Cicatrices - Por Marcelo Birmajer Hace mucho tiempo vivía ... - Bama
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<strong>Cicatrices</strong> - <strong>Por</strong> <strong>Marcelo</strong> <strong>Birmajer</strong><br />
<strong>Hace</strong> <strong>mucho</strong> <strong>tiempo</strong> <strong>vivía</strong> en una aldea que no conocemos un muchacho de veinte<br />
años, justo y valiente. Pretendía a una doncella de su edad, blanca como la leche, y<br />
tal bella como vanidosa.<br />
El muchacho tenía el rostro cruzado de cicatrices. La doncella, enferma de juvenil<br />
frivolidad, exigía para hablar de noviazgo, que el muchacho se quitara las cicatrices<br />
del rostro.<br />
El muchacho sabía que esto era imposible, pero la doncella estaba acostumbrada a<br />
que se le cumplieran sus más estrafalarios deseos. Así la habían tratado sus padres y<br />
los ricos hombres que la cortejaban.<br />
El muchacho pasaba noches de insomnio pensando en como satisfacer el<br />
requerimiento, y la doncella insistía en que cuando se hubiese quitado las cicatrices,<br />
ella lo estaría aguardando.<br />
¿<strong>Por</strong> qué el muchacho seguía amando a una dama tan necia ¡Misterio! ¿<strong>Por</strong> qué una<br />
mujer tan agraciada era tan necia ¡Más misterio!<br />
En una de las noches de insomnio que el muchacho sufría bajo un árbol del bosque<br />
(el estado de su alma le hacia imposible permanecer en una cama), acertó a pasar<br />
por allí un mago.<br />
El muchacho vio llegar a un hombre en una carreta tirada por un mulo. Cuando el<br />
animal se detuvo, el hombre bajó de la carreta; y haciendo un movimiento de manos<br />
transformó al mulo en un hombre.<br />
Hizo un pequeño fogón, sacó un pollo de la carreta, lo atravesó con un palo y<br />
comenzó a asarlo mientras conversaba con el mulo convertido en hombre.<br />
El muchacho se frotó varias veces los ojos y se acerco impávido al prodigioso dúo.<br />
· ¿Có..có...cómo has hecho eso-preguntó<br />
-Oh-dijo el mago sin darle importancia-. Es feo comer solo, y a la hora de la cena,<br />
siempre me procuro alguien con quien conversar.<br />
Y ni bien terminó la frase, con un nuevo pase de manos, volvió a transformar al<br />
hombre en mulo.<br />
-Ahora ya tengo con quien conversar- digo el mago, haciéndole un ademán al<br />
muchacho para que se sentara junto a él.<br />
-¿Cómo haces eso- repitió el muchacho.<br />
-A excepción de cómo hago mis trucos, podemos conversar de todo lo que quierasrespondió<br />
el mago.
El muchacho, que tenía un solo tema en su magín, acercando su rostro al fuego,<br />
mostrándoselo al mago, se apresuró a decir:<br />
-¡Apuesto a que con tu magia podrías quitarme todas las cicatrices del rostro!<br />
-<strong>Por</strong> supuesto-respondió el mago sin un ápice de vanidad.<br />
-Pues, adelante-dijo el muchacho<br />
-¿Estás seguro de que es lo que quieres-le preguntó el mago.<br />
-De nada he estado más seguro-dijo el muchacho.<br />
El mago pasó suavemente un dedo por una de las cicatrices del muchacho. De<br />
inmediato, entre los dos, se presento una imagen. Era el recuerdo del día en que el<br />
muchacho se había hecho esa cicatriz. Los cosacos atacaban la aldea, y el muchacho,<br />
valientemente, salía al encuentro de ellos. El sable de un cosaco le rozaba el rostro.<br />
Pero ahora, en la imagen que el mago presentaba, el recuerdo cambiaba: el<br />
muchacho se escondía tras unos toneles y no enfrentaba a los bandidos. Aguardaba<br />
escondido hasta que se marchaba, luego de haber realizado todo tipo de tropelías.<br />
Cuando la imagen se desvaneció, nuevamente estaban el mago y el muchacho junto<br />
al fogón. El mago fue hasta la carreta y regreso con un espejo. Lo limpió con la<br />
manga de su abrigo y se lo extendió al muchacho.<br />
-Mírate-le dijo<br />
El muchacho se observó. Efectivamente, la cicatriz ya no estaba.<br />
-¡Prodigioso! – exclamó el muchacho.<br />
-No es ningún prodigio- dijo el mago-.Si nunca has peleado contra los cosacos, ¿por<br />
qué habrías de tener esa cicatriz ¿Quieres que te borre las otras<br />
-¡<strong>Por</strong> supuesto!- dijo el muchacho. Pero al instante se detuvo:<br />
-Momento-agrego-. ¡Sí he peleado contra los cosacos!<br />
-No- le dijo el mago-.Ya no, y ya no tienes esa cicatriz.<br />
-Solo te he pedido que me borres la cicatriz- dijo el muchacho- no el momento en<br />
que me la hicieron.<br />
-Eso- dijo el mago-, es imposible. No lo puede lograr ni el más sabio de los magos.<br />
Si partes de tu vida te han dejado cicatrices, debemos borrar esos recuerdos para<br />
borrar las cicatrices. ¿Te borro las demás<br />
-No- dijo el muchacho<br />
Y luego de comer el pollo, ambos durmieron mansamente.<br />
Cuando el muchacho despertó, al alba y bajo un árbol, el mago ya no estaba.<br />
Corrió a ver a la doncella.
-Te he dicho que no te me acercaras hasta que no te quitaras las cicatrices del<br />
rostro- le dijo fríamente ella.<br />
El muchacho no respondió a su insulto. Se señaló una cicatriz y le contó su historia.<br />
Señaló otra y otro recuerdo. . Una más y otro suceso de su vida. Terminó de contarle<br />
el origen de la última cicatriz frente al rabino que los casó...