta personalizada y especializada a personas con situaciones de consumo problemático complejo 9 .<br />
Finalmente, es importante destacar algunas conclusiones derivadas de la evidencia en relación<br />
a la eficacia de los programas de prevención selectiva. Ésta plantea que cuando los jóvenes, adolescentes y<br />
adultos en situación de riesgo son tratados de acuerdo a sus circunstancias, es decir, si no son sometidos a los<br />
requerimientos o a los juicios morales, y si no son forzados a participar contra su voluntad en servicio alguno,<br />
es posible que la prevención sea más eficaz. Ocurre lo mismo si se ofrece a los beneficiarios asesoramiento<br />
y apoyo de forma respetuosa, tomando en consideración sus experiencias y deseos, planteando opciones en<br />
lugar de exigencias. Se potencia la intervención cuando el apoyo a los beneficiarios en que se ha detectado<br />
consumo problemático de drogas no se limita a llevarlos hasta las puertas de los servicios de tratamiento,<br />
sino que se ofrece el acompañamiento necesario a través de todo el itinerario de tratamiento. Y cuando el<br />
apoyo ofrecido se extiende al conjunto de los problemas y las condiciones de vida de los beneficiarios, y no<br />
se limita a abordar el uso de drogas como problema prioritario 10 .<br />
Es una realidad mundial que las poblaciones infractoras (adultos, jóvenes y adolescentes)<br />
presentan una elevada prevalencia de consumo de drogas ilegales y legales 11 . La elevada tasa de prevalencia<br />
de consumo problemático de drogas en la población infractora de ley ha promovido desde hace varias décadas<br />
el interés de los investigadores por dilucidar la naturaleza del nexo drogas-criminalidad. Existe un amplio<br />
número de investigaciones respecto a la existencia de una correlación entre ciertos patrones de consumo<br />
de drogas ilícitas y la comisión de delitos. Aunque esa correlación está estadísticamente bien documentada,<br />
aun no es clara la relación entre ambas ni cuáles son los factores que impactan dicha relación 12 .<br />
Con independencia de los factores que dan cuenta de la correlación delito-drogas en la población<br />
penal, esta población ha sido definida como una población vulnerable, en el sentido que en su proceso<br />
de socialización han experimentado déficit en habilidades y comportamientos prosociales, lo que dificulta<br />
su adecuada adaptación y afrontamiento de los estresores y dificultades de la vida cotidiana 13 . Asimismo,<br />
la prisión conlleva a una exposición continua a una serie de factores de riesgo para la salud mental y la<br />
adaptación prosocial de los reclusos; lo que facilita el inicio del consumo, la mantención y la complejización<br />
de su relación con las sustancias psicoactivas y para el contagio de enfermedades transmisibles como el<br />
VIH, y la hepatitis B y C 14 .<br />
Una proporción importante de reclusos ya eran consumidores abusivos o problemáticos de<br />
drogas cuando se encontraban en el medio abierto, y tenían un estilo de vida que promovía el consumo de<br />
drogas ilegales y alcohol 15 . El hacinamiento creciente de los establecimientos penales y la prisionización 16<br />
de los reclusos fomenta la práctica de hábitos que aunque posibilitan la adaptación a la cultura carcelaria,<br />
pueden implicar un mayor compromiso con el estilo de vida infractor de ley. En este sentido, un consumidor<br />
no problemático de drogas en el medio libre, puede desarrollar adicción a las drogas ilegales debido a la<br />
frecuencia del consumo en reclusión.<br />
8. Becoña, 2002.<br />
9. EMCDDA, 2003.<br />
10. Op.cit.<br />
11. CICAD/OEA, 2006<br />
CONACE, 2001<br />
CONACE, 2002<br />
Dolan, Merghati, Brentari and Stevens, 2007<br />
Escuela de Sociología, 2007<br />
Hillebrand, 2006<br />
Hurtado, 2005<br />
McSweeney, Turnbull and Hough, 2008<br />
Oficina Contra la Droga y el Delito, 2003<br />
Onorboñe y Silvosa, 2007<br />
Reategui, 2006<br />
Universidad de Chile, 2002<br />
Verbal, 2004.<br />
12. Foster, 2000<br />
Goldstein, 1985<br />
Nicholas, 2001<br />
Raskin and Gorman, 2000<br />
Seddon, 2006.<br />
13. Ross, Fabiano, Garrido y Gómez, 1996<br />
Rubin, Gallo y Coutts, 2008.<br />
14. Dolan, Merghati, Brentari and Stevens, 2007<br />
CONACE, 2005<br />
Stevens, Hallam and Trace, 2006.<br />
15. Nicholas, 2001.<br />
16. González, 2001<br />
Segovia, s/f.<br />
11