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EL BUEN PAÑO EN EL ARCA NO SE VENDE
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se sentirá el cliente cuando salga del establecimiento. Es
decir, puede condicionar de forma muy importante la imagen
de un producto o servicio y de la empresa a la que representa.
Caramba, cuando leo esto que acabo de escribir, ¡me
enorgullece ser comercial! Me gusta serlo y decir que lo soy.
No me cabe duda, es la mejor profesión del mundo mundial,
donde si eres bueno, siempre hay algo que vender, una realidad
que hacer crecer y un objetivo que cumplir. Vender es la
garantía para no conformarse, la garantía para tener siempre
la actitud y la necesidad de formarse y no dejar de desarrollarse
ni personal ni profesionalmente.
Y no hay que olvidar en este contexto el punto de ambición
que tiene un comercial. En esta actividad es fundamental
el binomio objetivo/incentivo (o sea, “pasta”). Vamos a
hablar mucho de la actitud especial de un comercial para
empujar y empujar, pero ganar dinero es el lubricante que
mueve los engranajes de vender y de conseguir metas.
Estamos hablando de un gran interlocutor y de un gran
escuchador. Olvidemos la eterna cuestión de si el comercial
nace o se hace. Unos tienen más dotes que otros, pero sobre
todo el comercial quiere. Y lleva esa actitud a todos los
momentos de la vida.
Para ser un buen comercial hay muchas habilidades que
desarrollar. Hay mucho camino que recorrer. Pero la realidad
es que, a nivel personal, todos intentamos vender alguna vez
y de hecho vendemos.
Un cachete a un hijo es posiblemente una limitación de los
padres o una falta de habilidad comercial. Un problema con
tu suegra..., bueno, olvidémonos de esto. ¡Yo tampoco lo pude
evitar! Pero una carita de pena si es un intento de venta...
Y fuera de la familia, ¡cuántas veces sospechamos que un
“no” frente a una taquilla de cine o teatro puede deberse a no
tener “enchufe” o a no ser habilidosillo comercialmente. Y no