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Fenómenos fundamentales de la existencia ... - cristobal holzapfel

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Eugen Fink<br />

Fenómenos <strong>fundamentales</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>existencia</strong> humana /extracto/<br />

pronto concibe Hegel el anhelo en general en un profundo sentido filosófico. Estamos<br />

acostumbrados a ver el anhelo sólo como una pulsión sorda, instintiva, que es propia <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s funciones vitales. Pero, precisamente, para Hegel <strong>la</strong> autoconciencia en su esencia es<br />

el instinto-originario <strong>de</strong>l espíritu, es buscarse a sí mismo, alojarse en su esencia; él<br />

pa<strong>de</strong>ce siempre <strong>de</strong> sus figuras finitas – hasta que alcanza su verda<strong>de</strong>ra figura infinita.<br />

En lo más interno <strong>de</strong>l espíritu domina el eros, el anhelo <strong>de</strong>moníaco; con ello da Hegel<br />

una caracterización <strong>existencia</strong>l <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoconciencia. El anhelo no es sólo <strong>la</strong> ten<strong>de</strong>ncia<br />

<strong>de</strong> querer tener algo, sino <strong>de</strong> “incorporarlo”, aniqui<strong>la</strong>rlo en su mismidad in<strong>de</strong>pendiente;<br />

anhelo es impulso <strong>de</strong>l espíritu hacia sí mismo bajo <strong>la</strong> aniqui<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> todo lo extraño<br />

contrapuesto. El goce es esencialmente goce <strong>de</strong> <strong>la</strong> aniqui<strong>la</strong>ción. El anhelo <strong>de</strong>senfrenado<br />

es máximamente goce. Pero una vida que sólo se realiza en el goce, que <strong>de</strong> inmediato<br />

consume todo lo dado, en tanto libre, es únicamente posible en <strong>la</strong> medida en que es<br />

sostenida por una vida no libre cuya realización es anhelo contenido. El trabajo como<br />

tal anhelo contenido, es testimonio constante <strong>de</strong>l hombre en sus obras; el trabajo es una<br />

exteriorización <strong>de</strong>l hombre, que pue<strong>de</strong> abarcar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cierto radio; el hombre se<br />

traspone en <strong>la</strong> construcción <strong>de</strong> sus obras y tiene en el<strong>la</strong>s <strong>la</strong> constancia <strong>de</strong> su acción. El<br />

trabajo es formación, no sólo en tanto transforma lo existente, lo forma, sino en tanto <strong>la</strong><br />

misma vida conformadora se vuelve objetiva con ello.<br />

En este <strong>de</strong>curso <strong>de</strong>l pensamiento da Hegel una interpretación filosófica <strong>de</strong> los<br />

fenómenos <strong>fundamentales</strong> humanos <strong>de</strong> una forma extremadamente apretada. Lo que él<br />

dice aquí sobre trabajo, <strong>de</strong>seo, goce, dominio y esc<strong>la</strong>vitud, ha llegado a ser <strong>de</strong> una<br />

significación histórica mundial. Toda una filosofía social yace aquí <strong>de</strong> modo germinal –<br />

aunque, por lo pronto, a Hegel no le preocupa en absoluto, en este lugar, el <strong>de</strong>sarrollo<br />

<strong>de</strong> pensamientos filosóficos sociales. Porque el discurso <strong>de</strong> dominio y esc<strong>la</strong>vitud se<br />

utiliza en ese lugar <strong>de</strong> <strong>la</strong> “Fenomenología <strong>de</strong>l espíritu” sólo como un símil – y sin<br />

embargo entraña esta utilización metafórica, en su contenido, pensamientos filosóficos<br />

esenciales sobre <strong>la</strong> socialidad humana. Le preocupa a Hegel el problema ontológico <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> autoconciencia. Describe <strong>la</strong> historia interna dialéctica <strong>de</strong> <strong>la</strong> misma en el símil <strong>de</strong>l<br />

señor y el esc<strong>la</strong>vo. Pero este símil no es ni “arbitrario” ni “casual”; se refiere a que entre<br />

<strong>la</strong> historia <strong>de</strong>l espíritu absoluto y <strong>la</strong> historia meramente humana, al menos, domina una<br />

correspon<strong>de</strong>ncia analógica; – incluso, en cierto modo, se comportan el espíritu absoluto<br />

y el hombre como el señor y el esc<strong>la</strong>vo. Pero expressis verbis Hegel mienta <strong>la</strong> tensión<br />

entre <strong>la</strong>s dos figuras <strong>de</strong> <strong>la</strong> autoconciencia con <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción contraria <strong>de</strong>l señor y el<br />

esc<strong>la</strong>vo; el señor es el saber <strong>de</strong> sí mismo puro y libre, el esc<strong>la</strong>vo es el saber atrapado en<br />

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