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viven aqui - Ruedas Clásicas

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VIVEN AQUI<br />

PACKARD EIGHT 1934<br />

CONVERTIBLE VICTORIA<br />

“ASK THE MAN WHO OWNS ONE” (PREGÚNTELE AL HOMBRE QUE POSEE<br />

UNO). ESTE FUE DESDE 1901, EL SLOGAN DE ESTA PRESTIGIOSA MARCA<br />

NORTEAMERICANA, POSIBLEMENTE LA MÁS TRADICIONAL Y EMBLEMÁTICA<br />

MÁS ALLÁ DE LAS TRES GRANDES. MUY RECONOCIDA EN NUESTRO PAÍS,<br />

AUNQUE LAMENTABLEMENTE EXISTEN MUY POCOS EJEMPLARES QUE<br />

HAYAN SOBREVIVIDO HASTA NUESTROS DÍAS. AQUÍ LES PRESENTAMOS<br />

UNO DE ELLOS, QUE VIVIÓ TODA SU VIDA EN ARGENTINA, Y HOY SE<br />

MUESTRA TAN ELEGANTE Y MAJESTUOSO COMO<br />

CUANDO FUERA CERO KILÓMETRO.


Por: Hugo Semperena<br />

Fotos: Ricardo Ceppi<br />

A MENUDO SE SUELE MENCIONAR A PACKARD COMO “EL<br />

ROLLS-ROYCE AMERICANO”. Y TAL CONSIDERACIÓN NO<br />

ES TAN EXAGERADA. EN LOS AÑOS DE MAYOR APOGEO,<br />

LOS MEJORES CARROCEROS ELEGÍAN A PACKARD COMO EL<br />

AUTO MÁS IMPORTANTE PARA CARROZAR. Así encontramos<br />

chasis carrozados por Barker, Carlton,<br />

Freestone and Webb, Hooper y H.J.Mulliner en<br />

Inglaterra; Gallé, Chapron, Kellner, Franay,<br />

Letourner et Marchand en Francia; Gläser y<br />

Neusse en Alemania; Van den Plas y D’Ieteren en<br />

Bélgica; y Dietrich, Le Baron, Brunn, Fleetwood,<br />

Brewster y Holbrook en los Estados Unidos.<br />

Incluso, recordemos que Ettore Bugatti, allá<br />

por 1926 utilizó un chasis Packard para<br />

montar el primer prototipo de su obra cumbre:<br />

La Type 41 Royale.<br />

Además, numerosos jefes de estado y reyes<br />

usaron Packard como autos oficiales.<br />

Sin dudas se trató de una marca que dejó una<br />

referencia muy importante en la historia del<br />

automóvil, y que durante más de medio siglo<br />

fabricó autos refinados, incorporando permanentemente<br />

avances tecnológicos que de<br />

alguna forma indicaban el camino a seguir en<br />

lo que respecta a autos de lujo y calidad.<br />

UN REPASO POR SU HISTORIA<br />

En cierta medida, Alexander Winton puede ser<br />

considerado el catalizador de dos de las más<br />

importantes fábricas de automóviles de los<br />

Estados Unidos. Fue Winton, fabricante de<br />

autos y corredor a quien venció Henry Ford, en<br />

aquel recordado duelo de 1902 entre el Winton<br />

Bullet y el “999” (nombre tomado de un tren<br />

famoso por la gran velocidad que desarrollaba)<br />

construido por Ford y conducido por Barney<br />

Oldfield. Este triunfo, le facilitó al genial Henry<br />

la búsqueda de dinero para fundar su empresa.<br />

A los pocos días, el 6 de Junio de 1903 se constituía<br />

la Ford Motor Company con un capital de<br />

U$28.000. También fue Winton, quien tuvo un<br />

desagradable episodio con James Ward Packard,<br />

allá por 1898, en lo que puede considerarse el<br />

primer caso de un mal Servicio al Cliente en la<br />

industria americana del automóvil.<br />

Resulta que Packard sufría recurrentes problemas<br />

con su nuevo carruaje a motor Winton.<br />

Entonces fue a visitarlo a Cleveland, Ohio, y muy<br />

cortésmente le sugirió a Winton hacer algunos<br />

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cambios menores en el diseño del auto, incorporando<br />

algunas ideas de su creación. La respuesta<br />

fue que los autos que él fabricaba eran el perfecto<br />

resultado de muchos años de desarrollo y<br />

características mecánicas de alto grado, que no<br />

podían ser mejoradas en ningún aspecto, y que si<br />

el Sr. Packard quería alguno de sus gatos y perros<br />

trabajando juntos en un galpón, sería mejor que<br />

se los fabricara él mismo, en vez de pretender<br />

alterar la producción de calidad superior de los<br />

autos Winton. Este hecho fue tomado como un<br />

reto por James Ward Packard, quien acompañado<br />

por su hermano William Doud, se decidió a<br />

fabricar sus propios autos, vislumbrando además<br />

el auspicioso futuro para los “horseless carriages”.<br />

Los hermanos Packard ya eran exitosos fabricantes<br />

de lámparas incandescentes y transformadores<br />

eléctricos, una floreciente industria<br />

en los albores del Siglo XX en los Estados<br />

Unidos, cuando la luz eléctrica Edison era más<br />

práctica que los autos a motor.<br />

Contando con capacidad económica y técnica<br />

suficiente, resolvieron construir su propio automóvil,<br />

para competir no solo con Winton sino<br />

con otras marcas que comenzaban por entonces.<br />

El primer Packard hizo su aparición en las<br />

calles de Warren, Michigan el 6 de noviembre<br />

de 1899. Se trataba de un vehículo propulsado<br />

por un cilindro, que desarrollaba 9HP a 800<br />

rpm, y fue denominado Modelo A. Vendido a<br />

un precio de 1.250 dólares, fue un gran éxito<br />

comercial, que motivó a Packard a instalar su<br />

propia división automovilística. Para el año<br />

siguiente, además del modelo original más<br />

refinado, se presentó el modelo B, en el cual se<br />

notaba el aporte de George Weiss, reconocido<br />

ingeniero que provenía precisamente de la<br />

Winton. Así se constituyó la Packard & Weiss<br />

como empresa manufacturera de automóviles.<br />

Con un gran suceso, la empresa continuó en<br />

1901 con el modelo C. Es en este año cuando<br />

se publica la revista institucional “The Packard<br />

Automobile” y aparece por primera vez el<br />

famoso slogan “Ask the Man Who Owns One”<br />

en la revista Motor Age.<br />

Al año siguiente, la producción continuó con las<br />

series sucesivas hasta el modelo F y cada una<br />

contenía tantas innovaciones que podía considerarse<br />

como un modelo diferente en sí mismo.<br />

Sin embargo, todos estos modelos eran monocilíndricos,<br />

ya que Packard consideraba que más<br />

cilindros aumentarían la probabilidad de problemas.<br />

Esto cambió sustancialmente con el ingreso<br />

de Henry B. Joy, quien fue adquiriendo acciones<br />

de la compañía y en 1903, junto con algunos<br />

socios se hizo cargo del paquete accionario de la<br />

ya por entonces Packard Motor Car Company.<br />

Enseguida comenzó el desarrollo de motores de<br />

cuatro y doce cilindros. Además, se produjo un<br />

hecho que repercutió comercialmente de manera<br />

muy favorable. El modelo de un cilindro “Old<br />

Pacific” conducido por Tom Fetch unió San<br />

Francisco con New York en 61 días, siendo ésta la<br />

primera travesía en los Estados Unidos. Ese<br />

mismo año las instalaciones de la marca se<br />

mudan a Detroit, East Grand Boulevard. De ahí<br />

salieron los mejores modelos de la marca.<br />

Por entonces, cuando se hablaba de los autos<br />

más refinados y más caros, la referencia eran<br />

las tres “P”: Packard, Peerless, y Pierce Arrow.<br />

En 1911 Packard contrató a Alvan Macaulay<br />

como Gerente General. Macaulay iba a ser<br />

decisivo en el desarrollo posterior de la marca.<br />

En 1915, mientras Cadillac lanza con bombos y<br />

platillos su primer V8, Packard presenta el<br />

modelo Twin Six, un motor V12 sin precedentes<br />

que iba a dejar muy lejos no solo a Cadillac,<br />

sino a toda la competencia.<br />

Durante la Primera Guerra Mundial, la fábrica<br />

produjo 6500 motores de aviación Liberty,<br />

dedicando la totalidad de sus instalaciones a<br />

este proceso.<br />

Después del armisticio, el Twin Six siguió marcando<br />

tendencia en la industria norteamericana.<br />

Un Packard Roadster V12 fue elegido como Pace<br />

Car para las 500 Millas de Indianápolis de 1919,<br />

primera edición de la posguerra.<br />

En 1921 aparece el Single Six, con un motor de<br />

seis cilindros y en 1923 se incorpora otro modelo<br />

notable en la historia de la marca: el Single<br />

Eight, que contaba con un motor de ocho cilindros<br />

en línea cuyo cigüeñal estaba apoyado sobre<br />

nueve bancadas, lo que le daba un andar muy<br />

silencioso. Tenía una cilindrada de casi 6000 cc y<br />

una potencia de 85HP, y contaba con frenos en<br />

las cuatro ruedas (una de las marcas pioneras en<br />

este rubro) y su configuración variaba siendo a<br />

cable y tambor con zapatas en las ruedas delanteras<br />

y varilla con zuncho en las traseras. Otro<br />

adelanto que incluía era una novena bujía situa-


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da en la admisión que servía para precalentar la<br />

mezcla, desconectándose a alta velocidad, dispositivo<br />

conocido como “Fuelizer”.<br />

Estas motorizaciones permanecerían casi sin<br />

cambios durante ocho años, hasta que en<br />

1929 se eliminó el modelo de seis cilindros y se<br />

presentaron dos motores de ocho.<br />

La gran depresión no fue indiferente a<br />

Packard. Sin embargo, su gama de autos de<br />

lujo y un volumen de producción contenido<br />

no impidió plantearse nuevos retos. Así en<br />

1932 aparece un nuevo motor V12 a 67°,<br />

creación de Jesse Vincent. Esta planta motriz<br />

tenía una cilindrada de 7.292 cc, y con una<br />

potencia de 160HP podía llegar fácilmente a<br />

las 100 millas (160 Km/h).<br />

El chasis se ofrecía con dos medidas de distancia<br />

entre ejes: 142 y 147 pulgadas, con un<br />

total de 26 tipos de carrocerías diferentes, que<br />

fueron carrozados por los mejores maestros de<br />

la época, aunque también salieron excelentes<br />

diseños de la misma fábrica.<br />

En los años 1933 (10° Serie) y 1934 (11° Serie)<br />

se mantienen tres motorizaciones: Eight, Super<br />

Eight y Twelve. Precisamente a la primera de<br />

ellas corresponde el modelo que presentamos<br />

en esta edición de RUEDAS CLÁSICAS.<br />

Con 55 tipos diferentes de carrocerías en 1933,<br />

Packard tenía el 38,4% del mercado de autos<br />

de lujo, y fue éste el único año después de la<br />

depresión que la fábrica obtuvo ganancias.<br />

En Agosto se presentó la serie del año<br />

siguiente, donde se hizo una ligera actualización<br />

de estos modelos; sin embargo ya se<br />

estaba trabajando en el desarrollo de un<br />

modelo completamente nuevo, más económico,<br />

y que iba a ser muy importante en la<br />

historia de la marca: la Serie 120.<br />

Presentado en 1935, tomaba esta denominación<br />

por la distancia entre ejes de su chasis<br />

(120 pulgadas). Se trataba de un auto cuyo<br />

precio era de 990 dólares para la versión<br />

coupé, aunque no se descuidaba para nada la<br />

calidad tan característica de los Packard. Para<br />

lograr esto, fue necesario un reacondicionamiento<br />

general de la fábrica. El modelo contaba<br />

por primera vez con suspensiones de ruedas<br />

independientes, proyectadas por el ingeniero<br />

del departamento de investigación Forest<br />

McFarland. Llevaba además frenos hidráulicos<br />

en las cuatro ruedas, y se presentaba en diferentes<br />

versiones de carrocería. El lanzamiento<br />

del 120 permitió el acceso de una nueva clientela,<br />

que hasta ese momento no estaba en<br />

condiciones de poder adquirir un Packard. Esto<br />

se potenció cuando dos años más tarde se presentó<br />

una versión de seis cilindros de precio<br />

más reducido, con lo cual la marca alcanzó el<br />

máximo nivel de producción de su historia.<br />

En una posición intermedia entre el 120 y el<br />

Twin Six, Packard continuó con los modelos de<br />

lujo de ocho cilindros: la serie Senior que comprendía<br />

los modelos 160 y 180.<br />

A fines de la Segunda Guerra, las instalaciones<br />

de esta última serie fueron cedidas a precio<br />

de liquidación a la Unión Soviética, quien<br />

comenzó la construcción del ZIS, el cual era<br />

casi una copia exacta del Packard 180. Previo<br />

a esto, a principios de 1941 Macaulay ya<br />

tenía listo el nuevo modelo Clipper, con una<br />

línea totalmente renovada y muy elegante<br />

que competía directamente con los Cadillac<br />

dentro de la clase medio alta. Después del<br />

conflicto, se reemprendió la producción de<br />

este modelo, con motores de seis y ocho<br />

cilindros. Entre 1948 y 1949, se incluyó una<br />

nueva transmisión automática propia muy<br />

eficiente: la Ultramatic,<br />

Sin embargo, al comienzo de los cincuenta, la<br />

estrella de Packard comenzó a declinar. Los<br />

modernos diseños de la preguerra ya no lo<br />

eran ahora, a la luz de los nuevos presentados<br />

por GM, Ford y Chrysler. Con el ingreso<br />

de James Nance se intentó dar renovados<br />

bríos a la compañía. Se presentó el nuevo<br />

modelo Caribbean, diseñado por Richard<br />

Teague, que competía con Cadillac y Lincoln<br />

en los autos de alta gama, en tanto que los<br />

Clipper le permitían competir en los segmentos<br />

bajo y medio. Sin embargo, hubo un<br />

hecho que resintió duramente la producción.


A partir de 1941, Packard enviaba a carrozar el modelo Clipper fuera de su<br />

propia planta, mediante un acuerdo con la Briggs Body Company. Si bien esta<br />

situación le permitía algún ahorro en los costos, iba a tener consecuencias<br />

muy graves ya que en 1953 Chrysler Corporation adquirió a Briggs, dejando<br />

a Packard sin carrocero. Buscando desesperadamente una solución, se produjo<br />

en 1954 un acuerdo con Studebaker, que no hizo más que prolongar la<br />

agonía. Ahí comenzó la debacle de la marca. Se fabricaron autos con una calidad<br />

muy pobre, que ocasionaron un sinnúmero de reclamos. La garantía por<br />

reparaciones del modelo Caribbean de 1955, equipado con un motor V8, le<br />

ocasionó una pérdida de 30 millones de dólares, para apenas un volumen de<br />

venta de casi 70.000 autos.<br />

En Junio de 1956, último año de producción Packard propiamente dicha, la planta<br />

de East Grand Boulevard fue cerrada. El por entonces presidente de la compañía<br />

James Nance renunció, y todas las instalaciones fueron vendidas por apenas<br />

750.000 dólares dejando a Studebaker-Packard casi en la quiebra. La marca subsistió<br />

apenas un par de años más, siendo utilizada en algunos modelos de Studebaker<br />

con un diseño renovado, aunque tampoco alcanzó a salvar a aquella marca que<br />

sucumbió años más tarde. En 1962, el nombre Packard desapareció definitivamente<br />

incluso de la razón social Studebaker-Packard Corporation.<br />

Entre 1899 y 1958 se fabricaron 1.610.890 automóviles con máximos de 109.518 en<br />

1937 (gracias al modelo 120) y 104.593 en 1948 (gracias al Clipper). Además, entre<br />

1908 y 1923 fabricó más de 40.000 camiones. Sin embargo, la marca será siempre<br />

recordada por su refinamiento, calidad y avances técnicos que la puso en la cima de<br />

la industria automotriz no solamente de los Estados Unidos sino de todo el mundo.<br />

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EL AUTO DE ESTA NOTA<br />

Se trata de un Packard Eight 1934, correspondiente<br />

a la Serie 1101, de la que se produjeron<br />

ese año 5.120 unidades en diez diferentes<br />

tipos de carrocería. Posee un motor de ocho<br />

cilindros en línea de 5230 cc de cilindrada, con<br />

una potencia de 120 HP a 3200 rpm. Su carrocería<br />

se denomina Convertible Victoria, Body<br />

N° 727. La distancia entre ejes es de 136,25<br />

pulgadas, y el peso total del auto es de 2100<br />

kilogramos. Era el segundo modelo más caro<br />

de su serie, con un precio que variaba en los<br />

Estados Unidos entre 2.580 y 2.980 dólares.<br />

Algunas consideraciones sobre este tipo de<br />

carrocería. El diseño original corresponde a la<br />

carrocera belga Van den Plas, de la cual Dietrich<br />

poseía una licencia para su fabricación. Por un<br />

acuerdo entre Packard y ésta, las carrocerías de<br />

este modelo eran provistas por Dietrich, tanto<br />

para las Series Eight como Super Eight. Además,<br />

este prestigioso carrocero desarrollaba otras<br />

carrocerías especiales para la Serie Twelve. Si<br />

bien hoy esta línea puede parecer glamorosa y<br />

elegante, no era demasiado popular en su tiempo,<br />

y al final de ese año fue discontinuada.<br />

Este auto fue vendido Cero Kilómetro en nuestro<br />

país. Personalmente recuerdo a este mismo<br />

Packard, allá por mediados de los años setenta,<br />

estacionado en la calle Terrada en el porteño<br />

barrio de Villa del Parque, con una rueda amarrada<br />

a un árbol por una gruesa cadena.<br />

Siendo adolescente, solía ir caminando desde<br />

Flores a verlo los sábados por la tarde, y si bien<br />

se notaban ciertas “heridas de guerra”, me<br />

fascinaba su porte todavía imponente, con un<br />

color verde botella algo descolorido. Era increíble<br />

que semejante auto estuviera estacionado<br />

en la calle, y no era el único. Autos muy<br />

importantes yacían a la intemperie esperando<br />

tal vez un nuevo dueño.<br />

Por ese entonces, su dueño recibía permanentes<br />

ofrecimientos de compra, que invariablemente<br />

rechazaba. Uno de esos ofertantes era Julio<br />

Zweiger, reconocido en el ambiente como un<br />

conocedor y buscador de clásicos, y que hoy<br />

nos deleita con sus pinturas sobre autos,<br />

desde la agrupación “Auto & Arte” de la cual<br />

es miembro fundador.<br />

Recuerda Julio que su estrategia para hacerse<br />

del Packard fue algo diferente a la de los demás.<br />

Conociendo el oficio del dueño –relojero-, le<br />

acercó algunos antiguos relojes de pared para<br />

su reparación. Así entabló una relación cordial<br />

con esta persona, pudiendo averiguar que tenía<br />

el Packard desde principios de los años 40, y que<br />

lo había usado para recorrer el país de norte a<br />

sur y de este a oeste, precisamente vendiendo<br />

relojes. Ya culminada esta etapa de viajes, se<br />

resistía sin embargo a venderlo. Incluso compartía<br />

con Julio las ofertas que iba recibiendo.<br />

Hasta que un buen día ocurrió lo previsible: le<br />

ofreció el auto en venta, y luego de una negociación,<br />

el Packard cambió de dueño. Al poco tiempo<br />

(ya a principios de los 80), Julio vendió el auto<br />

a su actual propietario; sin embargo, estuvo<br />

involucrado directamente en la restauración del<br />

mismo, la cual debido al estado que presentaba<br />

debió ser completa, dejando el chasis pelado y<br />

desarmando hasta el último tornillo.<br />

Es que por su agitada vida viajando por todo el<br />

país, si bien el auto se encontraba completo y<br />

con casi todos sus elementos originales (solamente<br />

faltaban algunas tazas de las ruedas, el<br />

carburador y un par de relojes) la estructura de<br />

madera que soportaba la carrocería estaba<br />

completamente floja, en tanto el motor también<br />

mostraba signos de un desgaste importante.<br />

Varios años duró la restauración, y evidentemente<br />

podemos afirmar que fue de primer nivel, ya<br />

que después de más de dos décadas de realizada,<br />

su estado es impecable. Apenas muestra pequeños<br />

detalles producto de un uso que aunque no<br />

ha sido muy intensivo, le otorgan cierta “pátina”.<br />

Como bien recuerda Julio, el auto si bien<br />

tenía un desgaste estaba muy original.<br />

Conservaba todos los herrajes, bisagras y tornillos<br />

originales Dietrich. Uno de los faltantes<br />

–el carburador- era muy difícil de conseguir.<br />

Además, el fabricante del mismo (Detroit<br />

Carburetor) ya había desaparecido por lo cual<br />

hubo que fabricar un carburador nuevo,<br />

usando bronce en lugar del antimonio original,<br />

el cual cabe destacar no era muy confiable<br />

en cuanto a durabilidad.<br />

Tiene una capacidad para cuatro personas<br />

cómodamente ubicadas. Al plegar el techo los<br />

pasajeros pueden disfrutar del aire libre cómodamente<br />

ubicados.<br />

Sus enormes ruedas (700 x 17”) hacen que no<br />

existan los pozos, logrando un andar sumamente<br />

confortable. El motor de 8 cilindros le<br />

asegura una velocidad máxima cercana a los<br />

160 km/hora.<br />

Sin dudas se trata de un auto muy importante,<br />

verdadero símbolo de una época, que afortunadamente<br />

se ha conservado en nuestro país.<br />

Además, por ser un Packard, representa lo<br />

mejor que producía la industria automotriz de<br />

los Estados Unidos allá por los años treinta. Si<br />

no, ¡Ask the Man Who Owns One!

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