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“La traducción es el proceso de transformación dc signos o
representaciones a otros signos o representaciones, sin que las significaciones
de los primeros se modifiquen en los segundos” (Pucciarelli op. cit.: 10).
Lo valioso de esta definición es que especifica qué es lo que debe
mantenerse en el proceso: las significaciones de los primeros signos. Sin
embargo, se advierte con claridad que no está circunscrita a la traducción
interlingüística, ya que no aclara sobre qué tipo de signos se realiza la
transformación. Además, suponiendo que pudiera aplicarse a la traducción
interlingüística, resulta imposible a partir de ella distinguir entre signo
lingüístico propiamente tal (es decir, entre signo como elemento del sistema de
una lengua) y texto.
Por su parte, J.C. Catford dice:
“Traducción es el reemplazo de la gramática y del léxico de la lengua de
origen por el equivalente de la gramática y el léxico de la lengua meta, con el
correspondiente reemplazo de la fonología y grafología de la lengua de origen
por la fonología y grafología de la lengua meta”. Y agrega más adelante: “(...) es
el equivalente de los signos de un texto con los signos de otro texto, con idéntica
información” (Pucciarelli op. cit.: 9-10).
Como se advertirá, no se trata de una sola definición, sino de dos. La
primera tiene el mérito de plantear la traducción como un proceso concerniente
o circunscrito al reemplazo de signos lingüísticos por otros signos lingüísticos,
es decir, considera el concepto de traducción como un proceso que se realiza
entre dos lenguas: la lengua de origen y la lengua meta. Por lo tanto, esta
definición se enmarca dentro del concepto de traducción interlingüística. Sin
embargo, su enunciación no permite:
(a) distinguir entre texto y lengua;
(b) comprender exactamente qué se entiende por “el equivalente” entre las
gramáticas y el léxico de dos lenguas.
La segunda definición deja de lado el fenómeno ínter lingüístico y se
concentra en la “equivalencia” entre signos que pertenecen a textos diferentes,
equivalencia, al parecer, con respecto a la información que los signos
considerados entregan. Esto significaría que para Catford lo que se mantiene
(“el equivalente”) en el proceso es la información, y lo que cambia son los signos
de textos diferentes. De acuerdo con lo anterior, podemos relacionar esta última
definición con la dada por Oettinger, en el sentido de que ambas especifican lo
que debe mantenerse en el proceso: para Oettinger, las significaciones de los
primeros signos; para Catford, la información de los “primeros signos” (“los
signos de un texto”). Como se verá, si consideramos la primera pregunta del
planteamiento de la ciencia de la traducción (qué es lo que se reproduce),
podríamos decir que: