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mujeres del pkk - Pen-Kurd

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Una guerrillera <strong>del</strong> PKK realiza prácticas<br />

de tiro con su fusil de asalto AK 47.<br />

MUJERES<br />

DEL PKK<br />

Rompiendo los moldes de Oriente Medio<br />

Texto: KARLOS ZURUTUZA • Fotografías: JASON P. HOWE/WPN


Una patrulla turca vigila las inmediaciones <strong>del</strong> <strong>Kurd</strong>istán iraquí.<br />

Darko Bandic/AP Photo<br />

En una sociedad tan machista como la de Oriente Medio,<br />

el PKK (Partido de los Trabajadores <strong>del</strong> <strong>Kurd</strong>istán)<br />

ofrece a la mujer romper con las relaciones feudales<br />

que la condena a ser persona de segunda categoría.<br />

En la guerrilla kurda, las <strong>mujeres</strong> luchan y comparten<br />

responsabilidades con sus compañeros. Para ellas, la<br />

libertad <strong>del</strong> <strong>Kurd</strong>istán pasa por su propia libertad.<br />

Sólo dos clases de <strong>mujeres</strong><br />

no llevan velo en Dohuk:<br />

las cristianas y las <strong>del</strong><br />

PKK».Así comienza el testimonio<br />

de Zelal, que pertenece<br />

al segundo grupo. Esta mujer de<br />

intensos ojos verdes y pelo rojizo nació<br />

en Hakkari, uno de los bastiones de la<br />

guerrilla kurda en Turquía. Tras pasar<br />

nueve años en el PKK, Zelal decidió comenzar<br />

una nueva vida en <strong>Kurd</strong>istán sur<br />

(norte de Irak) hace poco más de un año.<br />

Hoy regenta un bar con una hermosa terraza<br />

en Dohuk, a una hora de coche de<br />

la frontera turca.<br />

«Soy la única mujer de esta ciudad<br />

que tiene su propio negocio», afirma Zelal,<br />

con un gesto de desdén nada acorde<br />

con su fulgurante éxito empresarial. «Están<br />

todas demasiado ocupadas sirviendo<br />

a sus hombres y pariendo a sus hijos. Por<br />

eso me uní al PKK, porque no quería ser<br />

“otra mujer kurda”.Tenía 17 años».<br />

Cuesta creer que esta joven menuda<br />

y de maneras pausadas sea una experta<br />

en el manejo de explosivos y fusiles de<br />

asalto. Y más aún que haya tenido bajo<br />

su mando a otros 500 combatientes como<br />

ella en su calidad de comandante <strong>del</strong><br />

PKK. Hoy gobierna a cinco camareros<br />

que sirven las mesas de la terraza, aunque<br />

a veces con demasiada mano dura,<br />

como ella misma reconoce.<br />

«Después de tantos años dando y recibiendo<br />

órdenes,ahora me cuesta plantear<br />

las cosas de una manera más “humana”<br />

–confiesa Zelal–. Me irrito con<br />

facilidad cuando algo falla, y a menudo<br />

tengo que rectificar y pedir perdón a<br />

mis empleados. Se me olvida que ya no<br />

estoy en las montañas».<br />

De entre los empleados, quizá sea<br />

Ashen la que menos acusa la “mano de<br />

hierro” de su jefa, probablemente porque<br />

esta joven de Urfa (Turquía) fue su<br />

compañera de armas durante seis años.<br />

«Entrar en el PKK y dejarlo después<br />

son las dos cosas más importantes que he<br />

hecho nunca –afirma Ashen–.Ahora trabajo<br />

de camarera la mitad <strong>del</strong> día y de dependienta<br />

en una tienda de ropa la otra<br />

mitad. Ha sido un cambio drástico después<br />

de seis años en las montañas,pero es<br />

una manera de empezar otra vez. Siento<br />

Kandil, un “mini-estado” independiente controlado por el PKK y situado entre las fronteras de Irak, Turquía e Irán. Abajo, a la izquierda, unos con-<br />

A la derecha, los Ismaíl, una familia <strong>del</strong> pueblecito de Jeneh cuyo sustento depende de ese lucrativo movimiento ilegal de combustible.<br />

Varios guerrilleros kurdos hacen leña en la zona <strong>del</strong><br />

trabandistas descargan la gasolina traída desde Irán.<br />

Fotografías: Karlos Zurutuza<br />

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PJAK y PKK:<br />

kurdos “buenos” y “malos”<br />

Una guerrillera kurda regresa al campamento tras realizar prácticas con su fusil. A la derecha, una combatiente <strong>del</strong> PKK se toma un té durante<br />

nostalgia de mi familia y de todos los amigos<br />

que dejé en Urfa, pero no me arrepiento<br />

de nada. Me equivoque o no, soy<br />

yo la que tomo mis propias decisiones,algo<br />

que, desgraciadamente, el 99% de las<br />

<strong>mujeres</strong> kurdas no pueden decir».<br />

Zelal y Ashen se dirigen en kurdo a<br />

sus clientes con total naturalidad, pero<br />

cambian automáticamente al turco<br />

cuando hablan entre ellas. Ésta es, además,<br />

la lengua que utilizan con todos los<br />

ex-compañeros/as que se dejan caer por<br />

esta terraza al norte de la ciudad.<br />

«Durante toda mi infancia el kurdo<br />

era una lengua que sólo escuchaba dentro<br />

de mi casa. No sólo no se enseñaba<br />

en la escuela, sino que estaba totalmente<br />

prohibido hablarlo en la calle o en<br />

cualquier otro lugar público –recuerda<br />

Ashen–. No aprendí a escribir en kurdo<br />

hasta que llegué a los campamentos. La<br />

educación allí es tan importante como<br />

el entrenamiento militar».<br />

En las montañas<br />

Durante los ochenta, el PKK recibía<br />

apoyo principalmente de Siria, y la guerrilla<br />

realizaba sus incursiones en suelo<br />

turco desde el valle de la Bekaa, en Líbano.<br />

Pero tras la detención en 1999 <strong>del</strong><br />

fundador y líder <strong>del</strong> PKK,Abdullah Oçalan,<br />

y la posterior retirada de la ayuda de<br />

Damasco, el grueso de la resistencia kurda<br />

se trasladó al macizo <strong>del</strong> Kandil, en<br />

<strong>Kurd</strong>istán Sur (Irak).Los kurdos <strong>del</strong> norte<br />

de Irak gozaban ya de una independencia<br />

de facto desde 1991,por lo que el<br />

Kandil, con sus picos de más de 3.000<br />

metros y su situación estratégica entre las<br />

fronteras de Irak,Turquía e Irán, se antojaba<br />

como el lugar idóneo para entrenarse<br />

y dirigir operaciones en suelo turco.<br />

El PKK controla hoy una superficie<br />

aproximada de 50 kilómetros cuadrados.Tiene<br />

sus propios generadores eléctricos<br />

que aportan electricidad a la docena<br />

de pueblos diseminados por el valle,así<br />

como al único hospital,en el campo<br />

principal. Existe también un mausoleo<br />

dedicado a los muertos <strong>del</strong> PKK y en<br />

los checkpoint, los soldados lucen los típicos<br />

pantalones bombachos kurdos y<br />

las siglas <strong>del</strong> movimiento en el hombro.<br />

Ni Saddam Hussein llegó nunca a conquistar<br />

este baluarte inexpugnable, ni el<br />

actual Gobierno central de <strong>Kurd</strong>istán<br />

Sur interfiere hoy en lo que allí sucede.<br />

En realidad, el Kandil es algo así como<br />

una especie de “mini-estado” independiente<br />

en el corazón <strong>del</strong> <strong>Kurd</strong>istán.<br />

Ascendiendo por la carretera que deja<br />

atrás el lago Dokan y atraviesa la reconstruida<br />

ciudad de Kaladidza, se llega<br />

al último puesto de control <strong>del</strong> Gobierno<br />

central de <strong>Kurd</strong>istán Sur:apenas una improvisada<br />

garita con un soldado solitario.<br />

«Su misión es impedir el paso a los<br />

no kurdos», asegura Najiba, cuya com-<br />

un descanso en sus obligaciones cotidianas.<br />

pañía resulta imprescindible para realizar<br />

esta visita. Esta joven de 23 años realiza<br />

la función de responsable de prensa<br />

<strong>del</strong> PKK para un periódico independiente<br />

de <strong>Kurd</strong>istán Sur. En cierto modo,Najiba<br />

hace una labor de corresponsal<br />

en el “mini-estado” <strong>del</strong> Kandil. Últimamente<br />

ha estado ocupada con los<br />

bombardeos indiscriminados, tanto<br />

desde el lado iraní como <strong>del</strong> turco.Y no<br />

nos referimos a los que empezaron el<br />

pasado mes de octubre, sino a los que<br />

llevan sucediéndose ininterrumpidamente<br />

durante meses. Cada vez que el<br />

PJAK, la rama iraní <strong>del</strong> PKK, lleva a cabo<br />

una operación en el <strong>Kurd</strong>istán bajo<br />

control iraní,Teherán responde con una<br />

lluvia de cohetes.<br />

La pequeña aldea de Jeneh ha sido<br />

una de las más afectadas. Sus habitantes<br />

se han acostumbrado a evacuar sus humildes<br />

casas de adobe cuando escuchan<br />

el silbido de los Katyushas,pero más grave<br />

que el impacto de los cohetes ha sido<br />

el cierre de la frontera desde el lado iraní.Y<br />

es que las 150 familias de Jeneh viven<br />

única y exclusivamente <strong>del</strong> contrabando<br />

de gasolina, que transportan en<br />

mulas desde el lado persa.Alí, el cabeza<br />

de familia de los Ismaíl, no tiene dudas<br />

acerca de quién es el responsable de todo<br />

esto: «La culpa es de los peshmerga<br />

(guerrilleros kurdos) <strong>del</strong> PKK.No tengo<br />

nada contra ellos, pero si no estuvieran<br />

aquí, no habría bombardeos».<br />

Parte <strong>del</strong> desamparo en el que viven<br />

los habitantes de Jeneh viene motivado<br />

por su particular situación en “tierra de<br />

nadie”, justo en el área comprendida entre<br />

el último checkpoint <strong>del</strong> Gobierno<br />

Central de <strong>Kurd</strong>istán Sur y el <strong>del</strong> PKK,<br />

un poco más arriba este último.Al igual<br />

que el resto de las familias <strong>del</strong> pueblo,los<br />

Ismaíl no recibieron las tiendas que la<br />

ayuda humanitaria destinó a <strong>Kurd</strong>istán<br />

Sur para los desplazados por los bombardeos.Y<br />

tampoco les llega el tendido eléctrico<br />

desde los generadores <strong>del</strong> PKK.<br />

Sin embargo,Jeneh no es de los pueblos<br />

más pobres <strong>del</strong> valle. A pesar <strong>del</strong><br />

cierre de la frontera iraní,por la cual pasan<br />

5.000 mulas al día, según Alí, el tráfico<br />

de animales cargados de bidones<br />

por la calle principal sigue siendo incesante.A<br />

escasos 200 metros <strong>del</strong> pueblo,<br />

ya en zona boscosa,la caravana se detiene<br />

en el primer puesto de control de la<br />

guerrilla para pagar un peaje de 15.000<br />

riales iraníes (alrededor de un euro) por<br />

cada animal.<br />

El PJAK (Partido por la Vida Libre<br />

en <strong>Kurd</strong>istán) está compuesto<br />

por kurdos de Irán y se considera<br />

a sí mismo como un «grupo de autodefensa».<br />

Al igual que sucede en el<br />

PKK,la mujer tiene un papel preponderante<br />

y algunas estimaciones apuntan a<br />

que éstas podrían superar en número a<br />

los hombres.<br />

Irán ha acusado en repetidas ocasiones<br />

a Estados Unidos de dar apoyo logístico<br />

al PJAK. Sin ir más lejos, Biryar Gabar,<br />

antiguo ingeniero químico reconvertido<br />

en uno de los líderes <strong>del</strong> movimiento,reconoció<br />

el pasado octubre que<br />

existe un «diálogo fluido» con representantes<br />

norteamericanos. EEUU se ha<br />

desmarcado siempre de este tipo de afirmaciones,<br />

pero la visita de Gabar a Washington<br />

el pasado agosto no ha hecho sino<br />

alimentar las sospechas de Teherán.<br />

Analistas internacionales coinciden<br />

en que el PJAK está cobrando un papel<br />

protagonista en la lucha contra el Gobierno<br />

de los ayatolás.Y es que, además<br />

de una actividad militar que supera a la<br />

<strong>del</strong> PKK en Turquía (se habla de 200 soldados<br />

iraníes muertos en lo que va de<br />

año), el PJAK pasa por ser un referente<br />

para las minorías baluchi, árabe y azerí,<br />

que sufren la misma represión bajo el<br />

régimen islámico. De confirmarse los<br />

rumores, Washington estaría apoyando<br />

a la insurgencia iraní, como ya hiciera<br />

con los kurdos de Irak en su levantamiento<br />

contra Saddam Hussein en<br />

1991.Y dicho apoyo sería perfectamente<br />

“legal”, ya que, a diferencia de lo que<br />

ocurre con el PKK, el PJAK no recibe la<br />

clasificación de “grupo terrorista” por<br />

parte de la UE y Estados Unidos.<br />

Turquía también se muestra convencida<br />

de que Washington suministra armas<br />

a la guerrilla <strong>del</strong> PJAK y de que éstas<br />

pasan directamente al PKK. Una teoría<br />

nada descabellada, ya que ambas organizaciones<br />

persiguen objetivos comunes y<br />

están desplegadas en el mismo perímetro<br />

defensivo <strong>del</strong> Kandil.Por si fuera poco,el<br />

PKK gestiona tanto el reclutamiento como<br />

el entrenamiento <strong>del</strong> PJAK, que se<br />

realiza en los mismos campos.<br />

Resulta paradójico pensar que sea el<br />

mismo gobierno que ha prometido a<br />

Ankara cerrar filas «contra el terrorismo<br />

<strong>del</strong> PKK» el que pueda estar hoy abasteciendo<br />

de armas a la guerrilla kurda.<br />

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Dos guerrilleras <strong>del</strong> PKK, ataviadas con el uniforme completo de los peshmerga, se preparan para salir a hacer guardia en las inmediaciones de<br />

cuatro combatientes kurdas reciben clases, ya que la educación es considerada tan importante como el entrenamiento para la guerra. A la dere-<br />

un campamento en el Kandil. Abajo, a la izquierda,<br />

cha, un momento de la comida en grupo.<br />

«Estamos aquí para evitar que esta<br />

ruta de contrabandistas pueda ser utilizada<br />

por los islamistas de Al Qaeda o<br />

Jund al Islam», afirma Diwan, un joven<br />

de 23 años que pertenece al PJAK.«Ni el<br />

PKK ni el PJAK son responsables de los<br />

bombardeos de turcos e iraníes –afirma–.<br />

Seguirían bombardeando aunque<br />

no estuviéramos aquí. Llevan años haciéndolo,pero<br />

no han conseguido nada».<br />

«La guerrilla se ha dispersado ante la<br />

amenaza inminente de los bombardeos y<br />

los campos están vacíos», apunta Najiba.<br />

Ante esta eventualidad, la corresponsal<br />

ha concertado una cita con un grupo de<br />

guerrilleras por medio de Diwan.<br />

Atravesando una senda por un terreno<br />

boscoso, Najiba intercambia saludos<br />

con los combatientes, que ya han sido<br />

avisados de nuestra presencia. Según la<br />

joven periodista,el entrenamiento de un<br />

peshmerga dura cinco meses, uno de los<br />

cuales han de pasarlo en una cueva con<br />

apenas media hora diaria para salir y pertrecharse<br />

de lo necesario para sobrevivir.<br />

En el caso de que Ankara cumpla sus<br />

amenazas de dirigir una operación militar<br />

a gran escala, poco podrán hacer los<br />

aviones y los helicópteros contra estos<br />

expertos supervivientes y conocedores<br />

<strong>del</strong> terreno.Y es que en Kándil no hay bases,puentes<br />

o carreteras que destruir,pero<br />

sí miles de cuevas y galerías subterráneas<br />

que sólo los guerrilleros conocen.<br />

Tras una hora de camino, un grupo<br />

de cuatro <strong>mujeres</strong> armadas sale a nuestro<br />

encuentro. Van vestidas como los<br />

hombres, pero ni sus rostros, sus peinados,<br />

ni las uñas pintadas de dos de ellas<br />

son reflejo de las fatigas de la vida en las<br />

montañas <strong>del</strong> Kandil.<br />

Baibún ingresó en el PKK hace siete<br />

años.Tenía sólo 16 cuando tomó la decisión<br />

de unirse a la guerrilla.«Nací en una<br />

aldea muy pobre en la región de Sirnak<br />

(sudeste turco) –recuerda la joven–. Somos<br />

diez hermanos y mis dos hermanas<br />

mayores ya se habían casado.Yo era la siguiente,<br />

por lo que ya me habían buscado<br />

un marido: un hombre <strong>del</strong> pueblo de<br />

24 años que había vuelto de Estambul<br />

para casarse y al que sólo había visto en<br />

una ocasión. A la presión en mi casa se<br />

añadía la que ejercían los padres y hermanos<br />

de mi “novio”. Nadie de mi familia<br />

había tenido contacto con el PKK,pero<br />

había oído por boca de mis compañeras<br />

en el colegio aquellas historias de <strong>mujeres</strong><br />

que vivían libres en las montañas».<br />

A pesar de tener la misma edad, las<br />

motivaciones de Leila, una kurda de Siria,<br />

fueron bastante distintas. «Cuando<br />

cumplí los 18, en mi casa me lo dejaron<br />

muy claro: o te casas o te vas al PKK como<br />

tus hermanos mayores. Así dicho,<br />

puede sonar un poco drástico,pero realmente<br />

no tenía más opciones. Mi hermano<br />

mayor murió en combate hace<br />

más de diez años y llevaba sin ver a mi<br />

otro hermano más de seis cuando llegué<br />

al Kandil. Ahora, cuando se necesitan<br />

voluntarios para una misión, procuramos<br />

combatir juntos.No puedo quedarme<br />

en el campamento pensando que<br />

quizá mi hermano haya muerto».<br />

El hecho de que las <strong>mujeres</strong> y los<br />

hombres vivan en campos separados no<br />

impide que ambos combatan juntos en<br />

cualquier tipo de operación,por muy peligrosa<br />

que ésta sea. «Hace años hubo intentos<br />

de crear campamentos mixtos,pero<br />

no funcionaron –apunta Meryam, la<br />

más veterana de las cuatro a sus 28 años–.<br />

Los hombres seguían tratando de manera<br />

despótica a las <strong>mujeres</strong> y, lo que es peor,<br />

éstas permanecían sumisas como se<br />

les había inculcado desde pequeñas. Algunos<br />

recién llegados tenían problemas<br />

para recordar que el que da las órdenes<br />

aquí es el comandante, aunque éste sea<br />

una mujer.Apo (apodo de Abdulah Oçalan)<br />

tiene razón cuando dice que las kurdas<br />

no somos más que “esclavas de esclavos”.<br />

Por eso es tan importante la reeducación<br />

en los campamentos, tanto para<br />

las <strong>mujeres</strong> como para los hombres».<br />

Pero hay algo que los guerrilleros sólo<br />

pueden aprender fuera de esos campamentos<br />

sobre sus compañeras de armas.<br />

Ellas luchan siempre hasta el final,<br />

probablemente por el miedo a las vejaciones<br />

a las que serán sometidas de caer<br />

en manos <strong>del</strong> Ejército turco. De los 15<br />

atentados suicidas en la historia <strong>del</strong><br />

PKK, 11 han sido llevados a cabo por<br />

<strong>mujeres</strong>. No obstante, Fidan, una joven<br />

de 25 años de la región turca de Van, tiene<br />

otro punto de vista. «Una kurda que<br />

ha conseguido deshacerse de todas sus<br />

ataduras ha hecho lo más difícil.A partir<br />

de ahí,no hay nada ni nadie que la pueda<br />

parar. Yo odio la guerra –continúa Fidan–,pero<br />

nací kurda y mis opciones son<br />

luchar o vivir como una esclava».<br />

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