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En menos de un mes, se abrieron las puertas de la primera Fundación<br />
Hubbard de Investigación de Dianética en Elizabeth, New Jersey; después<br />
siguieron sucursales en Nueva York, Chicago, Washington, D.C., Los<br />
Ángeles y Hawai. Para fines del otoño, ya había más de 750 grupos de<br />
Dianética en todo el país. En el curso del siguiente año, las investigaciones<br />
del Sr. Hubbard lo habían llevado al ámbito del espíritu humano y se<br />
fundó Scientology. Y con ella, más organizaciones, más crecimiento.<br />
Un Diluvio de Solicitudes<br />
Para el Sr. Hubbard, el índice más personal y directo de este crecimiento<br />
fue el diluvio de demandas populares solicitando su tiempo: se vio<br />
inundado de peticiones de publicaciones adicionales, conferencias,<br />
asesoría, entrenamiento, consultas sobre sus técnicas y más. La demanda<br />
era tal que se podían encontrar estudiantes de Dianética acampando en el<br />
patio de su casa en Elizabeth, New Jersey.<br />
El dilema para el Sr. Hubbard llegó a ser cómo satisfacer esta demanda;<br />
cómo podía garantizar un alto volumen uniforme de entrega de las<br />
técnicas de Dianética con un implacable nivel de precisión. Y cómo podía<br />
garantizar que esta precisión se repitiera en las organizaciones, grandes y<br />
pequeñas, en naciones desde Gran Bretaña hasta Nueva Zelanda, desde<br />
Sudáfrica hasta Finlandia.<br />
De pronto, las técnicas administrativas y de gestión se volvieron<br />
un imperativo para el continuo éxito de todo aquello por lo que el Sr.<br />
Hubbard había trabajado tanto.<br />
La respuesta inmediata fue conseguir profesionales de alto nivel en<br />
el campo de los negocios con antecedentes “comprobados” en las áreas<br />
de dirección y organización; quién mejor que el Empresario del Año y un<br />
almirante retirado de la Armada de Estados Unidos.<br />
En los primeros años de la década de 1950, después de verse obligado<br />
a intervenir en numerosas ocasiones para impedir que las organizaciones<br />
de Dianética sufrieran tropiezos, el Sr. Hubbard se dio cuenta de que las<br />
personas que había contratado para ayudar a dirigir las organizaciones las<br />
estaban llevando al fracaso. Como comentó posteriormente: “Todos y cada<br />
uno de los movimientos erróneos que se convirtieron en infortunios futuros los<br />
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