Fermentum Fidei Revista Digital

la paz. Esto es solamente
posible desde el encuentro
permanente e íntimo con
Jesucristo.
Este encuentro permanente e
íntimo con Jesucristo es lo que
fundamenta la caridad siempre
abierta a todos y en todo
momento y la diferencia del
altruismo como una buena
acción pero selectiva.
A diferencia de los “benditos
del Padre”, está un segundo
grupo de personas a los que se
refiere Jesús como los
“malditos del Padre”, que son
todos aquellos cuya vida la
fundamentan en los principios
más inhumanos que hasta la
fecha se conoce. Entre ellos y
con mucha pena y tristeza
mencionamos uno, que al
escucharlo evidencia la falta de
Dios así como la triste
amargura en sus corazones y
es precisamente “el que mete
paz, saca más” teniendo como
consecuencia una conducta
indiferente, orgullosa y egoísta
y que amarga el corazón
humano.
Recuerdo aquella plática que
tuve con un joven sobre el
asesinato de su hermano,
además de dolido y destrozado
psicoafectivamente por ello,
expresaba con intenso odio y
coraje su deseo de saber quién
asesinó a su hermano para
torturarlo y matarlo y que no
entendía por qué habiendo
tantísima gente en el lugar
dónde por asaltarlo lo mataron,
le pregunté si él nunca había
visto que asaltaran a alguien y
lo asesinaran, y me contestó
que sí y no sólo una vez sino
muchas, y le pregunté que por
qué no hizo nada por defender
a esas personas que estaba
siendo asaltadas y se quedó
callado y le dije así como tú,
quizá movido por eso de “quien
mete paz, saca más” no hiciste
nada, entonces ¿por qué toda
esa gente debería hacer algo
por tu hermano? Y soltó un
llanto amargo y profundamente
triste.
Otro de estos principios
inhumanos es “el que no
tranza, no avanza”, teniendo
como consecuencia también la
indiferencia, la avaricia,
generando un rencor y
resentimiento en el corazón
humano.
En una ocasión, platicando con
un señor joven, me contaba
con cierto sentimiento
triunfalista que se había
encontrado en un taxi de la
ciudad un sobre con bastante
dinero y que no había lugar a
dudas que “Dios lo quería
mucho”. Estaba contándome
los detalles de haberse
encontrado ese dinero, cuando
recibió una llamada de un
amigo suyo, que lo buscaba
para pedirle que lo ayudará con
dinero porque tenía a su hijo
enfermo y que necesitaba de
varios medicamentos bastante
costosos. Sólo escuché que le
dijo que no podía, que porque
andaba en las mismas, que era
una pena no poderlo ayudar.
Terminó su llamada y al
contarme lo que le había dicho
su amigo, me dijo: “vaya que
huelen el dinero”. Se despidió y
se fue. A la semana lo volví a
ver y al saludarlo me dijo que
estaba enojado con Dios,
porque le habían robado todo el
dinero mientras viajaba en el
metro. Sólo le dije, lo bueno
que le habías dicho a tu amigo
que no tenías dinero.
Por eso los pobres no siempre
son los que menos tienen,
refiriéndome a la riqueza
material, porque de que hay
pobres tan pobres que sólo
tienen dinero, los hay y
muchos.
Cuando uno conoce a los
pobres, no a los que se hacen
para facilitar su vida al adquirir
apoyo lastimero de muchos,
sino aquellos que a pesar de
cualquier tipo de adversidad,
viven alegres en la esperanza,
con la gracia de Dios, de un
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