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(f) el pensamiento y la emoción expresados en el texto original (Gide); sino<br />
de “algo universal” que se manifestaría en la posibilidad de establecer una<br />
equivalencia, si se quiere, entre “modos culturales diferentes”. Es decir, los<br />
signos lingüísticos de una lengua y, por ende, la lengua misma, serían<br />
portadores de “contenidos” (“modos de expresión, “maneras de pensar”,<br />
“maneras de sentir” “maneras de actuar, “maneras de vivir , etc.) culturales o<br />
de la cultura misma de los pueblos que hablan esa lengua. Puesto que cada<br />
cultura expresa diferentes maneras de pensar, de sentir, de actuar, de vivir,<br />
etc., suponemos, a partir de las palabras de Cary, que el traductor no sólo debe<br />
reproducir contenidos lingüísticos o informativos sino que también establecer<br />
una equivalencia entre los diferentes “modos culturales” que se perciben detrás<br />
de cada lengua. Puesto que no existe similitud o igualdad, la equivalencia, al<br />
parecer, tiene aquí el sentido de una analogía. Sin embargo, por muy<br />
interesante que sea esta proposición, queda pendiente la pregunta de qué tipo<br />
de equivalencia puede establecerse entre esas “dos maneras que están<br />
cristalizadas en dos idiomas diferentes”. Por lo demás, habría que demostrar si<br />
efectivamente hay diferentes “maneras” entre los “modos de ser” de cada<br />
cultura puesta en relación a través de la traducción y, en el caso de haberlas,<br />
habría que especificar cuán diferentes son tales maneras y si efectivamente<br />
todas ellas están “cristalizadas” en los idiomas.<br />
Danica Seleskovitch, Marianne Lederer y Jean Delisle han dado las<br />
siguientes definiciones de traducción que analizamos en conjunto por tratarse<br />
de representantes de una misma escuela, la del sentido:<br />
(a) “(...)traducir consiste en “DECIR BIEN /por escrito/ EN UNA LENGUA<br />
QUE SE CONOCE MUY BIEN LO QUE SE HA COMPRENDIDO MUY BIEN,<br />
EN UNA LENGUA QUE SE CONOCE BIEN” (Delisle 1982:36, citando a<br />
Jacques Oliver Grandjouan)<br />
(b) dado que cada lengua elige en forma diferente los rasgos más<br />
destacados por medio de los cuales denomina objetos y conceptos así como las<br />
particularidades por las cuales caracteriza las ideas, las repercusiones de este<br />
fenómeno en la traducción me parecen esenciales pues ellas explican mejor que<br />
cualquier otro factor la razón por la cual traducir no puede ser solamente una<br />
operación referida a las lenguas sino que debe ser una operación referida al<br />
sentido” (Lederer, en lnterpréter pour traduire, 1984:38).<br />
(c)”Restituir el sentido en otra lengua es hacerlo inteligible en estos dos<br />
planos (el sentido nocional y el sentido emocional), es hacer que se lo<br />
comprenda sin volver enredado lo que era claro ni ridículo lo que era digno.<br />
Para hacer justicia a un texto redactado en conformidad con el genio de la<br />
lengua de origen, la traducción será redactada en conformidad con el genio de<br />
la lengua de aquellos que la leerán. Ahora bien, sin duda ese es el mayor<br />
problema con el cual tropiezan tan a menudo la traducción y la interpretación:<br />
la reexpresión en la lengua de traducción no siempre hace legible el texto<br />
transpuesto ni inteligible el discurso interpretado” (Lederer op. cit. :62).