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El Santander - Ejército del Aire - Ministerio de Defensa

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MINISTERIO<br />

DE DEFENSA<br />

«Viviendo con intensidad dramática…»<br />

A propósito <strong>de</strong> estas horas largas, duras, en lucha con la tormenta para mantener el rumbo sin que la<br />

frágil <strong>Santan<strong>de</strong>r</strong> quedara <strong>de</strong>strozada, diría Juan Ignacio:<br />

«En aquellos momentos hice las consi<strong>de</strong>raciones sobre la satisfacción <strong>de</strong> mis creencias y <strong>de</strong> la<br />

gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Dios. Pensé en mis padres, en mis hermanos, en España y en mí. Viviendo con<br />

intensidad dramática estos recuerdos sostuve la lucha hasta que amainado el viento encontré los<br />

normales alisios, y poco a poco, con la mirada clavada en el reloj, y a pesar <strong><strong>de</strong>l</strong> exceso <strong>de</strong> gasto <strong>de</strong><br />

combustible, por impedirme los vientos la marcha normal, pu<strong>de</strong> encontrar el optimismo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

mi espíritu, preparado siempre a toda eventualidad, pero tranquilo y sereno en el puesto <strong>de</strong><br />

mando.»<br />

Ya, hacia el centro <strong><strong>de</strong>l</strong> día, cruzando el ecuador, resultó triunfante el sol <strong>de</strong>n su lucha con los negros<br />

nubarrones llevaban ya Juan Ignacio Pombo y la <strong>Santan<strong>de</strong>r</strong> catorce horas <strong>de</strong> vuelo ininterrumpidas<br />

sobre sus fatigados organismos, cuando el piloto divisó una línea oscura en el horizonte; dudó al<br />

principio si sería tierra o únicamente se trataría <strong>de</strong> una ilusión óptica, pero no tardo en po<strong>de</strong>r<br />

i<strong>de</strong>ntificarla como la isla <strong>de</strong> Fernando <strong>de</strong> Noroña, experimentando la gran alegría que le produjo<br />

saber que no se había <strong>de</strong>sviado y que pese a la tormenta que había tenido que cruzar las<br />

correcciones hechas al rumbo, en los puntos previstos, habían resultado <strong>de</strong> una exactitud<br />

matemática.<br />

¡Si esto es un mosquito!<br />

Aligerada la <strong>Santan<strong>de</strong>r</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> peso <strong><strong>de</strong>l</strong> combustible consumido marchaba ya a una velocidad algo por<br />

encima <strong>de</strong> los 210 hm./h., acercándose a la costa brasileña cuyos perfiles se iban <strong>de</strong>stacando con<br />

mayor precisión cada minuto que pasaba. La gasolina remanente era muy escasa, pero el ansia <strong>de</strong><br />

llegar <strong>de</strong> Pombo le hacía <strong>de</strong>spreocuparse <strong>de</strong> aquella circunstancia.<br />

Por fin sobre tierra, avistado Natal, Pombo lanzó a la <strong>Santan<strong>de</strong>r</strong> como una flecha hacia el<br />

aeródromo.<br />

Surgió entonces una dificultad: el tren <strong>de</strong> aterrizaje se había agarrotado y presentaba resistencia a<br />

<strong>de</strong>splegarse: Juan Ignacio sometió al avión a unos bruscos alabeos y tirones, con lo que el problema<br />

se resolvió; las ruedas bajaron, y finalmente tocaron la tierra americana, entregándola el beso que<br />

recibieran <strong>de</strong> la playa <strong>de</strong> La Salvé, en Laredo, una semana antes.<br />

Eran en Natal las 4 y cuarto <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> –las 13 y 15 Z- <strong><strong>de</strong>l</strong> 21 <strong>de</strong> mayo. Juan Antonio Pombo y la<br />

<strong>Santan<strong>de</strong>r</strong> acaban <strong>de</strong> cruzar el Atlántico sur, en un vuelo <strong>de</strong> dieciséis horas y cuarenta y siete<br />

minutos. Habían cubierto 3.160 km. sobre el mar, la más larga distancia cubierta hasta entonces por<br />

un avión ligero. Al tomar tierra en el aeródromo <strong>de</strong> Natal quedaban en los <strong>de</strong>pósitos <strong><strong>de</strong>l</strong> bravo<br />

avioncillo ¡diecisiete litros <strong>de</strong> gasolina!; combustible para ¡veinticuatro minutos <strong>de</strong> vuelo!<br />

Refiriéndose a su llegada a Brasil, diría el héroe:<br />

«Me recibieron clamorosamente. No me esperaban. Las escasas dimensiones <strong><strong>de</strong>l</strong> aparato les<br />

produce la sensación <strong>de</strong> lo increíble. ¡Si esto es un mosquito! –dicen-. Cuando consigo parar el<br />

motor y me lanzo a tierra llego a sentir por España y por mí la más honda satisfacción <strong>de</strong> mi vida.»<br />

www.ejercito<strong><strong>de</strong>l</strong>aire.m<strong>de</strong>.es<br />

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