Marzo - Cubarte

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Feria Internacional 2012 en la Isla de las mil cuerdas
MARZO
2012
Por siempre Sara Pág. 2

MARZO
2012
Por Marieta Orellana Ríos
Nació en el barrio habanero de
Cayo Hueso el 13 de julio de 1949, de
padre tabaquero y madre costurera.
Ambos poseían un alto sentido de cubanía
y justicia, así como un enorme
gusto por la música y el baile, valores
que le fueron transmitidos a su hija.
Sus primeras clases de guitarra
las recibió del músico Nené Enrizo,
quien animó a sus padres para que
Sara continuara estudios musicales.
Ingresó al Conservatorio Amadeo
Roldán en el año 1966; allí estudió
viola durante cuatro años. Es graduada
de la Escuela Nacional de
Instructores de Arte y fue alumna
de Leopoldina Núñez, de quien ha
comentado: “Con ella aprendí más,
mucho más que durante los cuatro
años que estudié en el conservatorio”.
Más tarde ejerció como profesora
de guitarra y solfeo en la misma
escuela.
Siendo estudiante conoce a Silvio
Rodríguez y a Pablo Milanés. Nació
una amistad entre ellos y fue tal la
influencia de los dos que Sara musicalizó
los Versos sencillos de Martí,
y ese llegó a ser su primer disco. Así
nace la voz femenina más representativa
de la Nueva Trova. Tiempo
después se consagra como artista
tras muchas presentaciones por escenarios
del mundo, siempre representando
la cultura cubana. Sara se
ha presentado en París, Nueva York,
España, Portugal, Brasil, México,
Colombia, además de otros lugares
con públicos muy diferentes al nuestro:
Corea y Australia, sin dejar a un
lado innumerables conciertos realizados
en su Cuba querida.
Ha compartido escenarios con artistas
de la talla de Silvio Rodríguez,
Pablo Milanés, Noel Nicola, Augusto
Blanca, Amaury Pérez, Joan Manuel
Serrat, Chico Buarque, Mercedes
Sosa, Soledad Bravo, Daniel Viglietti,
Pete Seeger, Roy Brown, Pedro Guerra,
Beth Carvalho, Víctor Víctor, Sonia
Silvestre, Liuba María Hevia, Marta
Campos, Heidi Igualada, entre otros.
Sara González compuso en 1973
Girón, la victoria, culminación de
una trilogía dedicada a la gesta, e integrada
también por Girón, el preludio,
de Silvio Rodríguez, y Girón, la
batalla, de Eduardo Ramos.
¿Qué cree usted que la ha caracterizado
como una de las voces
femeninas más representativa de la
Nueva Trova Cubana?
Seguramente ha sido el estar en
el lugar ideal en el momento indispensable,
y me refiero al Grupo de
experimentación Sonora del ICAIC.
Es un privilegio haber estado cerca
de maestros como Leo Brouwer, y
Federico Smith; además de compartir
mis inicios con Noel, Silvio, Pablo,
Sergio, Amaury y todos los que ustedes
ya saben.
¿Está usted consciente del porqué
su canción Girón, la victoria,
sigue siendo dentro del repertorio
de la canción política cubana la que
más hace vibrar el corazón de todos
los cubanos?
¿Conciencia de un fenómeno que
se me escapa? ¡No! Esa canción –lo
he dicho en otras ocasiones por estos
días– no me pertenece. La han hecho
suya los cubanos en el transcurrir de
los años a partir de lo importante que
fue esa derrota para el Imperio, no
solamente en Girón, si no en el día a
día a lo largo de todos estos cincuenta
años.
Más que consciente, lo que experimento
es la misma emoción que la
gran mayoría de los cubanos. Es que
se ha convertido en un himno, pero
lleno de alegría. Nos da impulso, nos
arrastra a continuar.
Además de una fructífera vida
artística, una gran cantidad de personas
e instituciones pueden dar fe
de su alto sentido de humanismo y
apoyo para las causas nobles. ¿Qué
puede comentarnos al respecto?
Esa es una pregunta para “los
que dan fe”. Yo solamente hago lo que
Rosa y Berto –mis padres– me enseñaron,
y lo que he aprendido en este
país donde ser egoísta es tan feo como
ser “pesado”.
Bajo el principio de que cultura
es Revolución, y las experiencias vividas,
que no son pocas, ¿cuál es su
mensaje a los artistas de las nuevas
generaciones?
Ser honestos con su obra y con su
tiempo y justos con el tiempo pasado
y con su obra también.
¿Cómo concibe el futuro en el
que usted cree?
¿Cuál, el del mundo, el de Cuba,
el de la Revolución, el de mi vecina
Olivia, que tiene 10 años; el del minuto
siguiente a responderte la pregunta?
Pues mejor, un “futuro mejor” como
hace años estamos construyendo, a
veces bien, a veces mal, pero siempre
con sinceridad. ¿Sabes?, algunos amigos
cercanos me tildan de ingenua; yo
Homenaje de amigos
Los estudios Abdala, Ojalá
y de Frank Fernández graban en
estos días un disco de la casa discográfica
Producciones Colibrí
en homenaje a Sara González,
regalo de sus amigos de siempre
a su vida y a su arte. Se incluyen
temas musicalizados por la fallecida
cantautora, otros dedicados
a ella, así como algunos que estuvieron
siempre entre los preferidos
de la voz femenina más
representativa de la Nueva Trova
cubana.
En el fonograma, que incluye
un making off del realizador
Ángel Alderete, participan Frank
Fernández, Silvio Rodríguez,
Víctor Pellegrini, Amaury
Pérez, Vicente Feliú, Waldo
Leyva, Liuba María Hevia,
Lucía Huergo, Marta Campos,
Heidi Igualada, Pancho Amat
y su Cabildo del Son, Augusto
Blanca, Lázaro García, Andrés
Pedroso y músicos de Manguaré,
Kiki Corona, Ángel Quintero,
Manuel Argudín, Eduardo Sosa,
Nuestra América, y Tony Ávila,
todos bajo la producción musical
de Pepe Ordaz.
creo ser optimista, y la vida me ha demostrado
que soy valiente. Lo digo sin
pedantería, pues con esas armas voy
hacia el futuro haciendo lo que pueda
por el de mi vecina Olivia y con ella
los niños, el del minuto siguiente, el
de Cuba y, por qué no, el del mundo,
siempre el de la Revolución.
(Tomado de Cubarte)

MARZO
2012
La guitarra
que nos
acompaña
Por Yentsy Rangel
En el marco de la Feria Internacional
de CUBADISCO 2012, ha
transcurrido el Taller “La guitarra
acompañante en la música popular
cubana”, con el propósito de resaltar
este cordófono de seis cuerdas
que ha llenado de armonías las más
entretejidas tendencias de la música
popular cubana.
Inaugurado el sábado 3 de diciembre
de 2011, el Taller es un espacio
que estará sesionando hasta
el mes de abril y que cada sábado
propicia, en las salas del Instituto
Superior de Arte, debates, críticas
y conocimientos sobre la interpretación,
creación y campos de incursión
de este instrumento.
A cargo de los maestros José
Antonio Pérez Miranda y Eduardo
Martín, quienes han sido los anfitriones
por excelencia, el Taller
cuenta con el apoyo del Instituto
Cubano de la Música y muy especialmente
de la Facultad de Música
de la Universidad de las Artes.
Dirigido a estudiantes de guitarra,
tres y laúd de las escuelas de
nivel medio y del ISA, así como a
instructores de arte, músicos profesionales
y musicólogos, propuso desde
sus inicios la interacción práctica
entre todos sus participantes.
“La guitarra acompañante en
la música popular cubana” se plantea
como objetivos principales
desarrollar progresivamente los
conocimientos acerca de la armonía
popular, desde los acordes más
elementales y sus cifrados, hasta estructuras
más complejas.
Para llevar a cabo esta meta ofrece
en cada una de las materias impartidas,
los ejemplos pertinentes en
las creaciones de la música popular
cubana, auxiliándose de materiales
sonoros como audiovisuales.
Ha mostrado a los estudiantes
los distintos estilos que han mar­
cado un sello dentro del panorama
musical; ya sea de las corrientes más
ortodoxas de la guitarra, como las
más vanguardistas.
Se ha analizado además, las
posibilidades de ejecución de diferentes
repertorios. Para ello se
incluyeron temas de la trova tradicional,
la trova intermedia, la nueva
trova y hasta las corrientes más
alternativas de la Canción Cubana
Contemporánea. Igualmente creaciones
del filin, el bolero, la rumba,
la música campesina, el danzón y
los géneros afines, así como el son.
A esto se suma la sapiencia sobre
géneros populares de otras regiones
que son introducidos de manera
intercalada en cada uno de los encuentros.
Expresiones del Caribe,
de Latinoamérica y Norteamérica,
así como europeos.
Para poder llevar a cabo esta
propuesta y dar a los alumnos una
totalizadora de cada uno de los géneros
ha sido necesario hacernos
acompañar de algunas figuras importantes
de nuestra música, como
los maestros: Freddy Pérez, Jorge
Luis Chicoy, Rey Montesinos, Yusa
y Marta Valdés, entre otros que
desde su perspectiva individual de
creación e interpretación, colegiaron
con el público “académico” en
su mayoría, los procedimientos utilizados
a lo largo de su experiencia
musical.
Así también tuvimos la oportunidad
de compartir con el maestro
Radamés Giro, un encuentro que
nos reveló algunos misterios de la
personalidad de Guyún, creador a
quien se le rinde homenaje en esta
Feria.
Privilegio el nuestro de estar contando
en el evento anual Cubadisco,
con un taller que por vez primera,
lleve de la manera abarcadora posible,
todo el universo que ha protagonizado
la guitarra desde los tiempos
en que entró a nuestra Isla.

MARZO
2012
Entrevista con Clara Nicola, una de las imprescindibles de la guitarra cubana
Por Jorge Fernández Era
Mi familia era muy linda. Mi
madre, Clara Romero de Nicola,
hija de dos andaluces y muy simpática,
se casó en dos oportunidades.
De la primera tuvo tres hijos, y de
la segunda, con mi padre, tuvo seis,
todos varones… ¡nueve varones en
la familia! Y cuando Isaac, el más
pequeño de ellos, tenía diez años,
aparecí yo. La hembrita no venía, y
la deseaban tanto…
Mamá
Cuando yo nazco, ya había
muerto mi hermano mayor. Fue la
primera pérdida grande que tuvo
mamá. “Me he entregado al dolor”,
decía.
Quiso que todos sus hijos estudiaran
música. Ella es la culpable
de que nosotros tres —Isaac, Abel y
yo— nos dedicáramos a la guitarra:
Abel a la popular, Isaac a la clásica, y
yo a las dos. Es también culpable de
la escuela cubana de guitarra.
Mamá tenía la opinión de que
la guitarra era un instrumento de
una categoría similar a la del violín
o el piano. Propuso llevarla al
Conservatorio de Música del Distrito
Central de La Habana.
Empecé bastante joven, casi jugando.
Mi madre me contó un día
—y a mí me sorprendió— que ella
oye que salen de mi cuarto sonidos
de la guitarra, pero sonidos lógicos,
Clarita
que había una posición
puesta. Tenía cinco
años. Mamá dijo: “No
puede ser”. Se asoma.
No tenía ninguna posición
en la mano izquierda:
lo que hacía
era afinar las clavijas
buscando el sonido.
Luego empecé en serio
a los siete años. Yo no
le preguntaba nada a
mi madre, todo era a
base de miradas. Traté
de hacer el acompañamiento
de una canción
de Agustín Lara que se
llamaba “Pavo real” y empecé muy
bien las dos primeras posiciones,
pero cuando llegaba a la tercera, que
yo no sabía cómo era, se acabó la
canción.
Ella se dio cuenta de que
me gustaba mucho el canto y el
acompañamiento. Una alumna
suya me empezó a dar clases de
solfeo y teoría. Sobre los trece
años, empecé con toda seriedad
los estudios en lo que fue después
el Conservatorio Municipal de
Música, y allí me gradué de Solfeo,
Teoría y Guitarra.
Ahora hay muchas oportunidades
para el estudio de la guitarra,
pero no existe una Clara Romero de
Nicola.
Isaac
Isaac hubiera sido un gran concertista.
Un alemán del que no recuerdo
el nombre lo oyó y dijo que
le gustaba más su forma de tocar que
la de Andrés Segovia. Lo hacía muy
bien, pero era muy difícil poder vivir
de conciertos. Tuvo que dar clases de
guitarra popular, que no era lo que
a él le gustaba ni a lo que se quería
dedicar. Se desarrolló mucho más
porque mamá logró que estudiara
en Francia, pero cuando se declara
la guerra y entran los alemanes, él
tiene que regresar.
Mamá tenía su método, sus estudios
progresivos, pero cuando mamá
muere en el 51, Isaac amplía el plan
de estudios, es mayor el número de
cursos. Estudió una técnica nueva
con el maestro Pujol, y la adecuó a
las posibilidades del cubano.
Era un ser muy analítico, y se dio
cuenta de que había cosas que superar.
Por cambiar, cambió hasta la
técnica que mamá había enseñado,
que era tirada, y trabajó esta junto a
la apoyada, para darles más posibilidades
sonoras a los instrumentos.
Pudo editar cuatro cursos de guitarra
de nivel elemental. Cosa increíble:
al día siguiente de terminar de
escribir el cuarto, amanece muerto.
Como si hubiera dicho: “Tengo que
vivir hasta que lo termine”.
Noel
Lamento tanto no haber estado
más cerca de mi sobrino… Venía
siempre con prisa, se sentaba a fumar
un cigarro detrás de otro y una
tacita de café al lado, y se pasaba tres
horas hablando de sus cosas. Yo le
tenía un respeto muy grande, porque
tenía su genio y no quería verlo
explotado conmigo. Siempre fue un
muchacho, un muchacho puro que
defendía sus puntos de vista a capa
y espada.
Fue un gran amigo de Silvio y
de Pablo; fueron un trío excepcional
para la música de la Revolución.
Cuando falleció, se hablaba de Noel
como el amigo entrañable, y entonces
me di cuenta de que yo no conocía a
mi sobrino. Me voy a ir de la tierra y
no voy a saber más cosas de él.
Magisterio
Un profesor debe dominar lo que
va a ejercer. Recibe una preparación,
pero cuando va a diseñar la de sus
estudiantes, no puede enseñarla de
la misma manera porque cada alumno
tiene su personalidad, sus condiciones,
y uno tiene que elaborar un
plan individual para cada uno.
El profesor tiene que ser muy
flexible: esto no se lo puedo enseñar
a este muchacho ahora, tengo que
esperar un poco. A otros se les puede
adelantar lo del semestre siguiente.
A veces los alumnos lo enseñan
a uno a dosificar los conocimientos.
Es una labor tremenda, porque cada
alumno tiene algo especial.
Está la parte humana: hay criaturas
que van a estudiar porque
mamá o papá no pudieron hacerlo
cuando eran niños, y quieren aprovechar
las oportunidades que brinda
la Revolución, y al niño no le interesa.
Se ha ocupado un puesto con un
muchacho que no va a continuar.
Es tan maravilloso tener tantos
alumnos y ver, cuando ellos terminan,
cómo se abren en la vida, y tienen
un nombre o una orquesta. Hay
quienes estudian guitarra para después
tocar el bajo en la música popular.
Me parece bien: si no te interesa
la música clásica y tienes una familia
que mantener, haz lo que sea, pero
sabiendo lo que estás haciendo.
La vida
Fui fundadora de las Escuelas
de Instructores de Arte, es mi mayor
orgullo. Fue tan lindo… Previo
a su fundación, Fidel había hablado
de un tipo de estudiante que supiera
música y pudiera enseñarla.
Se dividió a los estudiantes para
enseñarles guitarra, dirección coral
y acordeón, y Cuca Rivero y yo
dijimos: no, tienen que aprender las
tres cosas.
Asesoré la segunda etapa de esas
escuelas. Empecé a ir todos los días,
como si fuera una profesora, y me
enfermé subiendo y bajando escaleras:
ya tenía setenta y pico de años.
Jesús Ortega me regañó mucho, pero
no entiendo que me den una responsabilidad
y no la atienda directamente.
La tuve que dejar, y volví a
mis clases particulares.
Cuando uno se compromete con
uno mismo, se sacrifica y hace lo que
tenga que hacer para que salga mejor.
Estoy tranquila, pero no satisfecha,
porque —soy muy exigente— todavía
pienso que se hubiera podido hacer
esto en vez de aquello.
Ya tengo 86 años. Llegué hasta
aquí y, cuando miro para atrás, me
alegra mucho haber pasado trabajo,
haber llorado, haber pataleado para
que se pudiera hacer una cosa, aunque
algunas no haya podido conseguirlas.
He trabajado como una
animal, pero he disfrutado mucho lo
que he hecho. Toda mi vida he estado
con la guitarra en las manos, y me
moriré así.

MARZO
2012
Por Jorge Fernández Era
Oír a Rosa Matos es un privilegio,
tanto cuando rasga su guitarra
como cuando acepta asustada, con la
misma sencillez, esta entrevista para
hablar de ella misma, de su carrera
“que no termina”, de su familia.
Sonríe mientras me dice: “No estoy
acostumbrada a esto. Yo hablo y hablo,
tú después le das la vuelta”.
Al apagar la grabadora, uno no
sabe qué nota ha sonado mejor en su
voz, que es toda música, ni qué adjetivos
utilizar para acompañar sus palabras.
Pero en el escenario, ese en que
ella se comunica a gusto, queda siempre
esculpida, tras cada presentación,
la imagen de una mujer que no precisa
flores en el escenario, como no
necesitan adornos las respuestas que
me dio una tarde de marzo.
¿Qué mucho –o poco– tienes
que agradecerle a tus maestros?
Comencé mis estudios en Las
Tunas, provincia donde nací, con la
maestra matancera Bárbara Milián.
Con ella pasé todo el nivel elemental,
hasta que me gradué y, como en Las
Tunas no había nivel medio, pasé a
Camagüey. En esa ciudad estudié con
el maestro José Armando Guzmán,
Pototo, gran músico también.
Yo desconocía totalmente la música
de concierto, pues es mi casa no
se escuchaba. A mi mamá le gustaba
oír en el radio la música mexicana.
Yo siempre canté: lo hacía desde la
primaria. Cuando llegué a las escuelas
de arte pensé que yo iba a aprender
a tocar la guitarra para que me
acompañara en el canto; luego descubrí
que no, que la guitarra era la
que hablaba, la que cantaba.
El talento está en las personas, yo
creo mucho en el talento: es la semilla
de donde nace todo, pero alrededor de
él hay que crear determinadas condiciones,
como la de tener buenos maestros
de nivel elemental. Ellos fueron
perfilando mi camino, estimulándome
desde los primeros meses.
La guitarra siempre me embrujó,
es algo muy especial desde que la descubrí.
Los maestros me han acompañado
siempre, y yo he estado atenta a
oír una voz de experiencia. Los respeto
y los tengo en mucha estima porque
ellos logran inculcar en los estudiantes
valores que van más allá de sacar
un buen sonido a la guitarra.
Han pasado por mi vida personas
que me han aportado muchas cosas:
Ñico Rojas, Jesús Ortega, Leo…
Harold Gramatges es maravilloso, un
Una Rosa
ser humano con unos valores muy
grandes. No está entre nosotros, pero
ha quedado en su música, en el ser
humano tan bueno y tan sensible que
era. Lo más bonito que deja un maestro,
aparte de la enseñanza, es que te
abre un nuevo mundo.
Tuviste la oportunidad de
ser acompañada por la Orquesta
Sinfónica de Córdova, bajo la dirección
del Maestro Leo Brouwer, y
de estrenar en Cuba “Paisaje cubano
con Brouwer”, con la Orquesta
Sinfónica Nacional…
Fue la primera vez que fui dirigida
por el Maestro Leo. Yo gané el IX
Concurso Internacional de Guitarra
de La Habana tocando ese concierto,
y Pepe Romero, que era el que realmente
lo iba a estrenar en Francia,
pidió que fuera yo la que lo hiciera. El
de Córdova fue el Día de Andalucía,
28 de febrero de 1999. Me sentí muy
bien, muy cómoda, dirigida por Leo,
en un lugar que no era mi “casa”, con
una orquesta nueva, donde había
músicos españoles y cubanos.
“Paisaje cubano con Brouwer” es
una obra que escribió un compositor
mexicano. La estrenó en su país y
luego le regaló la partitura a Leo, su
maestro, quien me la dio para que la
estrenara en Cuba, con la Orquesta
Sinfónica Nacional, bajo la dirección
de Jorge López Marín. De alguna manera
retrata momentos de la música
de Leo, y es un homenaje a su obra.
En el IX Concurso Internacional
de Guitarra de La Habana obtuviste,
además del lauro mencionado,
los Premios Masaaru Khono, Ichiro
Suzuqui, el de la Maestría Artística
del Instituto Superior de Arte, y
el de mejor interpretación de una
obra española. ¿Dejaste algo para
alguien en dicho certamen?
El japonés Yasuhi Ohagui, además
del Segundo Premio, obtuvo el
Premio a la Mejor Interpretación de
una obra cubana, en este caso “La espiral
eterna”, de Leo Brouwer.
Participé en ese concurso en
1998, coincidiendo con mi graduación
del ISA. Había estado durante
dos años haciendo música popular,
sin tocar la guitarra. Jesús Ortega,
que era mi maestro, me dijo: “Tú,
por cada año que perdiste, vas a tener
que invertir tres”. Decidirme
por el Concurso Internacional de
Guitarra fue una meta que me tracé,
era la primera vez que participaba.
Iba a dejar mi etapa de búsqueda,
para reafirmarme en la guitarra. La
idea de ganar no era lo que me motivaba.
Quería hacer todo lo bueno
que yo podía, me sentía con más capacidad
para enfrentar ese reto.
El de La Habana era en esos años
uno de los eventos de guitarra más
importantes del mundo. Aquí llegaban
los mejores guitarristas. Así de
grande fue mi alegría y sorpresa.
¿Preparas algo especial para
CUBADISCO 2012?
Estoy en dos galas como intérprete.
La dedicada al Maestro Leo
será una gala muy hermosa, estarán
muchas de las cosas que a él le gustaría
oír. En la clausura voy a hacer
el “Concierto latinoamericano” de
Rafael Guedes, compuesto en 1982,
cuando él era un “bebé”. En aquel
entonces lo estrenó Aldo Rodríguez,
y no quedó grabación de ese suceso,
grabación que ahora Guedes sí ha
podido hacer conmigo y la Orquesta
Sinfónica de Matanzas. Colaboro
además en la preparación del concierto
dedicado a la mujer.
Que CUBADISCO brinde un
homenaje a la guitarra, yo lo asumo
como una gran fiesta. Yo vengo
de una generación acostumbrada a
que la guitarra estuviera de fiesta de
manera cotidiana. En La Habana los
festivales se hacían cada dos años,
y esos dos años se iban muy rápido.
Al desaparecer esos espacios, este
abre una puerta que estaba un tanto
cerrada.
¿Te consideras realizada como
artista y como mujer?
Las exigencias que tenemos las
mujeres son diferentes a las de los
hombres. Es una gran responsabilidad
la que conlleva crear una
familia, tener un hijo y, a pesar de
eso, seguir defendiendo el espacio
que necesitamos para nuestra realización
profesional. Lo puedo hacer
porque encuentro apoyo en mi familia,
en mi madre, en mi hermana,
en mi esposo y en todas las personas
que me rodean.
Los obstáculos están donde quiera,
pero hay que asumir que existen.
Como mujer me equilibra mucho
sentir que mi entorno me ayuda a
lograr hacer las cosas que como ser
humano quiero hacer. Como profesional
lucho siempre por ellas, pues
ningún sueño es imposible de realizar,
el “no” me cuesta asimilarlo. En
eso me va la vida, pues la guitarra
no es un negocio, es mi existencia,
la manera que tengo de expresarme.
Mi espíritu, mi alimento, está ahí.

MARZO
2012
Mujer y guitarra
Leopoldina Núñez
Santiago de Cuba, 1ro. de noviembre
de 1918-La Habana, 2 de
agosto de 2001. Guitarrista, profesora
y compositora.
Una de las más prestigiosas
pedagogas de la guitarra en Cuba.
Inició sus estudios de piano en
Santiago de Cuba, donde vivió
desde los cinco años de edad. A su
regreso a la capital, siete años después,
continuó los estudios en el
Conservatorio Municipal de Música
de La Habana.
Estudió canto con Zoila Gálvez,
Tina Farelli y Arturo Bovi, y guitarra
con Clara Romero de Nicola,
Roberto de Moya y Vicente González
Rubiera (Guyún).
Como pedagoga se inició a los
catorce años, y desde entonces la
impronta de su labor dejó huellas
afectivas y técnicas en el alumnado
de las escuelas de Instructores
de Arte, educadoras de círculos
infantiles, talleres infantiles y en
varias generaciones de guitarristas
y trovadores como Marta Valdés,
Joaquín Clerch, Gema Corredera y
Sonia Díaz. Una parte importante
de su labor pedagógica se encuentra
recogida en el libro Breve tratado de
armonía aplicado a la guitarra, y en
el Álbum de canciones. Repertorio
para el guitarrista acompañante,
que contiene creaciones trovadorescas
con distintas posibilidades
armónicas para la interpretación
de autores como SINDO Garay,
Jorge Anckermann, José Antonio
Méndez, Silvio Rodríguez y la propia
Leopoldina, quien renovó su
labor magisterial a través de creaciones
propias, en las que se perciben
la calidad del músico integral y,
sobre todo, la gran pedagoga que demostró
ser. Títulos como Era tarde
para amar, Canción a lo cotidiano,
Te perdiste en el mar, Tu recuerdo
me pregunta si te olvidaré (en colaboración
con Jorge Marrero), Qué
tristeza es tu tristeza, Había rosas
y Por estas cosas de la vida, que
nutren un catálogo creacional en
que la guitarra y la poesía, aunque
distantes como técnica básica, se
unen a través de la canción popular.
Participó en eventos nacionales
e internacionales. Por su meritoria
labor recibió la Distinción por
la Cultura Nacional, entre otras
condecoraciones. Hasta su fallecimiento
se mantuvo realizando una
ingente labor por la pedagogía y
cultura guitarrísticas cubanas.
Guanajay, 6 de febrero de 1895-
La Habana, 17 de diciembre de 1965.
Trovadora, la iniciadora de la
trova femenina en Cuba por los resultados
estéticos alcanzados. Desde
pequeña sintió una especial vocación
por la música, y al trasladarse con su
familia para La Habana, inició estudios
de guitarra con el tabaquero
José Díaz (El Negro), y los trovadores
Manuel Corona, Graciano Gómez y
Patricio Ballagas.
El 18 de mayo de 1911 realiza
su debut profesional en el teatro
Politeama Grande de La Habana,
donde interpretó la criolla “Mercedes”,
de Manuel Corona.
Formó dúo de voces y guitarras
con Rafael Zequeira, y cantó con
María Teresa Vera
diversas voces segundas. Fundó el
Sexteto Occidente, Cantó al lado
de Miguelito García e integró el
Cuarteto de Justa García, que también
unió en distintos momentos a
Isaac Oviedo (tresero), Dominica
Verges y Hortensia López.
Con Lorenzo Hierrezuelo formó
un dúo que se mantuvo trabajando
durante veintisiete años. Realizó giras
artísticas por el exterior, grabaciones
discográficas para distintos
sellos, y numerosas actuaciones en las
emisoras Radio Salas y Radio Cadena
Suaritos. Se presentó también en programas
televisivos y salas teatrales.
Compuso su primera obra en
1914, el bambuco “Esta vez tocó perder”,
que daría inicio a un catálogo
de más de una veintena de creaciones.
Como compositora no estableció
modelos, porque prefirió mantener
los establecidos por los más trascendentales
creadores de la más vieja de
las trovas. Se interesó, además, en el
bolero y el bolero-son, la guaracha y la
habanera, modalidad genérica con la
que logra su gran éxito composicional,
no obstante haber creado solo una, la
titulada Veinte años, sin lugar a duda
su obra más conocida y popular.
Con Guillermina Aramburu y
Emma (Nena) Núñez Valdivia firmó
binomios autorales durante años.
El libro María Teresa Vera, de Jorge
Calderón, recoge en más de un centenar
de páginas la trayectoria artística
de esta relevante y significativa
creadora e intérprete de los grandes
trovadores populares.
Teresita Fernández
Villa Clara, 20 de diciembre de 1930.
Trovadora. Inició estudios musicales
con su madre y con Benito
Vargas, tabaquero de oficio y tro­
vador villaclareño. Se graduó de
Pedagogía y ejerció el magisterio en
la Escuela Normal de Santa Clara.
Sus primeras presentaciones
públicas como trovadora profesional
contaron con el apoyo de prestigiosas
figuras como Esther Borja,
las Hermanas Martí, Marta Valdés
y Luis Carbonell, y de artistas teatrales
que le organizaron sus primeros
recitales en las salas Arlequín e
Ideal.
Trabajó junto a Bola de Nieve
en el restaurant Monseigneur y en
otros centros nocturnos alternó
con Josephine Baker, Sindo Garay.
El presidente chileno, Salvador
Allende, al escucharla manifestó:
“Usted cantando se parece a las mujeres
de mi pueblo”.
Comenzó a cantar a los cuatro
años y sus primeras creaciones
datan de cuando solo tenia quince
años de edad, pero su popularidad
como compositora vino más tarde
con su canción “Cuando el sol”, que
se convirtió en un hit en la voz de
Luisa María Güel, y que también incluyó
en su repertorio otra vocalista,
Maggie Carlés.
Otros intérpretes cubanos le han
cantado sus composiciones: Esther Borja,
Ramón Veloz, Elena Burke, Omara
Portuondo y las Hermanas martí.
Como intérprete solo canta su
propio repertorio, por sostener el
criterio de que esa es la mejor forma
de respetar la creación ajena.
Cuando canta, lo hace siempre
con la guitarra, que constituye para
ella un recurso técnico-expresivo
fundamental.
Sus canciones son escuchadas
en animados para la televisión y el
cine, e integran el repertorio de casi
todos los grupos de teatro infantil.
Ha musicalizado veintiocho rondas
de Gabriela Mistral y los versos del
Ismaelillo, de José Martí.
Ha realizado giras nacionales e
internacionales e inaugurado y dirigido
peñas para homenajear a poetas
y trovadores como la Peña de los
Juglares, en el parque Lenin, fundada
por ella en 1975.
Es acreedora de premios y
condecoraciones entre los que sobresalen
la Medalla Félix Varela
y la Distinción por la Cultura
Nacional.

MARZO
2012
La Habana, 6 de julio de 1934.
Compositora, guitarrista e intérprete
de su propia obra. Una
de las más sólidas y prestigiosas
compositoras de la cancionística
cubana. Gran premio de la Feria
Internacional Cubadisco 2001.
No obstante su vocación por la
literatura, se decidió finalmente
por el canto y la guitarra, que había
comenzado a estudiar a los once
años de edad con Francisquita
Villalta, a la que siguieron otros
prestigiosos pedagogos del instrumento
como Leopoldina Núñez
Marta Valdés
y Vicente González Rubiera
(Guyún), y los cursos recibidos en
el Seminario de Música Popular
impartidos por Alejo Carpentier,
Odilio Urfé y Manuel Moreno
Fraginals.
Integró un trío vocal-instrumental
aficionado y agrupaciones corales
que dirigió la profesora Cuca Rivero.
Se inció como compositora en el año
1955, y el tema amoroso fue el centro
de sus canciones, que se inscribieron
dentro de la línea del filin y fueron
utilizadas en películas y documentales
cubanos.
Ha publicado reseñas sobre discos
y recitales musicales en revistas y
periódicos, destacándose la columna
que con el nombre Nota Musical
mantuvo desde el año 1979 y hasta
principios de los 90 en la revista
Cuba Internacional.
Sus canciones y música para teatro
han sido premiadas en concursos
nacionales.
Ostenta, entre otras condecoraciones,
la Distinción por la
Cultura Nacional, la medalla Alejo
Carpentier y el Premio Anual conferido
por la Uneac en 1992.
Marta Cuervo
Marta Josefina Cuervo Villazón.
La Habana, 24 de abril de 1931.
Guitarrista y pedagoga.
Realizó estudios en el Conservatorio
Municipal de Música de La
Habana (hoy Conservatorio Amadeo
Roldán), donde se graduó de guitarra,
teoría y solfeo en 1953.
Comenzó su labor pedagógica en
1955 y en 1959 obtuvo por oposición
la plaza de profesora de Guitarra en
el Conservatorio Municipal, donde
se desempeñó como jefa de cátedra
de Guitarra. De igual modo,
ejerció la docencia en otros centros
como el Conservatorio Alejandro
García Catarla, la Escuela Nacional
de Música y el Centro de Superación
para la Enseñanza Artística.
Ha cooperado en la confección
de planes y programas de estudio
relacionados con la enseñanza de
la guitarra en cuba. Algunos de sus
alumnos han recibido premios en
certámenes nacionales e internacionales,
como Joaquín Clerch, Aldo
Rodríguez, Antonio Rodríguez y
Edel Muñiz.
Es la autora de un método para la
enseñanza de la guitarra. Ostenta las
medallas por la Educación Cubana y
la Distinción por la Cultura Nacional,
entre otros reconocimientos.
La Habana, 7 de marzo de 1954.
Trovadora, realizó estudios en el
Conservatorio Municipal de Música
de la Habana (hoy Conservatorio
Amadeo Roldán). Ha realizado recitales
y giras organizadas por la
Uneac, el ICAP y otras instituciones
cubanas, así como presentaciones
artísticas en varios países.
En 1988 integró con José Quesada
un popular dúo vocal-instrumental
en el que sobresaltó por su interpretación
peculiar. Como compositora
se distingue por su diversidad temática
y creación vinculada con formas
de realización y géneros populares
cubanos como el son, la rumba, el
guaguancó y la guaracha.
Ha compuesto más de cincuenta
obras con amplia difusión en la
radio y la televisión, y musicalizado
poemas de Guillén, Fina García
Marruz y Carilda Oliver Labra.
Es miembro del Ejecutivo de la
Asociación de Músicos de la Uneac.
Ostenta, entre otros reconocimientos,
la Distinción por la Cultura Nacional.
Marta Campos
Rita del Prado
La Habana, 4 de marzo de 1961.
Trovadora. Autora de canciones
para niños y adultos, e intérprete
de su propia obra. Guionista y directora
de programas radiales para
niños. Licenciada en Sicología en la
Universidad de La Habana (1993) y
graduada de nivel elemental en música
(1990).
Es fundadora del Movimiento de
la Canción Infantil latinoamericana
y del Caribe. Ha compuesto música
para teatro infantil, programas infantiles
televisivos, documentales y
cortos de ficción. Ha musicalizado
poemas de José Martí.
Por su trabajo como creadora,
ha sido premiada por la Uneac y el
Ministerio de Educación. Fue invitada
al III Encuentro de la Canción Infantil
Latinoamericana celebrado en México.
Ha realizado presentaciones en
Guatemala y Colombia y ha compartido
escenario con Teresita Fernández,
Marta Campos, Heidi Igualada, Vicente
Feliú y Alberto Faya, entre otros.
La Habana, 9 de abril de 1964.
Trovadora. Exponente femenina
de una de las últimas
generaciones de trovadores que
cobró auge en la década del 80.
graduada de nivel elemental
de guitarra y canto en los centros
de superación profesional
Ignacio Cervantes y Félix Varela
respectivamente
Ha realizado presentaciones
en los principales teatros
de la capital. Ha participado en
eventos y festivales nacionales
e internacionales y compartido
el escenario con destacadas
figuras de la música cubana
como Sara González y Anabel
López.
Compone desde 1985, y
aunque en su catálogo están
Heidi Igualada
presentes el bolero y la guajira, son
las canciones las que predominan
en su producción. También ha compuesto
música para teatro.
(Tomado del Diccionario de mujeres notables en la música cubana, de Alicia Valdés)

MARZO
2012
M A R Z O
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