Pemex SA - Buzos
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Internacional<br />
Internacional<br />
La embestida de la<br />
oligarquía colombiana<br />
Azucena del Campo<br />
El cobarde asesinato de los opositores a la burguesía<br />
colombiana no se llevó a cabo “en la<br />
frontera” sino en el territorio de un país soberano<br />
como lo es Ecuador. Ésa es la primera aclaración<br />
que me parece fundamental hacer ante los lectores.<br />
Nadie debe caer en el engaño de los poderosos medios<br />
de comunicación que atenúan la gravedad de la<br />
agresión diciendo que los hechos tuvieron lugar “en<br />
la frontera” o, cuando quieren ser más creídos, aparentan<br />
precisar que la escena del crimen está sólo “a<br />
Álvaro Uribe y George W. Bush. Cómplices.<br />
10 de marzo de 2008 www.buzos.com.mx<br />
mil 800 metros” dentro de la frontera de Ecuador.<br />
La segunda aclaración para todo el que quiera escucharla<br />
y tenerla en cuenta es que no se trató de “un<br />
enfrentamiento” sino de un ataque unilateral y por<br />
sorpresa, de una emboscada a gente que dormía;<br />
nadie debe olvidar que desde que se inventaron los<br />
enfrentamientos se acabaron los homicidas de las<br />
clases dominantes.<br />
Pero lo más importante de todo, lo que debe interesar<br />
a los pobres de México, a los mexicanos y a todos<br />
los seres humanos progresistas y honrados, es que la<br />
minoría explotadora de la clase obrera de Colombia<br />
perpetró una sangrienta matanza de quienes se oponen<br />
a su arbitraria y cruel dominación. En Colombia,<br />
como en gran parte de América Latina, quienes son<br />
los dueños de la patria y sus riquezas, quienes se han<br />
apropiado de la vida digna, son unos cuantos, mientras<br />
que, en el otro lado de la realidad social se apiñan<br />
millones de pobres, que carecen hasta de lo más<br />
indispensable. En Colombia, la tierra de petróleo,<br />
gas natural, carbón, hierro, níquel, oro, cobre, energía<br />
hidroeléctrica y esmeraldas, entre otras fabulosas<br />
riquezas, según datos oficiales de la Agencia Central<br />
de Inteligencia (CIA), el gobierno tiene una deuda<br />
que llega al 53 por ciento del Producto Interno Bruto<br />
(PIB) y la mitad de sus habitantes vive por debajo<br />
de la línea de pobreza. La lucha por la justicia social<br />
está, pues, a la orden del día.<br />
Lo que tampoco tiene madre -y perdónenme el<br />
exabrupto- es que Álvaro Uribe vaya a denunciar<br />
por genocidio ante la Corte Penal Internacional de<br />
La Haya al presidente de Venezuela Hugo Chávez.<br />
Es inaudito que, precisamente después de una incursión<br />
armada en un país extranjero que deja 22<br />
muertos, se quiera hacer creer a la opinión pública<br />
que el genocida no es Uribe sino Hugo Chávez, quien<br />
es el que protesta. Es ésta, amigo lector, una de las<br />
típicas artimañas de los señores del poder en las que<br />
arrojan sus propias culpas sobre espaldas ajenas. Nadie<br />
lo creería si estuviera correctamente informado,<br />
pero el dinero, la propiedad privada sobre los medios<br />
de comunicación más importantes, no sólo le permiten,<br />
sino que le garantizan éxito a la clase dominante<br />
en la difusión y credibilidad de cualquier versión de<br />
cualquier hecho, si así conviene a sus intereses.<br />
En la salvaje matanza que ya gran parte del mundo<br />
conoce y condena, fue muerto, junto con otras 21<br />
personas, uno de los dos líderes más importantes<br />
www.buzos.com.mx<br />
Raúl Reyes. Asesinado.<br />
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia<br />
(FARC), cuyo nombre de batalla era Raúl Reyes<br />
y el original era Luis Édgar Devia. Raúl Reyes fue líder<br />
sindical, había recibido formación en la antigua<br />
Unión Soviética y se consideraba a sí mismo como un<br />
marxista leninista. No descarto, de ninguna manera,<br />
que detrás del operativo del ejército colombiano en<br />
contra del dirigente de las FARC haya estado la labor<br />
de espionaje de alta tecnología efectuada por los satélites<br />
estadounidenses y la consecuente instigación<br />
por parte del gobierno de George W. Bush, quien así<br />
demostraría por enésima ocasión el nulo respeto que<br />
le merecen, ya no sólo la lucha de los pueblos, sino la<br />
soberanía de las naciones y el derecho internacional.<br />
Tenemos, pues, en tal caso, la vieja connivencia de<br />
los tiranos que no puede ser enfrentada más que con<br />
la férrea unión de todos los proletarios.<br />
10 de marzo de 2008