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BALMES Y EL CRITERIO PARA FILOSOFAR 1. Fidelidad a la ...

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<strong>BALMES</strong> Y <strong>EL</strong> <strong>CRITERIO</strong> <strong>PARA</strong> <strong>FILOSOFAR</strong><br />

En primer lugar, el objeto del pensar debe ser uno mismo. Debe<br />

seguirse el imperativo socrático del conocimiento de sí mismo. "El<br />

hombre en todas <strong>la</strong>s condiciones sociales, en todas <strong>la</strong>s circunstancias<br />

de <strong>la</strong> vida, es siempre hombre, es decir, una cosa muy pequeña.<br />

Poco conocedor de sí mismo, sin formarse por lo común ideas<br />

bastante c<strong>la</strong>ras, ni de <strong>la</strong> cualidad ni del alcance de sus fuerzas, creyéndose<br />

a veces más poderoso, a veces más débil de lo que es en<br />

realidad, encuéntrase con mucha frecuencia dudoso, perplejo, sin<br />

saber ni adonde va ni adonde ha de ir. Además, para él es a menudo<br />

un misterio qué es lo que le conviene; por manera que <strong>la</strong>s dudas<br />

sobre sus fuerzas se aumentan con <strong>la</strong>s dudas sobre su interés propio"<br />

69 .<br />

Balmes considera cierto el refrán: "El hombre es hijo de sus<br />

obras", porque: "En el mundo físico como en el moral, <strong>la</strong> casualidad<br />

no significa nada". Hay a veces imprevistos, que conducen a<br />

<strong>la</strong> fortuna o al infortunio, pero no es lo general. En cambio: "¿Cuál<br />

es el desgraciado que lo sea por su culpa si nos atenemos a lo que<br />

nos dice él Ninguno o casi ninguno. Y, no obstante, si nos es<br />

dable conocer a fondo su índole, su carácter, sus costumbres, su<br />

modo de ver <strong>la</strong>s cosas, su sistema en el manejo de los negocios, su<br />

trato, su conversación, sus modales, sus re<strong>la</strong>ciones de amistad o de<br />

familia, raro será que no descubramos muchas de <strong>la</strong>s causas, si no<br />

todas, de <strong>la</strong>s que contribuyeron a hacerle infeliz" 70 .<br />

La experiencia enseña que: "La suerte próspera o adversa, rarísima<br />

vez depende una causa so<strong>la</strong>; complícanse por lo común varias<br />

y de orden muy diverso; pero como no es fácil seguir el hilo<br />

de los acontecimientos a través de semejante complicación, se<br />

seña<strong>la</strong> como causa principal o única lo que quizás no es otra cosa<br />

que un suceso determinante o una simple ocasión" 71 .<br />

Es conveniente, por consiguiente, para alcanzar <strong>la</strong> verdad: "No<br />

perder jamás de vista aquel<strong>la</strong> reg<strong>la</strong> de los antiguos, tan profundamente<br />

sabia: "Conócete a ti mismo", Nosce te ipsum. Si bien hay<br />

ciertas cualidades comunes a todos los hombres, éstas toman un<br />

carácter particu<strong>la</strong>r en cada uno de ellos; cada cual tiene, por decirlo<br />

así, un resorte que conviene conocer y saber manejar" 72 .<br />

J. Balmes, El Criterio, XXE, 2,70<strong>1.</strong><br />

J. Balmes, El Criterio, XXE, 3,701-702.<br />

J. Balmes, El Criterio, XXII, 3,702.<br />

J. Balmes, El Criterio, XXÜ, 42,73<strong>1.</strong><br />

c2008ServiciodePublicacionesde<strong>la</strong>UniversidaddeNavara<br />

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